Un islamista declara que el confidente del CNI apodado 'El Pollero' planificó el 11-M

05-05-07



Juicio por una masacre / Día 32

Un islamista declara que el confidente del CNI apodado 'El Pollero' planificó el 11-M


Acusa también a 'Cartagena', Toro y Zouhier

MANUEL MARRACO

MADRID.- El islamista Kamal Ahbar, en prisión por ayudar a los huidos del 11-M, aseguró ayer ante el tribunal que el responsable de organizar el atentado fue el colaborador del CNI Safwan Sabagh, El Pollero. A continuación, acusó a otro confidente, Cartagena, de haber preparado los móviles para las mochilas bomba. Ahbar ofreció respuestas para todo lo que la sorprendida fiscal le fue preguntando: quién colocó las mochilas, quién ordenó el atentado, cómo se pagó el explosivo...


Ninguno de los cientos de testigos que ya han comparecido había ofrecido tanta información sobre el núcleo de los atentados. Verdad o mentira, o muy probablemente ambas, las palabras del islamista Kamal Ahbar refuerzan la investigación policial en algunos puntos y la sacuden en otros muchos.

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En su larga declaración como testigo, que proseguirá el próximo lunes, Ahbar también implicó a Antonio Toro, Rafá Zouhier y, en menor medida, a Emilio Suárez Trashorras. Las acusaciones se extendieron a los terroristas fallecidos o huidos, mientras que exculpó a los musulmanes que se sientan en el banquillo. Por ejemplo, a Rabei Osman, El Egipcio («Ouhnane me dijo que no tenía nada que ver, que todo era una película»), Hassan Haski, Yusef Belhadj, Jamal Zougam («pregunté encarecidamente y me dijeron que no tenía nada que ver») y Basel Ghalyoun.

El testigo, imputado en otra causa por participar en el envío de muyahidin a Irak, describió con gran detalle algunas fases de la huida de los cuatro acusados del 11-M que se encuentran en busca y captura: Mohamed Afalah, Mohamed Belhadj, Daoud Ouhnane y Said Berraj. Ellos fueron, además, los que le proporcionaron las informaciones que ayer ofreció ante el tribunal.

Según sus palabras, los tres primeros sí participaron en los atentados, no así Said Berraj. «No tiene relación con el 11-M, incluso estaba en contra», dijo. «¿Dónde está Berraj?», preguntó la fiscal Olga Sánchez. «Murió en Irak en 2004, que en paz descanse». «¿Ouhnane?». «Ha muerto en Irak el 7 u 8 de junio de 2005». «¿Afalah?». «La última vez que le vi fue el 13 de febrero de 2005, en Siria».

También declaró que los «contactos» de la célula por los que preguntaba la fiscal eran El Pollero y el ex imam y testigo protegido Cartagena. Ambos han comparecido ya como testigos en este juicio. «Les dijeron que eran indicaciones de organizaciones de Irak. Creían en lo que nosotros llamamos resistencia y ustedes terrorismo».

«Los atentados de Madrid en parte también han sido organizados en Valencia y no tienen nada que ver con Al Qaeda». El testigo se explicó: «Cuando pasó esto, yo contacté personalmente con Irak, donde dispongo de muchos contactos, y les pregunté si tenían que ver con los atentados. Me dijeron que no». «Si fuera verdad», dijo, «no necesitaban explosivos, podían confeccionar los explosivos por otros medios y mucho más barato».

A continuación, habló del segundo confidente. «Se llama Cartagena o alguna cosa así. En noviembre de 2004, cuando habló en la Audiencia Nacional, es cuando descubrimos que era un espía. Fue la persona que les proporcionó los teléfonos preparados. Ellos se limitaron a enlazar los cables y los detonadores».

Antes del 11-M, Cartagena proporcionó a la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) información sobre islamistas, entre ellos Serhane El Tunecino. Los datos no evitaron los atentados, pero sí provocaron decenas de detenciones en las sucesivas operaciones Nova.

En cuanto a Sabagh, que estuvo imputado por Del Olmo, su tarea principal era controlar para el CNI al suicida de Leganés Allekema Lamari. El testigo explicó que en 2005 habló dos veces con Sabagh para facilitarle el contacto con Afalah, que entonces se encontraba en Siria. Sabagh acaba de ser absuelto por la Audiencia de pertenencia a una organización terrorista.

Ahbar declaró que en los trenes se montaron los siete suicidas, Afalah, Ouhnane y un tal Harrachi, que no está identificado en el sumario. En el caso de Ouhnane, precisó que había colocado dos mochilas.

Ahbar explicó que los atentados se habían financiado con un asalto a traficantes de hachís. «Fue contra una mafia de Europa oriental. Les quitaron más de 200 kilos de hachís, ademas de 135.000 euros». En cuanto a la entrega de los explosivos, habló de una primera de 50 o 60 kilos en la que participó Trashorras. Poco antes del 11-M, El Chino hizo una petición más elevada, supuestamente para venderlos en Marruecos. «Trashorras no colaboró, tenía sospechas, así que se quedaron Toro y Zouhier». A estos dos procesados también los implicó en la venta de tres Kalashnikov -«para atracos»- en la que supuestamente intervino un guardia civil que estuvo detenido.

Ahbar aseguró que no era la primera vez que ofrecía todos estos datos, que ya lo había declarado ante el juez Juan del Olmo. Sin embargo, fuentes de la Fiscalía de la Audiencia Nacional aseguraron ayer que no había declarado nada parecido ni en el Juzgado Central número 6 (operación Sello II) ni en el número 5 (operación Tigris).

El apartado más preciso de su declaración fue la descripción de las huidas. Una de sus primeras frases ante el tribunal -«Yo estuve en Turquía con Mohamed Afalah, uno de los implicados en las explosiones de los trenes»- anticipó que detrás iba a llegar mucha información.

Según dijo, la policía turca arrestó a Afalah cuando se dirigía a Irak. Estuvo en prisión y llegó a pasar por la embajada española, pero allí dijeron «que no tenía nada».

También el huido Belhadj llegó a estar detenido fuera de España tras los atentados. «La policía belga le llevó a comisaría y le tomó huellas. Tenían su foto colgada en la pared y él se sentó al lado. Le dieron 72 horas para salir del país».

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