El tedax de Vallecas declara que la mochila no llegó desde Ifema

20-03-07



Juicio por una masacre / Día 16

El tedax de Vallecas declara que la mochila no llegó desde Ifema


MANUEL MARRACO

MADRID.- La mochila de Vallecas venía «directamente» de la estación de El Pozo, sin pasar por Ifema. Así se lo dijeron al tedax que la desactivó y así lo declaró ayer él mismo ante el tribunal del 11-M, contradiciendo la versión que mantiene la fiscal.

«Pregunté a los funcionarios que de dónde venía, de dónde había salido esa bomba, y me dijeron taxativamente que venía de El Pozo», dijo. El subinspector de la Policía número 64.501 se llama Pedro, y fue el operador número 1, responsable de trasladar la bomba desde la comisaría de Puente de Vallecas hasta un parque cercano y de desactivarla. «[En la Comisaría], la bolsa estaba con otras que procedían de la estación de El Pozo. Digo esto porque pregunté a los funcionarios que de dónde venía, y me dijeron que venía directamente de El Pozo», añadió.

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Sus palabras respondían a una pregunta de la fiscal Olga Sánchez, que en su escrito de acusación mantiene que el largo periplo de la bolsa sí tuvo parada en el pabellón número 6 del recinto ferial.

Las pruebas de la Fiscalía quedan cada vez más en entredicho. Ayer, un guía canino puso en duda que en la Kangoo se hubiesen transportado explosivos. Y los 'tedax' insisten en que revisaron todos los efectos de El Pozo sin hallar la mochila. Hoy declaran los policías que participaron en la cadena de custodia.

Según la Fiscalía, en la jornada del 11 de Marzo «se fueron trasladando los [efectos] provenientes de la estación de El Pozo, en principio, desde dicho lugar a la Comisaría de Puente de Vallecas, y de allí a Ifema, si bien, con el fin de simplificar el trabajo que se estaba realizando en dicho lugar, se ordenó judicialmente que estos últimos volvieran de nuevo a la referida comisaría y que se reseñaran por miembros del Cuerpo Nacional de Policía».

Como se encargó de recordar ayer el tedax, la mochila se convirtió en la pieza clave de la investigación, puesto que la tarjeta de teléfono que portaba permitió llegar hasta el locutorio de Jamal Zougam. Cuando el letrado del marroquí, José Luis Abascal, insistió en si alguien le había explicado que la mochila «había tenido un itinerario distinto, que había pasado por Ifema», respondió que «en absoluto». «Al contrario. En las declaraciones que hice al juez instructor dije que ni siquiera había pasado por Ifema. Eso fue lo que se me dijo: que no había pasado por Ifema y que venía directamente de El Pozo».

Las discrepancias sobre el teórico recorrido de la mochila y si se mantuvo la cadena de custodia deberían resolverse en la jornada de hoy, con la declaración de varios de los policías que participaron en el traslado de los efectos de El Pozo. El inspector encargado de la cadena de custodia declaró ante el juez Juan del Olmo que no podía garantizar que ésta no se hubiera roto a lo largo del día 11.

Los agentes que hicieron los traslados se quedaron «sorprendidos» al saber que habían paseado una bomba por Madrid, según relató ayer el tedax. «Se sorprendieron cuando les dije que era una bomba. 'Pues la hemos metido de cualquier manera en el maletero', me dijeron».

No fueron los únicos sorprendidos. La misma sensación la tuvo el tedax en el Parque Azorín, cuando examinó el artefacto con calma. Allí había dos firmas, la del experto que preparó el teléfono y la del chapuzas que lo conectó a los 10 kilos de explosivo.

«No cuadra la confección del teléfono móvil porque, aunque es sencilla, es muy ingeniosa. No cuadra con el empalmado de los cables», que no estaban protegidos por cinta aislante. «Da la sensación de que alguien elaboró el teléfono móvil porque está muy bien confeccionado. Es simple, pero tuvo que probarse previamente para ver si daba tensión suficiente para energetizar el detonador. Y eso no cuadra con la pequeña chapuza, entre comillas, de no encintar los cables. No es lógico».

«Allí hubo dos manos: alguien que hizo los teléfonos y alguien recibió las instrucciones de simplemente empalmar, y olvidaron un detalle fundamental, que es aislarlos», añadió.

Con circunloquios, añadió que no se parecía a las bombas preparadas por ETA: «Desde luego no se corresponde con las que utilizan otros grupos terroristas de carácter autóctono como, por ejemplo, aquí en España. Sí nos llegan casos bastante similares, sobre todo de países de Oriente Medio».

Parte del interrogatorio de los tres tedax que intervinieron en la desactivación de la mochila de Vallecas se centró en la información que pudo aportar la radiografía del artefacto. En ella se puede comprobar que uno de los cables no se encuentra conectado, por lo que, en teoría, no podía estallar. Sin embargo, Pedro ofreció ayer su propia explicación, relacionada con esa mano chapucera. «No funcionó porque los empalmes practicados en los cables no llevaban cinta aislante». Es decir, al moverla se pudieron juntar los cables «y cuando surge el flujo eléctrico de la batería del teléfono se produce un cortocircuito, salta una chispa, y la energía no llega al detonador».

Entre otros datos sobre el artefacto, explicó que vio perfectamente que el teléfono estaba apagado. También por esto preguntó la defensa de Zougam. «¿Dónde quiere ir a parar?», preguntó el presidente del tribunal, Javier Gómez Bemúdez. «A que no era necesaria la tarjeta para activar la bomba», respondió el abogado.

Por último, el artificiero volvió a asegurar, como los compañeros que le precedieron y quienes declararon a continuación, que en los trenes se inspeccionó todo para que una mochila como la desactivada en Vallecas no se les escapase. «Se revisaron todos los bultos, las inmediaciones, todo, absolutamente todo», dijo, en referencia a su labor en la calle de Téllez.

El siguiente tedax en intervenir fue el inspector jefe de la Brigada de Madrid, que en la mañana de 11-M estuvo, precisamente, en El Pozo. «¿Revisaron las bolsas ya en los andenes?» «Sí» «¿Vieron la bolsa que luego se desactivó?» «No».

Esa misma noche acudió a la comisaría de Vallecas, donde actuó como operador número 2, encargado de ayudar al desactivador. También a él le dijeron que la bolsa provenía de El Pozo. El mismo dato lo corroboró el operador número 3: «Nos dijeron que venía directamente de El Pozo a comisaría».

En la sesión de la tarde declararon tres testigos cuyo hilo conductor fue otra mochila distinta, que estalló en El Pozo al intentar desactivarla: un tedax, un policía municipal y un policía nacional. De lo escuchado ayer, ese hilo presentaba algunos nudos. El municipal dijo que él la encontró en el tren, la dejó en el andén e informó al nacional. El nacional, que nadie le dijo nada, que él la vio porque le llamó la atención y que se lo dijo a dos personas que «dijeron ser tedax», a los que también les informó de otra bolsa sospechosa que no pudo llegar a ver. Por último, el tedax aseguró que nadie le informó de la mochila y que sólo se fijó en ella al verla apartada junto a los trenes.

Al margen de a quién se deba el mérito de descubrirla, el contenido de la mochila también difiere. El tedax y el policía nacional mantuvieron que el explosivo estaba en una bolsa azul de basura, como la que se encontró horas más tarde en Vallecas. Sin embargo, el policía municipal vio otra cosa. El explosivo estaba era una tartera de «color anaranjado». «Lo que yo vi no era azul», insistió.

La discrepancia se extendió a los cables del detonador. Rojo y negro, según la versión municipal. Rojo y azul, según la del tedax. Aquí hubo empate, porque el nacional no lo recordaba.

En cuanto a la mochila que nunca estuvo allí, la declaración del tedax volvió a tocar el asunto de la revisión de los trenes. No pudo ser más claro: él mismo y otros tres compañeros de unidad revisaron todos los bultos de El Pozo, incluidos los que ya estaban apilados en el andén cuando llegaron. Además, lo hicieron «dos veces» y abriendo «una a una» cada bolsa.

LAS FRASES

Acusación particular: ¿Es factible que quien haya montado este artefacto haya sido una sola persona, o un grupo de dos o tres con los mismos conocimientos técnicos?

'Tedax Pedro': Desde mi punto de vista, no cuadra la confección del teléfono móvil, que aunque es sencilla, es muy ingeniosa, con el empalmado de los cables. Da la impresión de que alguien confeccionó el teléfono [...] y otro hizo la pequeña chapuza de no encintar los cables.

José Luis Abascal (defensor de Zougam y Ghalyoun): Ha explicado que en la comisaría de Vallecas le dijeron que la mochila había venido directamente de El Pozo...

'T. P.': Efectivamente.

J. L. A.: ¿Nadie le explicó que había tenido otro itinerario, que había ido hasta Ifema y había vuelto?

'T. P.': En absoluto. Todo lo contrario. De hecho, si no recuerdo mal, en las declaraciones ante el juez instructor yo dije que ni siquiera había pasado por Ifema. Que venía directamente de El Pozo.

José Luis Abascal: En el caso de que en esa furgoneta se hubieran transportado 50 o 30 kilos de explosivos, ¿el perro habría detectado ese olor?

Guía canino: Sí, lo habría detectado inmediatamente, porque quedarían restos.

Acusación particular: ¿Y si hubieran ido dentro de una bolsa de plástico bien cerrada, y ésta dentro de una mochila con las cremalleras bien apretadas?

G. C.: Si hay bastante cantidad, es fácil que el animal lo detecte [...]. Siempre quedan restos [...].

A. P.: ¿Pero podría ser que no en algún caso?

G. C.: Si hay esa cantidad, es difícil.

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