SI HABIA RESTOS DEL 11-M, PERO MANZANO NI LOS ANALIZO NI LOS APORTO

21-05-07



Editorial

SI HABIA RESTOS DEL 11-M, PERO MANZANO NI LOS ANALIZO NI LOS APORTO


A sólo una semana de que el juicio se adentre en el interrogatorio de los peritos que han hecho los análisis de los explosivos, la información que hoy publica Casimiro García-Abadillo aporta nuevas claves para entender por qué tres años después de la masacre seguimos sin saber qué sustancia voló los trenes aquella aciaga mañana.

Como no podía ser de otra manera, las nuevas revelaciones vuelven a poner el foco sobre la desastrosa actuación del ex jefe de la Unidad Central de los Tedax, Sánchez Manzano. Pese a que los protocolos de actuación no le facultaban para ello, Manzano arrebató el caso desde el primer momento a sus colegas de la Brigada Provincial y puso de inmediato a sus hombres a recoger restos de los trenes. Estas muestras continuaron llegando a la unidad hasta el 18 de marzo y muchas de ellas se almacenaron en un semisótano del complejo policial de Canillas -el Depósito de Restos Judiciales- sin la custodia preceptiva y sin el etiquetado que exigen las normas.
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Las órdenes de Sánchez Manzano despiden el inconfundible aroma a chapuza que impregna muchas de las investigaciones del 11-M, pero nadie debería llevarse a engaño: aquí no ha habido sólo negligencia. Ha tenido que haber algo más. De otra manera no se explica que, tras la recogida de kilos de muestras de los focos, no se hiciera más que un análisis de lo que explotó en los trenes: el que se llevó a cabo en el laboratorio de los Tedax al mediodía del 11-M. A la espera de lo que diga en el juicio la química que realizó esa pericia, según la versión oficial en ese análisis sólo se pudo determinar que el explosivo tenía «componentes genéricos de las dinamitas».

La pregunta no puede ser más evidente: si damos por buena la tesis de que en ese primer análisis no se pudo averiguar qué fue lo que estalló en los trenes, ¿por qué no se echó mano de las muestras que ese mismo día y durante la semana siguiente a los atentados siguieron llegando a la unidad? ¿Prefirió Manzano mantener sus pesquisas en una zona de sombra que le permitiera respaldar la emergente tesis de la Goma 2 ECO en vez de averiguar la verdad?

Conviene recordar que, pese a sus divergencias, los ocho peritos que tres años después han hecho los primeros análisis científicos han coincidido en una cosa: los 23 restos que se les han dado -todos lavados con agua y acetona menos el que precisamente tiene los componentes del Titadyn- no son suficientes para determinar el explosivo de la masacre. ¿Dónde está la metralla de las explosiones controladas? ¿Dónde la tierra del cráter que éstas dejaron sobre el terreno?

Ahora bien, el Tribunal no debería caer en el error de creer que los restos almacenados en ese depósito son ahora la clave que puede resolver el caso. El hecho de que no estén etiquetados y de que no hayan sido protegidos por una cadena de custodia clara relativiza de antemano el valor de cualquier análisis que se realizara ahora. Lo que sí debería hacer el Tribunal es tomar buena nota de la conducta del ex jefe de los Tedax, cuyo papel en la recogida de restos supone en el mejor de los casos una inaceptable negligencia y en el peor una actuación que raya en el encubrimiento y la manipulación de pruebas. En todo un caso, un crimen que no puede quedar sin castigo

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