La Guardia Civil de Asturias desmonta la versión que dio el jefe de la UCO

16-10-04



11-M LA INVESTIGACION

La Guardia Civil de Asturias desmonta la versión que dio el jefe de la UCO


En contra de lo afirmado por el coronel Hernando, sus hombres nunca dejaron de coordinar la investigación de la trama de los explosivos del 11-M - «No se trataba de un asunto local, sino que era una banda que operaba desde Madrid», refuta el teniente coronel Aldea

MANUEL CERDAN

FERNANDO ALDEA

  • Teniente coronel de la Comandancia de Oviedo durante las investigaciones sobre la 'célula de Avilés' y los atentados del 11-M.
  • Actual jefe interino de la Guardia Civil de Asturias.
  • Ocupa destinos en el Principado desde que era teniente de Tráfico.

PEDRO LAGUNA

  • Coronel de la la Guardia Civil de Asturias durante el 11-M.La zona dispone de dos comandancias: Gijón y Oviedo.
  • Dejó Asturias en junio pasado al ser ascendido a general por el actual Gobierno.
  • Actual jefe de la Guardia Civil en Castilla y León.

MADRID.- Dos altos mandos de la Guardia Civil desmintieron ayer ante la Comisión del 11-M la versión sobre la célula de Avilés aportada por Félix Hernando, el jefe de la Unidad Central Operativa (UCO), en su comparecencia del pasado mes de julio. En contra de lo afirmado por este coronel, sus hombres no dejaron en febrero de 2003 la investigación sobre la trama de narcotráfico y de los explosivos de Avilés, fecha en que remitieron un informe a la Guardia Civil de Asturias sobre Emilio Suárez Trashorras y Antonio Toro.
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El teniente coronel Fernando Aldea, jefe de la Comandancia de Oviedo, afirmó ante los comisionados que su unidad se mantuvo en contacto con los agentes de Madrid: «Las conversaciones con la UCO duraron hasta finales de 2003, y de lo que tratamos con la UCO era de derivar o que nos aportara datos sobre el tráfico de drogas, que era una posibilidad más». Sigue en página 8

Los testimonios del general Pedro Laguna -jefe de la Guardia Civil de Asturias hasta junio- y de su subordinado Fernando Aldea desvirtuaron, asimismo, el contenido de los informes emitidos por la Dirección de la Guardia Civil sobre la trama de los explosivos, que fueron entregados a los comisionados. Estos informes, que se referían a un supuesto «vasto y extenso operativo» en Asturias fueron elaborados a partir de la información de la UCO y sin la participación de la Guardia Civil de Asturias. El propio Carlos Gómez Arruche, director del Instituto Armado, se vio obligado a reconocer ante los comisionados que los había firmado sin detenerse en su contenido.

Los altos cargos de las Fuerzas de Seguridad en Asturias afirmaron que las motivaciones que arguyó Hernando para que la UCO se desvinculara de las investigaciones en Asturias no eran ciertas. Para el general Laguna, la demarcación de la investigación nunca fue local, como afirmó Hernando ante los diputados. Aldea llegó aún más lejos: «Si me dicen que hay unos hechos en Asturias, pero que esa gente de Asturias se está moviendo por Madrid intentando vender explosivos, intentando comprar droga, que alguien me diga qué ámbito local es ése. Era una banda organizada fuera de Asturias».

Los altos jefes del Principado también aclararon que los agentes de su unidad iniciaron con información propia sus investigaciones sobre la red de la venta de droga y explosivos, antes de que la UCO siguiera el rastro a Emilio Suárez Trashorras y a su cuñado Toro.

Félix Hernando declaró todo lo contrario ante la Comisión. Señaló que la investigación fue una iniciativa de la UCO y que el alférez Víctor se desplazó a Asturias en febrero de 2003 para verificar la información sobre los explosivos que les había facilitado el confidente Rafá Zouhier. El marroquí, que colaboraba con la UCO desde 2001, había coincidido en la cárcel de Villabona (Asturias) con Antonio Toro, quien le había confesado que tenía en su poder 150 kilogramos de dinamita. Toro estaba en aquella fecha en la nómina de confidentes de la policía de Avilés, aunque los mandos de la Guardia Civil mantuvieron ayer que ellos desconocían esa condición de confidente cuando iniciaron sus pesquisas. Tampoco sabían que Suárez Trashorras trabajaba para el inspector Manuel García Rodríguez.

El teniente coronel Aldea insistió en que, antes de que la UCO redactara el informe sobre la red de Suárez Trashorras y Toro, el 27 de febrero de 2003, y llegara a su poder a mediados de marzo, sus agentes, bajo las órdenes del comandante Jambrina, ya estaban sobre la pista de los explosivos. Habían obtenido los datos meses antes de José Ignacio Fernandez, conocido en el mundo del hampa como Nayo, quien también había coincidido en la cárcel de Villabona con Antonio Toro.

Nayo manifestó a la Guardia Civil que Toro y su cuñado guardaban en la zona de El Carballal 100 kilos de dinamita y que pensaban venderlos al mejor postor.

El general Laguna, quien declaró ante los comisionados después de Aldea, también indicó que la nota de la UCO -en la que se les informaban de la existencia de una organización que traficaba con explosivos y que tenía capacidad para introducir en Asturias fuertes cantidades de hachís- sólo se diferenciaba de sus pesquisas en la cantidad: «Ellos hablaban de 50 kilos más de explosivos».

Los mandos de Asturias también desmintieron las versiones de Hernando y de su subordinado Víctor, según las cuales la UCO decidió redactar su informe número 40.902 (de 27/02/03) y remitirlo a Asturias cuando se percató de que el asunto a investigar tenía una «demarcación local» y la competencia, por tanto, correspondía a sus colegas asturianos. Aldea y Laguna señalaron ayer que la nota fue elaborada en Madrid a requerimiento de la Comandancia de Oviedo, concretamente por el comandante Jambrina. Este sugirió a sus compañeros que plasmaran en una nota los datos obtenidos en Avilés en su breve visita de tres días al Principado.

El propio teniente coronel Aldea desmintió otras afirmaciones de Hernando. El jefe de la UCO manifestó que su unidad abandonó la investigación tras delegar la competencia en Asturias y que no fue retomada hasta marzo de 2004, tras los atentados. Aldea reconoció, en cambio, que sus hombres continuaron en contacto telefónico con los agentes de la UCO mientras se desarrollaron las pesquisas.

Asimismo, Hernando manifestó en su comparecencia de julio pasado que las investigaciones sólo se centraron en Suárez Trashorras, afirmación ésta que también fue desmentida por el teniente coronel.Según el alto cargo de Asturias, desde el primer momento, tanto Suárez Trashorras como Toro fueron objeto de las investigaciones.Incluso, llegó a mantener que la UCO les remitió en su informe fotografías de Toro, pero más tarde se desdijo.

En el informe de la UCO de febrero de 2003, remitido a la Comisión y del que ayer dio cuenta EL MUNDO, también se hace mención a Toro, en contra de las afirmaciones de Hernando. Se señala: «Se adjunta fotografía de Antonio Toro y de éste con su novia».

Los mandos de la Guardia Civil de Asturias reconocieron ante los comisionados que sus agentes informaron verbalmente a la Fiscalía de Asturias de sus pesquisas, pero que nunca formalizaron unas diligencias ni presentaron ningún escrito. Mantienen que carecían de pruebas para imputar a Toro o a Suárez Trashorras y que éstas no pudieron ser obtenidas a lo largo de la investigación.Para los jefes de Asturias, finalmente, falló el control de los explosivos en el interior de la mina Conchita.


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