Zapatero advierte a EEUU de que su posición contra la Guerra de Irak es inamovible

16-10-04



Zapatero advierte a EEUU de que su posición contra la Guerra de Irak es inamovible


Afirma que ni siquiera bajo mando de la ONU el Gobierno enviará un solo militar al país árabe - El presidente recurre a la «diplomacia» para afear indirectamente la actitud del embajador Argyros

MARISA CRUZ. Enviada especial

LAGO BALATON (HUNGRIA).- José Luis Rodríguez Zapatero hizo ayer un «ejercicio de diplomacia» para afear indirectamente la actitud del embajador de EEUU en Madrid, George L. Argyros, el Día de la Fiesta Nacional. El presidente evitó avivar la polémica y entrar en una espiral de declaraciones con el representante norteamericano, pero sí quiso lanzar un mensaje claro hacia Washington: nada ni nadie le hará cambiar su convencimiento de que la Guerra de Irak ha sido un estrepitoso fracaso.
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«No haré valoraciones», dijo Zapatero, «sobre las declaraciones del embajador de EEUU, ni sobre si sus métodos son diplomáticos o no. Lo único que precisaré es que no voy a cambiar mis posiciones sobre la Guerra de Irak. Mantengo mi postura discrepante y es una postura de fondo que responde a mi compromiso con el pueblo español. Creo, además, que el tiempo me ha dado la razón», recalcó.

El presidente hizo estas declaraciones al término de la sexta Cumbre de Líderes Progresistas celebrada a orillas del lago Balatón (Hungría), y tras mantener un encuentro bilateral con el primer ministro británico, Tony Blair, principal aliado de la Administración norteamericana en Irak.

Rodríguez Zapatero fue presionado insistentemente por los periodistas para que expresara su opinión sobre la no asistencia al desfile militar del embajador de EEUU. Y también sobre las declaraciones de éste, dos días más tarde, cuando afirmó públicamente, tras almorzar con el Rey Juan Carlos, que no había acudido a los actos del 12 de octubre porque quería desairar al presidente del Gobierno, quien, el año anterior, cuando todavía era líder de la oposición, decidió no levantarse al paso de la bandera de las barras y estrellas, invitada a participar en la parada militar de la Fiesta Nacional.

La actitud de Argyros ha causado evidente malestar en la Administración española, hasta el punto de que el propio ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, ha recordado que era «obligación» del más alto representante de EEUU en España acudir, al igual que el resto del cuerpo diplomático acreditado en Madrid, a los actos del 12 de octubre.

Pese a ello, el presidente del Gobierno insistió en su deseo de «ejercer la diplomacia» y expresar su voluntad de mantener, por encima de la «profunda discrepancia que supone el conflicto de Irak», unas relaciones estrechas con un país «amigo y aliado» como es EEUU. Zapatero añadió que éste será el sentido de todas las gestiones que realice el nuevo embajador de España en Washington, Carlos Westendorp.

El presidente, que reconoció haber expresado en privado su opinión favorable al candidato demócrata John Kerry, rechazó repetir su preferencia en público. «No lo haré porque deseo mantener el máximo respeto ante el proceso electoral norteamericano. Eso es lo mismo que pido a los demás para España», insistió.

Rodríguez Zapatero repasó, además, los puntos más destacados de su conversación con el primer ministro británico, Tony Blair.Irak estuvo en el centro del encuentro, tal y como reconoció el presidente, quien señaló que las posiciones de ambos en este terreno siguen siendo totalmente divergentes.

Pese a ello, entre Madrid y Londres sigue vivo el espíritu de la colaboración tanto en el terreno europeo como en el ámbito internacional, e incluso coinciden en la necesidad de hacer un esfuerzo conjunto para impulsar la democratización y la estabilidad de Irak.

En este sentido, Zapatero se mostró convencido de que una conferencia internacional sobre Irak como la que ya se prepara en El Cairo cosechará un nuevo fracaso si no se celebra bajo el auspicio de Naciones Unidas y congrega al mayor número de países posible.

El presidente hizo hincapié, además, en que España no enviará ni a un solo soldado a territorio iraquí. Esta decisión es firme y no tiene vuelta de hoja. El Gobierno no desplegará fuerzas en Irak ni aun cuando la ONU organizara el envío de una misión de cascos azules. «A lo que sí estamos dispuestos», añadió Zapatero, «es a poner todo nuestro esfuerzo político, económico y diplomático para ver un Irak democrático y unido»

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