La Policía investigó en 2002 a petición del fiscal si Trashorras traficaba con explosivos
16-10-04
11-M LA INVESTIGACION / LA CONEXION ASTURIANA
La Policía investigó en 2002 a petición del fiscal si Trashorras traficaba con explosivos
El jefe superior de Asturias califica de «cuento» que el ex minero tuviera 400 kilos de Goma 2 - Considera «inverosimil» que ETA utilizara delincuentes comunes para conseguir explosivos
FERNANDO LAZARO
JUAN CARRETERO
11-M LA INVESTIGACION / LA CONEXION ASTURIANA
La Policía investigó en 2002 a petición del fiscal si Trashorras traficaba con explosivos
El jefe superior de Asturias califica de «cuento» que el ex minero tuviera 400 kilos de Goma 2 - Considera «inverosimil» que ETA utilizara delincuentes comunes para conseguir explosivos
FERNANDO LAZARO
JUAN CARRETERO
- Actual Jefe superior de policía de Asturias.
- Ha estado destinado en el País Vasco durante muchos años y está considerado como un experto en la lucha antiterrorista.
- Es el mando del inspector de Avilés Manuel García Rodríguez, que tenía como confidente a Suárez Trashorras.
MADRID.- Juan Carretero fue preciso y conciso en sus respuestas.El actual jefe superior de Policía de Asturias admitió que en abril de 2002, tras recibir una información de la Fiscalía asturiana, se puso en marcha una operación policial para localizar 400 kilos de explosivos que se suponía que José Emilio Suárez Trashorras ocultaba en Avilés.
(.../...)
En su declaración, el mando policial detalló que en aquella fecha, en las reuniones habituales de los responsables de Policía Judicial con la Fiscalía del Tribunal Superior de Asturias, se les informó de que había un preso que quería facilitar informes sobre una trama de tráfico de explosivos a cambio de una rebaja de la pena.Carretero no cita nombres pero se refiere a la información que la Fiscalía recibe del abogado de Ignacio Fernández, Nayo.
Los agentes visitaron en la cárcel a este preso, encarcelado en la operación Pipol, y que éste les dijo que Emilio Suárez Trashorras escondía más de 400 kilos de Goma 2 en una zona de Avilés, indicó Carretero.
Aseguró que tras recibir esa información, los agentes inspeccionaron esa zona, incluso utilizaron perros adiestrados en la detección de explosivos, realizaron un control de la zona por si aparecía el sospechoso pero no se pudo concluir nada. Según Carretero, la denuncia de este preso era «un cuento».
Asimismo, calificó de «inverosímil» la hipótesis de que ETA se sirviera de una trama de delincuentes comunes para obtener armas y explosivos. «No conozco ningún caso en el que ETA haya entrado en contacto con delincuentes comunes para adquirir explosivos; primero, porque los etarras no se fían de estos delincuentes y segundo, por motivos de seguridad interna», afirmó.
También cuestionó el adoctrinamiento que Trashorras pudo realizar a «los moritos» sobre el manejo de explosivos. «Seguramente sabía activar un cartucho de dinamita», pero dudó de que les pudiera aleccionar sobre cómo activar explosivos por medio de teléfonos móviles, como sucedió el pasado 11-M.
«Ha sorprendido al mundo entero que unos delincuentes, traficantes de estupefacientes, unos moros que son delincuentes comunes, hayan podido hacer lo que han hecho», añadió. Carretero aseguró que los confidentes mantienen relaciones personales, únicas, con cada agente, no son colaboradores para todo el cuerpo policial.
Por este motivo justificó que hasta que no salió a la luz pública, nunca tuvo conocimiento de que Suárez Trashorras fuera un confidente o colaborador de Manuel García Rodríguez, inspector jefe de Avilés.Fue entonces cuando se le informó de que un confidente del jefe de estupefacientes de Avilés estaba facilitando datos sobre los atentados.
Desde 2001, afirmó, conoce la existencia de Trashorras al efectuarle un registro domiciliario por tenencia de estupefacientes en el que se encuentran «algunos cartuchos de Goma 2». Pese al hallazgo, Carretero tiene al ex minero por un delincuente común de poca monta, dedicado al trapicheo de estupefacientes, por lo que no se dio traslado de la dinamita a la Intervención de la Guardia Civil. Además, explicó que en Asturias y también del País Vasco es habitual que haya personas que tengan en sus casas cartuchos de dinamita. Explicó que Suárez tenía los cartuchos que se localizaron en la operación Pipol, tirados en el garaje, «como si fueran unos zapatos viejos». Recordó que en algunas localidades de la zona se explotan cartuchos durante las fiestas.
Reconoció que no es un tráfico legal, pero insistió en que en las minas asturianas es «normal» y «se sabe» que se sustraen cartuchos sobre los que es difícil mantener control y seguimiento.Pese a este reconocimiento, el jefe de policía de Asturias cree que no hay necesidad de que la Guardia Civil y la policía intercambien información en esta materia.
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En su declaración, el mando policial detalló que en aquella fecha, en las reuniones habituales de los responsables de Policía Judicial con la Fiscalía del Tribunal Superior de Asturias, se les informó de que había un preso que quería facilitar informes sobre una trama de tráfico de explosivos a cambio de una rebaja de la pena.Carretero no cita nombres pero se refiere a la información que la Fiscalía recibe del abogado de Ignacio Fernández, Nayo.
Los agentes visitaron en la cárcel a este preso, encarcelado en la operación Pipol, y que éste les dijo que Emilio Suárez Trashorras escondía más de 400 kilos de Goma 2 en una zona de Avilés, indicó Carretero.
Aseguró que tras recibir esa información, los agentes inspeccionaron esa zona, incluso utilizaron perros adiestrados en la detección de explosivos, realizaron un control de la zona por si aparecía el sospechoso pero no se pudo concluir nada. Según Carretero, la denuncia de este preso era «un cuento».
Asimismo, calificó de «inverosímil» la hipótesis de que ETA se sirviera de una trama de delincuentes comunes para obtener armas y explosivos. «No conozco ningún caso en el que ETA haya entrado en contacto con delincuentes comunes para adquirir explosivos; primero, porque los etarras no se fían de estos delincuentes y segundo, por motivos de seguridad interna», afirmó.
También cuestionó el adoctrinamiento que Trashorras pudo realizar a «los moritos» sobre el manejo de explosivos. «Seguramente sabía activar un cartucho de dinamita», pero dudó de que les pudiera aleccionar sobre cómo activar explosivos por medio de teléfonos móviles, como sucedió el pasado 11-M.
«Ha sorprendido al mundo entero que unos delincuentes, traficantes de estupefacientes, unos moros que son delincuentes comunes, hayan podido hacer lo que han hecho», añadió. Carretero aseguró que los confidentes mantienen relaciones personales, únicas, con cada agente, no son colaboradores para todo el cuerpo policial.
Por este motivo justificó que hasta que no salió a la luz pública, nunca tuvo conocimiento de que Suárez Trashorras fuera un confidente o colaborador de Manuel García Rodríguez, inspector jefe de Avilés.Fue entonces cuando se le informó de que un confidente del jefe de estupefacientes de Avilés estaba facilitando datos sobre los atentados.
Desde 2001, afirmó, conoce la existencia de Trashorras al efectuarle un registro domiciliario por tenencia de estupefacientes en el que se encuentran «algunos cartuchos de Goma 2». Pese al hallazgo, Carretero tiene al ex minero por un delincuente común de poca monta, dedicado al trapicheo de estupefacientes, por lo que no se dio traslado de la dinamita a la Intervención de la Guardia Civil. Además, explicó que en Asturias y también del País Vasco es habitual que haya personas que tengan en sus casas cartuchos de dinamita. Explicó que Suárez tenía los cartuchos que se localizaron en la operación Pipol, tirados en el garaje, «como si fueran unos zapatos viejos». Recordó que en algunas localidades de la zona se explotan cartuchos durante las fiestas.
Reconoció que no es un tráfico legal, pero insistió en que en las minas asturianas es «normal» y «se sabe» que se sustraen cartuchos sobre los que es difícil mantener control y seguimiento.Pese a este reconocimiento, el jefe de policía de Asturias cree que no hay necesidad de que la Guardia Civil y la policía intercambien información en esta materia.
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