Aznar: «Batasuna es el caballo de Troya del terrorismo para burlar las defensas del Estado»
27-06-06
ALTO EL FUEGO / La visión de un ex presidente
ALTO EL FUEGO / La visión de un ex presidente
Aznar: «Batasuna es el caballo de Troya del terrorismo para burlar las defensas del Estado»
Precisa que no hay un 'proceso de paz', sino de «entrega, sumisión y rendición» ante la banda - Un centenar de radicales abuchea e insulta al dirigente 'popular' durante su visita a Durango
MARCOS IRIARTE
BILBAO.- Lo recibieron con gritos de independentzia y lo despidieron entre insultos, salivazos a su coche y empujones a la Ertzaintza. La visita del ex presidente del Gobierno José María Aznar a la localidad vizcaína de Durango fue ayer un claro exponente del odio y la tensión que todavía anidan en el País Vasco.
(.../...)
Invitado por el PP de Vizcaya para recoger el V Premio José María Pedrosa, por su trayectoria en favor de las víctimas del terrorismo, Aznar aprovechó el acto para alentar a sus compañeros de filas y para advertir de que en el debate abierto en torno al eventual proceso de paz, «en la estrategia de ETA, que la banda adapta a su situación de debilidad, Batasuna es el caballo de Troya del terrorismo etarra para burlar las defensas del Estado de Derecho y del orden constitucional».
Apenas eran un centenar los radicales apostados ante el hotel en el que el ex presidente fue homenajeado, pero se hicieron notar. Parapetados detrás de una pancarta en la que se podía leer Mahia Orain (La mesa ahora), los simpatizantes de la izquierda abertzale recibieron y despacharon a Aznar entre insultos contra su persona y su partido: «Ni os queremos ni os necesitamos»; «Vete a España»; «Fascistas»... Al otro lado de la calle, gritos de «¡Libertad!» y aplausos.
«Valentía»
Aznar, que llegó a Durango acompañado de la presidenta del PP vasco, María San Gil, ni se giró a mirarlos. Una vez dentro del hotel, no pudo sino alentar a los militantes de su partido en el País Vasco y felicitarles por su «valentía» y su determinación para no caer en la provocación de quienes les acusan de «estar en contra de la paz».
El mensaje de Aznar fue claro y conciso: con la ilegalizada Batasuna y con ETA no se puede hablar. «Batasuna no es la prueba de la decisión de abandonar el terrorismo que algunos creen ver en los supuestos discursos de paz de sus dirigentes», advirtió.
El ex presidente del Ejecutivo consideró que abrir una «negociación política» con la formación ilegalizada «es una burla a la legalidad y significa la sumisión del futuro político del País Vasco, en particular, y de España, en general, a la capacidad de coacción de los terroristas», así como una «ruptura completa de las reglas del juego democrático y constitucional».
«Y cuando se juega sin reglas», sentenció, «los terroristas son los que adquieren ventaja».
José María Aznar insistió en que no se puede «premiar» a ETA «por dejar de matar», y censuró las «infamias» que sostienen que el Partido Popular no quiere la paz en el País Vasco.
«No creemos que aquí haya un proceso de paz», concluyó el ex presidente, «sino que lo que hay es un proceso de entrega, sumisión y rendición a los terroristas». «¿Vamos a darles ahora lo que les hemos negado en nombre de la decencia, de la libertad y de la democracia durante casi 40 años?».
Precisa que no hay un 'proceso de paz', sino de «entrega, sumisión y rendición» ante la banda - Un centenar de radicales abuchea e insulta al dirigente 'popular' durante su visita a Durango
MARCOS IRIARTE
BILBAO.- Lo recibieron con gritos de independentzia y lo despidieron entre insultos, salivazos a su coche y empujones a la Ertzaintza. La visita del ex presidente del Gobierno José María Aznar a la localidad vizcaína de Durango fue ayer un claro exponente del odio y la tensión que todavía anidan en el País Vasco.
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Invitado por el PP de Vizcaya para recoger el V Premio José María Pedrosa, por su trayectoria en favor de las víctimas del terrorismo, Aznar aprovechó el acto para alentar a sus compañeros de filas y para advertir de que en el debate abierto en torno al eventual proceso de paz, «en la estrategia de ETA, que la banda adapta a su situación de debilidad, Batasuna es el caballo de Troya del terrorismo etarra para burlar las defensas del Estado de Derecho y del orden constitucional».
Apenas eran un centenar los radicales apostados ante el hotel en el que el ex presidente fue homenajeado, pero se hicieron notar. Parapetados detrás de una pancarta en la que se podía leer Mahia Orain (La mesa ahora), los simpatizantes de la izquierda abertzale recibieron y despacharon a Aznar entre insultos contra su persona y su partido: «Ni os queremos ni os necesitamos»; «Vete a España»; «Fascistas»... Al otro lado de la calle, gritos de «¡Libertad!» y aplausos.
«Valentía»
Aznar, que llegó a Durango acompañado de la presidenta del PP vasco, María San Gil, ni se giró a mirarlos. Una vez dentro del hotel, no pudo sino alentar a los militantes de su partido en el País Vasco y felicitarles por su «valentía» y su determinación para no caer en la provocación de quienes les acusan de «estar en contra de la paz».
El mensaje de Aznar fue claro y conciso: con la ilegalizada Batasuna y con ETA no se puede hablar. «Batasuna no es la prueba de la decisión de abandonar el terrorismo que algunos creen ver en los supuestos discursos de paz de sus dirigentes», advirtió.
El ex presidente del Ejecutivo consideró que abrir una «negociación política» con la formación ilegalizada «es una burla a la legalidad y significa la sumisión del futuro político del País Vasco, en particular, y de España, en general, a la capacidad de coacción de los terroristas», así como una «ruptura completa de las reglas del juego democrático y constitucional».
«Y cuando se juega sin reglas», sentenció, «los terroristas son los que adquieren ventaja».
José María Aznar insistió en que no se puede «premiar» a ETA «por dejar de matar», y censuró las «infamias» que sostienen que el Partido Popular no quiere la paz en el País Vasco.
«No creemos que aquí haya un proceso de paz», concluyó el ex presidente, «sino que lo que hay es un proceso de entrega, sumisión y rendición a los terroristas». «¿Vamos a darles ahora lo que les hemos negado en nombre de la decencia, de la libertad y de la democracia durante casi 40 años?».
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