El juez ordena reducir por la fuerza y asistir al juicio a dos etarras que querían ser expulsados
27-06-06
ALTO EL FUEGO / La actitud de los presos
ALTO EL FUEGO / La actitud de los presos
El juez ordena reducir por la fuerza y asistir al juicio a dos etarras que querían ser expulsados
«Nos sentimos orgullosos de ser militantes de ETA», dijeron antes de emprenderla a patadas - Están acusados de poner un coche bomba en Santander que robaron junto al garaje de Trashorras
MANUEL MARRACO
MADRID.- El juez de la Audiencia Nacional Alfonso Guevara forzó ayer a dos presuntos miembros del comando Egoitz eta Hodei a asistir al juicio que se sigue contra ellos por la colocación de un coche bomba, pese a sus intentos por ser expulsados de la sala.
El desafío de Jesús María Etxeberria y Angel Aramburu comenzó apenas iniciado el juicio, cuando el tribunal -completado por Manuela Fernández Prado y Eustasio de la Fuente- les ordenó ponerse en pie y acercarse al micrófono. «Nos sentimos orgullosos de ser militantes de ETA. Nos vamos de aquí», fue la respuesta de Etxebarria, que hizo el gesto de salir de la cabina blindada.
(.../...)
«Ustedes no se van a ningún sitio. Que entre la fuerza pública. Redúzcanlos», replicó Guevara, que optó por forzar su presencia en el juicio frente a la posibilidad de expulsarles. «¡Espósenlos en el banco! ¡Redúzcanlos ya!», insistió el juez, en vista de que las patadas continuaban con los agentes ya dentro de la cabina. De hecho, Aramburu sólo comenzó a dar golpes cuando un policía ya le estaba colocando las esposas. Los dos asistieron al resto del juicio esposados y escoltados por dos agentes.
Por su parte, los familiares de los acusados acompañaron las patadas con gritos de apoyo y el puño en alto, por lo que fueron -ellos sí- expulsados de la sala.
Etxeberria y Aramburu se negaron a contestar a las preguntas del fiscal Miguel Angel Carballo. El Ministerio Público pide para cada uno de ellos 18 años de cárcel por colocar un coche bomba en un céntrico aparcamiento de Santander, el 3 de diciembre de 2002. La Policía recibió un aviso de la banda, por lo que la zona fue desalojada y sólo se produjeron cuantiosos daños materiales.
El silencio de los procesados impidió, entre otras cosas, que aclararan las circunstancias en la que robaron un coche en la travesía de la Vidriera de Avilés, la misma en la que tenía un garaje Emilio Suárez Trashorras, el minero asturiano acusado de proporcionar dinamita para los atentados del 11 de Marzo.
Un agente muerto
Los dos acusados fueron detenidos dos semanas después de hacer estallar el coche bomba, tras un tiroteo en el que resultó muerto un guardia civil que se disponía a identificarles en una gasolinera de la A-6 a la altura de la localidad madrileña de Collado-Villalba.
Tras su detención, reconocieron que se dirigían a Madrid con la intención de atentar «de manera escalonada» en varios grandes almacenes, según informa Efe. En el coche en el que viajaban fueron intervenidos 130 kilos de explosivos, suficientes para preparar la decena de artefactos que pretendían colocar en diferentes centros comerciales el 31 de diciembre de ese año.
Los incidentes de ayer llegan después de que los etarras Francisco Javier Gaztelu, Txapote, e Irantzu Gallastegi, Amaia, mantuvieran una actitud similar la semana pasada, en los juicios por los asesinatos de dos concejales populares. En el del edil de Rentería José Luis Caso, el alboroto comenzó igual que ayer, cuando el propio Guevara ordenó a Txapote y Amaia que se pusieran en pie para comunicarles las acusaciones que pesaban contra ellos. Al finalizar el juicio, el teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Jesús Santos, explicó que tendría en cuenta esa actitud de desafío para retrasar en lo posible su salida de prisión.
Unos días más tarde, en el juicio por la muerte de Miguel Angel Blanco, la magistrada Manuela Fernández Prado también tuvo que afrontar la actitud desafiante de Txapote y Amaia, que ignoraron continuamente al tribunal. En esa ocasión, los expulsados fueron los allegados de Blanco, que prorrumpieron en aplausos tras el alegato final del fiscal Carballo.
El juicio contra Etxeberria y Aramburu proseguirá el próximo 5 de julio con la declaración de los últimos dos testigos.
«Nos sentimos orgullosos de ser militantes de ETA», dijeron antes de emprenderla a patadas - Están acusados de poner un coche bomba en Santander que robaron junto al garaje de Trashorras
MANUEL MARRACO
MADRID.- El juez de la Audiencia Nacional Alfonso Guevara forzó ayer a dos presuntos miembros del comando Egoitz eta Hodei a asistir al juicio que se sigue contra ellos por la colocación de un coche bomba, pese a sus intentos por ser expulsados de la sala.
El desafío de Jesús María Etxeberria y Angel Aramburu comenzó apenas iniciado el juicio, cuando el tribunal -completado por Manuela Fernández Prado y Eustasio de la Fuente- les ordenó ponerse en pie y acercarse al micrófono. «Nos sentimos orgullosos de ser militantes de ETA. Nos vamos de aquí», fue la respuesta de Etxebarria, que hizo el gesto de salir de la cabina blindada.
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«Ustedes no se van a ningún sitio. Que entre la fuerza pública. Redúzcanlos», replicó Guevara, que optó por forzar su presencia en el juicio frente a la posibilidad de expulsarles. «¡Espósenlos en el banco! ¡Redúzcanlos ya!», insistió el juez, en vista de que las patadas continuaban con los agentes ya dentro de la cabina. De hecho, Aramburu sólo comenzó a dar golpes cuando un policía ya le estaba colocando las esposas. Los dos asistieron al resto del juicio esposados y escoltados por dos agentes.
Por su parte, los familiares de los acusados acompañaron las patadas con gritos de apoyo y el puño en alto, por lo que fueron -ellos sí- expulsados de la sala.
Etxeberria y Aramburu se negaron a contestar a las preguntas del fiscal Miguel Angel Carballo. El Ministerio Público pide para cada uno de ellos 18 años de cárcel por colocar un coche bomba en un céntrico aparcamiento de Santander, el 3 de diciembre de 2002. La Policía recibió un aviso de la banda, por lo que la zona fue desalojada y sólo se produjeron cuantiosos daños materiales.
El silencio de los procesados impidió, entre otras cosas, que aclararan las circunstancias en la que robaron un coche en la travesía de la Vidriera de Avilés, la misma en la que tenía un garaje Emilio Suárez Trashorras, el minero asturiano acusado de proporcionar dinamita para los atentados del 11 de Marzo.
Un agente muerto
Los dos acusados fueron detenidos dos semanas después de hacer estallar el coche bomba, tras un tiroteo en el que resultó muerto un guardia civil que se disponía a identificarles en una gasolinera de la A-6 a la altura de la localidad madrileña de Collado-Villalba.
Tras su detención, reconocieron que se dirigían a Madrid con la intención de atentar «de manera escalonada» en varios grandes almacenes, según informa Efe. En el coche en el que viajaban fueron intervenidos 130 kilos de explosivos, suficientes para preparar la decena de artefactos que pretendían colocar en diferentes centros comerciales el 31 de diciembre de ese año.
Los incidentes de ayer llegan después de que los etarras Francisco Javier Gaztelu, Txapote, e Irantzu Gallastegi, Amaia, mantuvieran una actitud similar la semana pasada, en los juicios por los asesinatos de dos concejales populares. En el del edil de Rentería José Luis Caso, el alboroto comenzó igual que ayer, cuando el propio Guevara ordenó a Txapote y Amaia que se pusieran en pie para comunicarles las acusaciones que pesaban contra ellos. Al finalizar el juicio, el teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Jesús Santos, explicó que tendría en cuenta esa actitud de desafío para retrasar en lo posible su salida de prisión.
Unos días más tarde, en el juicio por la muerte de Miguel Angel Blanco, la magistrada Manuela Fernández Prado también tuvo que afrontar la actitud desafiante de Txapote y Amaia, que ignoraron continuamente al tribunal. En esa ocasión, los expulsados fueron los allegados de Blanco, que prorrumpieron en aplausos tras el alegato final del fiscal Carballo.
El juicio contra Etxeberria y Aramburu proseguirá el próximo 5 de julio con la declaración de los últimos dos testigos.
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