Héroe para tirios y para troyanos
07-03-07
ASI LO CUENTAN
Héroe para tirios y para troyanos
VICTOR DE LA SERNA
ASI LO CUENTAN
Héroe para tirios y para troyanos
VICTOR DE LA SERNA
Su estilo cortante levantó ampollas iniciales, pero todo ha cambiado: por ahora al menos, Javier Gómez Bermúdez es el héroe de todos los que siguen el juicio del 11-M, partidarios o no de la versión oficial. «Una de las verdades que nadie discute en el juicio del 11-M es el extraordinario conocimiento del sumario y la perfecta dirección del juicio del presidente del tribunal», subraya ABC, aplaudiendo (como El País) que Bermúdez reconvenga a los abogados que intentan demostrar posibles lazos con ETA, mientras que los peones negros que participan en el blog de Luis del Pino en LibertadDigital.com le han apodado SuperBer por su negativa a soportar peroratas.
La Razón («La Policía investigó la cabaña de Morata un año y medio antes de los atentados»), como EL MUNDO, se centraba ayer en lo que dijeron los testigos. Otros medios preferían escudriñar otros aspectos.
(.../...)
El País titulaba a todo trapo la crónica de Pablo Ordaz: «Tanta conspiración empieza a irritar al juez. El presidente del tribunal reconviene a un abogado y le conmina a no salirse de su papel de acusación». Dice el cronista: «Al hundirse irremediablemente la pretendida implicación de ETA, ahora sus esfuerzos se centran en demostrar una especie de nueva conspiración judeomasónica en la que policías, guardias civiles, espías y políticos socialistas estuvieran de acuerdo para hacer la vista gorda, permitir la masacre del 11-M y echar al PP del poder». Molesto, Ordaz llega a proponer una lista de preguntas que quisiera que alguno de esos picapleitos hiciera a los policías para demostrar así lo abandonada que tenía el incompetente Aznar la lucha contra el terrorismo islámico.
¿No sería posible pensar en conexiones con ETA sin por ello, ni mucho menos, defender o exculpar a la tropa de delincuentes que están siendo juzgados? Y de toda la masa de datos que los (tediosos, sí) testimonios de unos y de otros, ¿coligen los cronistas que se atisba alguna prueba sólida que pueda mantener en chirona a estos personajes asturianos y norteafricanos?
Lo que resulta curioso en la cobertura de esos dos diarios es que magnifiquen las admoniciones del juez al abogado de una acusación y minimicen otras actuaciones de Bermúdez.
ABC se cae incluso del guindo mencionando otro rifirrafe judicial, no tan interesante para sus cronistas, éste con el segundo agente de la UCIE del lunes, cuya «confusa declaración», según la definía EL MUNDO, pretendía explicar el seguimiento de las tarjetas de teléfonos móviles de las que se dice que detonaron las bombas. ABC no lo tiene tan claro: primero, dice que el agente se expresó «con una precisión particularmente llamativa», pero, luego, su héroe muestra su desacuerdo con esa precisión: «Sucedió lo inesperado: el presidente suspendió la sesión unos minutos porque tanto dato era 'ininteligible'».
La Razón («La Policía investigó la cabaña de Morata un año y medio antes de los atentados»), como EL MUNDO, se centraba ayer en lo que dijeron los testigos. Otros medios preferían escudriñar otros aspectos.
(.../...)
El País titulaba a todo trapo la crónica de Pablo Ordaz: «Tanta conspiración empieza a irritar al juez. El presidente del tribunal reconviene a un abogado y le conmina a no salirse de su papel de acusación». Dice el cronista: «Al hundirse irremediablemente la pretendida implicación de ETA, ahora sus esfuerzos se centran en demostrar una especie de nueva conspiración judeomasónica en la que policías, guardias civiles, espías y políticos socialistas estuvieran de acuerdo para hacer la vista gorda, permitir la masacre del 11-M y echar al PP del poder». Molesto, Ordaz llega a proponer una lista de preguntas que quisiera que alguno de esos picapleitos hiciera a los policías para demostrar así lo abandonada que tenía el incompetente Aznar la lucha contra el terrorismo islámico.
¿No sería posible pensar en conexiones con ETA sin por ello, ni mucho menos, defender o exculpar a la tropa de delincuentes que están siendo juzgados? Y de toda la masa de datos que los (tediosos, sí) testimonios de unos y de otros, ¿coligen los cronistas que se atisba alguna prueba sólida que pueda mantener en chirona a estos personajes asturianos y norteafricanos?
Lo que resulta curioso en la cobertura de esos dos diarios es que magnifiquen las admoniciones del juez al abogado de una acusación y minimicen otras actuaciones de Bermúdez.
ABC se cae incluso del guindo mencionando otro rifirrafe judicial, no tan interesante para sus cronistas, éste con el segundo agente de la UCIE del lunes, cuya «confusa declaración», según la definía EL MUNDO, pretendía explicar el seguimiento de las tarjetas de teléfonos móviles de las que se dice que detonaron las bombas. ABC no lo tiene tan claro: primero, dice que el agente se expresó «con una precisión particularmente llamativa», pero, luego, su héroe muestra su desacuerdo con esa precisión: «Sucedió lo inesperado: el presidente suspendió la sesión unos minutos porque tanto dato era 'ininteligible'».
Comentarios