La falsa 'mochila' no interesa a algunos
08-03-07
ASI LO CUENTAN
La falsa 'mochila' no interesa a algunos
VICTOR DE LA SERNA
ASI LO CUENTAN
La falsa 'mochila' no interesa a algunos
VICTOR DE LA SERNA
La bolsa o mochila con pruebas decisivas sobre el 11-M, de la que la policía compró una copia para remitirla al juez instructor, fue una de las protagonistas de la jornada del martes, pero -en este caso como en muchos otros- lo que unos medios resaltan y otros soslayan de los testimonios puede resultar llamativo.
Así, en la Cope se indignaba ayer Federico Jiménez Losantos de las versiones vertidas por la Policía ante el juez: que «el caos» fue tan grande que se envió a Del Olmo la que no era: «En el caos, resulta que se va a una tienda a comprar una mochila y se la envía al juez. Eso no se llama caos, eso se llama un delito. (...) Es falsificación de pruebas».
(.../...)
ABC recoge profusamente el intercambio entre el inspector, un abogado y el juez Gómez Bermúdez. («Señor letrado, evidentemente bolsa y mochila no son sinónimos. (...) No ha lugar a la pregunta»). Pero, volcado el cronista a la anécdota, pasa por alto la minucia de dar cuenta de lo mollar de ese interrogatorio, es decir, la llamativa decisión de enviar al juez la bolsa/mochila comprada, no la verdadera prueba. No les ha debido parecer informativamente relevante. Tampoco a El Periódico de Catalunya, que se queda a media narración del asunto: «Los promotores de la teoría de la conspiración sostienen que esa bolsa fue manipulada para sustentar la autoría islamista. El agente reveló que había otra bolsa similar, que se compró en una tienda de Lavapiés a la que acudían dos de los procesados, con la 'excelente intención' de comparar las texturas».
Vista la retahíla de declaraciones confusas y poco útiles de los policías, incluido ése que no sabe de la explosión en Leganés y sólo oyó a otros algunas narraciones de lo sucedido, y ello tras la retahíla de negaciones de los acusados, Victoria Prego llega en EL MUNDO a esta conclusión: «De lo escuchado ayer se refuerzan las dos impresiones formuladas días atrás: la de que, con este orden de testimonios, se ha empezado la casa por el tejado, y la de que todavía quedan muchas dudas por despejar».
Debe ser por la complejidad y lo difuso de lo que se está contando en el juicio, pero a veces se notan discrepancias vistosas entre los titulares de algunas noticias y lo que luego se lee en su cuerpo. Así, La Razón titulaba ayer «El comunicado que animó a atentar en España perseguía 'un coste político'», pero luego precisaba: «El Instituto Elcano, dedicado a analizar las relaciones internacionales de España, dio la voz de alarma cinco días después de los atentados, al percatarse de la existencia de un documento (...) en el que se afirmaba que 'se podría forzar la retirada española con golpes dolorosos a sus tropas'». Es decir: a las tropas desplegadas en Irak, no contra objetivos en España.
Así, en la Cope se indignaba ayer Federico Jiménez Losantos de las versiones vertidas por la Policía ante el juez: que «el caos» fue tan grande que se envió a Del Olmo la que no era: «En el caos, resulta que se va a una tienda a comprar una mochila y se la envía al juez. Eso no se llama caos, eso se llama un delito. (...) Es falsificación de pruebas».
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ABC recoge profusamente el intercambio entre el inspector, un abogado y el juez Gómez Bermúdez. («Señor letrado, evidentemente bolsa y mochila no son sinónimos. (...) No ha lugar a la pregunta»). Pero, volcado el cronista a la anécdota, pasa por alto la minucia de dar cuenta de lo mollar de ese interrogatorio, es decir, la llamativa decisión de enviar al juez la bolsa/mochila comprada, no la verdadera prueba. No les ha debido parecer informativamente relevante. Tampoco a El Periódico de Catalunya, que se queda a media narración del asunto: «Los promotores de la teoría de la conspiración sostienen que esa bolsa fue manipulada para sustentar la autoría islamista. El agente reveló que había otra bolsa similar, que se compró en una tienda de Lavapiés a la que acudían dos de los procesados, con la 'excelente intención' de comparar las texturas».
Vista la retahíla de declaraciones confusas y poco útiles de los policías, incluido ése que no sabe de la explosión en Leganés y sólo oyó a otros algunas narraciones de lo sucedido, y ello tras la retahíla de negaciones de los acusados, Victoria Prego llega en EL MUNDO a esta conclusión: «De lo escuchado ayer se refuerzan las dos impresiones formuladas días atrás: la de que, con este orden de testimonios, se ha empezado la casa por el tejado, y la de que todavía quedan muchas dudas por despejar».
Debe ser por la complejidad y lo difuso de lo que se está contando en el juicio, pero a veces se notan discrepancias vistosas entre los titulares de algunas noticias y lo que luego se lee en su cuerpo. Así, La Razón titulaba ayer «El comunicado que animó a atentar en España perseguía 'un coste político'», pero luego precisaba: «El Instituto Elcano, dedicado a analizar las relaciones internacionales de España, dio la voz de alarma cinco días después de los atentados, al percatarse de la existencia de un documento (...) en el que se afirmaba que 'se podría forzar la retirada española con golpes dolorosos a sus tropas'». Es decir: a las tropas desplegadas en Irak, no contra objetivos en España.
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