Una Rosa contra 'Cartagena'
09-03-07
ASI LO CUENTAN
Una Rosa contra 'Cartagena'
VICTOR DE LA SERNA
ASI LO CUENTAN
Una Rosa contra 'Cartagena'
VICTOR DE LA SERNA
El día en que Cartagena comparecía en el juicio del 11-M, la viuda de uno de los muertos de Leganés acaparaba la portada de El País con unas interesantes declaraciones, las primeras que hace esta española, motivo por el cual ese confidente pasa a una mínima mención en la portada del diario, en la que solamente se lee que «corrige en el juicio todas sus declaraciones al juez». Así, entre minimizado y descalificado, se presentaba en algunos medios el testimonio que mayores interrogantes ha suscitado hasta ahora en torno a la actuación de las fuerzas de seguridad.
Ayer, Rosa, la mujer de El Chino, narraba su última conversación con su marido, por teléfono, cuando estaba en Leganés: «Jamal me dijo que era mejor morir, que no se iba a entregar». También es interesante esta otra frase, referida a una conversación el mismo día de los atentados: «Me dijo: 'Joder, se han pasado los de la ETA'. Le respondí: 'Sí, pero como has desaparecido así, hasta cualquiera puede pensar que has sido tú'. Y me respondió, '¿cómo?'. Se quedó de piedra. Impactado. Colgó el teléfono».
(.../...)
Por su parte, ABC, antes de narrar el testimonio de Cartagena, lo descalifica preventivamente: «Cartagena, que fue imán de la mezquita de Villaverde y ha sido tratado hasta por tres psiquiatras, dejó de colaborar con la UCIE en octubre de 2003».
En cuanto a Nacho Para, el cronista destacado por El Periódico de Catalunya en el juicio, va a lo suyo. Su principal conclusión tras la jornada del miércoles: «La jauría de la conspiración enmudeció cuando ya empezaba a segregar más saliva que el perro de Pavlov el día que le insinuaron que se cenaría al gato».
En cambio, Victoria Prego, en EL MUNDO, ofrecía esta reflexión tras observar el testimonio del testigo protegido: «Si fueran mentira, habría que buscar algún premio del más alto nivel y del máximo prestigio porque ni sir Lawrence Olivier lograría alcanzar las cimas de dramatismo y seguridad en la escena, combinando la convicción al decir el texto con lo peliagudo de la trama, que Cartagena consiguió ayer».
La propia comparecencia de una experta policial hace tronar a Federico Jiménez Losantos, en la Cope: «Han estado aseando y hermoseando la versión oficial, pero lo que es investigando... Nada de nada de nada. (...) La policía no sabía nada». En su blog de LibertadDigital.com, Luis del Pino lo expresa así: «Una vez recitado el guioncillo, los policías-testigos se atan los machos y se aprestan a responder a las acusaciones y defensas. Y ahí comienza a hacer aguas el barco: titubeos, lanzamiento de balones fuera, contradicciones, imprecisiones».
Y se empieza a diferenciar entre cuerpos de seguridad... Antonio Rubio informa en EL MUNDO de que «la Guardia Civil ya cuestiona algunos de los trabajos realizados por los técnicos de la Policía».
Ayer, Rosa, la mujer de El Chino, narraba su última conversación con su marido, por teléfono, cuando estaba en Leganés: «Jamal me dijo que era mejor morir, que no se iba a entregar». También es interesante esta otra frase, referida a una conversación el mismo día de los atentados: «Me dijo: 'Joder, se han pasado los de la ETA'. Le respondí: 'Sí, pero como has desaparecido así, hasta cualquiera puede pensar que has sido tú'. Y me respondió, '¿cómo?'. Se quedó de piedra. Impactado. Colgó el teléfono».
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Por su parte, ABC, antes de narrar el testimonio de Cartagena, lo descalifica preventivamente: «Cartagena, que fue imán de la mezquita de Villaverde y ha sido tratado hasta por tres psiquiatras, dejó de colaborar con la UCIE en octubre de 2003».
En cuanto a Nacho Para, el cronista destacado por El Periódico de Catalunya en el juicio, va a lo suyo. Su principal conclusión tras la jornada del miércoles: «La jauría de la conspiración enmudeció cuando ya empezaba a segregar más saliva que el perro de Pavlov el día que le insinuaron que se cenaría al gato».
En cambio, Victoria Prego, en EL MUNDO, ofrecía esta reflexión tras observar el testimonio del testigo protegido: «Si fueran mentira, habría que buscar algún premio del más alto nivel y del máximo prestigio porque ni sir Lawrence Olivier lograría alcanzar las cimas de dramatismo y seguridad en la escena, combinando la convicción al decir el texto con lo peliagudo de la trama, que Cartagena consiguió ayer».
La propia comparecencia de una experta policial hace tronar a Federico Jiménez Losantos, en la Cope: «Han estado aseando y hermoseando la versión oficial, pero lo que es investigando... Nada de nada de nada. (...) La policía no sabía nada». En su blog de LibertadDigital.com, Luis del Pino lo expresa así: «Una vez recitado el guioncillo, los policías-testigos se atan los machos y se aprestan a responder a las acusaciones y defensas. Y ahí comienza a hacer aguas el barco: titubeos, lanzamiento de balones fuera, contradicciones, imprecisiones».
Y se empieza a diferenciar entre cuerpos de seguridad... Antonio Rubio informa en EL MUNDO de que «la Guardia Civil ya cuestiona algunos de los trabajos realizados por los técnicos de la Policía».
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