Testigos de la Fiscalía declaran haber visto a Zougam en tres trenes distintos

14-03-07



Juicio por una masacre / Día 14

Testigos de la Fiscalía declaran haber visto a Zougam en tres trenes distintos


Una mujer le sitúa, sin ninguna duda, bajándose del primer convoy que salió de Alcalá de Henares a las 7.05 en la estación inmediatamente anterior a Atocha Un hombre le vio con un protector nasal en el que había salido de Alcalá a las 7.10 y estalló en El Pozo Dos compañeras de trabajo aseguran que viajaba en el que partió a las 7.15 e hizo explosión en Santa Eugenia

M. MARRACO / J. MANSO

MADRID.- Las declaraciones de varios testigos protegidos situaron ayer a Jamal Zougam en tres de los cuatro trenes afectados por las explosiones del 11-M. En el que estalló en El Pozo, colocando una bolsa bajo un asiento. En el de Santa Eugenia, con una mochila -que no bolsa- al hombro. Y en el que hizo explosión en Téllez, bajándose del tren en Entrevías sin bultos en la mano.

Respecto al procesado Basel Ghalyoun, el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, se encontró con la peor sorpresa. La única persona que le había situado en los trenes aseguró que no fue a él a quien vio, sino a uno de los presuntos terroristas huidos, Daoud Ouhnane. El Ministerio Público tampoco tuvo suerte con el procesado Abdelmajid Bouchar, al que en su escrito de acusación describía como autor material. La testigo que le reconoció dijo que los nervios le provocaron una mala pasada, y que a quien en realidad vio fue a Zougam.
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Eliminados estos dos, las acusaciones se quedan con Zougam como único posible condenado como autor material.

La defensa de Zougam tenía muchos frentes que defender. Llegaba a la sesión de ayer para pelearse con cuatro testigos, que acabaron siendo cinco. Poco antes de las 20.00 horas, cuando concluyeron las declaraciones, el balance para el marroquí era dispar.

Siguiendo el orden de las comparecencias, el primer testigo le identificó con claridad, pero en el lugar equivocado; el segundo no compareció; las testigos tercera y cuarta lo situaron sin duda alguna en los trenes, y con relatos muy similares. El remate de la tarde no fue bueno. La testigo que acusaba a Bouchar aclaró que fue a él a quien vio bajarse de un vagón. Finalmente, el último dijo, por primera vez, que Zougam podía ser uno de los que vio en Alcalá.

Respecto a la posibilidad de que Zougam mantuviese una febril actividad en la línea de Cercanías del Corredor del Henares, el juez Juan del Olmo resaltó que era factible que hubiese colocado explosivos en más de un convoy. En esa misma línea declaró ayer el jefe de seguridad de Renfe. Manuel Rodríguez afirmó que era posible montarse en los cuatro trenes atacados combinando subidas y bajadas en sucesivas estaciones.

En contra de que así sucediese están los propios informes policiales, que mantienen que fueron 13 los autores materiales, uno por cada mochila. No contempla que un terrorista distribuyera varios artefactos. Tampoco la Fiscalía, a la que echando otras cuentas le salen 12. Además, ninguno de los testigos dice haber visto a un presunto terrorista con más de un bulto en las manos o a la espalda. Le hubiera resultado difícil manejarse, ya que cada uno debía de pesar algo más de 10 kilos

El primer testigo identificó de manera rotunda al marroquí en el tren que salió a las 7.10 de Alcalá y que estalló en El Pozo. Eso sí, varió un punto esencial de su declaración. Ante el juez y la Policía dijo que le había visto en el piso de abajo del tren. Eso hacia imposible que colocase la bomba en ese vagón, puesto que estalló en el piso de arriba. Ayer sí dijo que todo sucedió en el piso superior. Cuando el abogado de Zougam, José Luis Abascal, le hizo ver la contradicción, el testigo indicó que había pasado mucho tiempo y no estaba seguro. Añadió que el hombre llevaba una férula en la nariz.

El siguiente testigo no compareció. Es rumano y, según su compañero de piso, ha vuelto a su país. Le siguieron otras dos ciudadanas del este de Europa que viajaron en el mismo vagón y vieron cómo el presunto terrorista -con la nariz despejada y mala educación-, pasaba torpemente de un vagón a otro con una mochila a la espalda y dando golpes a varios pasajeros. Era el tren que salió de Alcalá a las 7.15 horas y que estalló en Santa Eugenia .

La mujer española que les siguió dijo haber visto a Zougam bajar en la estación de Entrevías. «Me preguntó si la siguiente estación era Atocha», dijo ayer. Ese tren, que había partido de Alcalá a las 7.05 horas, estalló poco después en la calle Téllez .

Otro testigo declaró que Zougam podía ser uno de los tres hombres, a los que vio con una mochila cada uno, junto a Alcalá. Ayer no hizo ningún reconocimiento rotundo, pero encontró cuatro parecidos en las fotos de la Policía. Además de a Zougam, señaló al acusado Hamid Ahmidan y a los no procesados Mohamed Haddad y Driss Chebli.

El único reconocimiento que permitió al Ministerio Público acusar como autor material al sirio Basel Ghalyoun tampoco se mantuvo. La testigo protegido B-78 rectificó ayer su declaración ante la Policía en los días posteriores a la masacre e identificó «con seguridad» al argelino huido Daoud Ouhnane como la persona «con gorro y bufanda» a la que vio colocar una mochila azul «muy abajo de su asiento». Las dudas que la joven, de nacionalidad rumana, ya había manifestado en aquella ocasión evitaron que Del Olmo procesase a Ghalyoun como autor. La Fiscalía, no obstante, le acusó en este concepto, pero ayer se estrelló ante un inesperado e indubitado testimonio.

Y no sería porque la acusación pública no lo intentase. La importancia de este testimonio se puso de manifiesto cuando el propio fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, sustituyó a la habitual Olga Sánchez en el interrogatorio. Hasta tres veces pidió que se le mostrasen fotografías de Basel Ghalyoun. Y las tres veces la testigo negó que ése fuese «el chico que estaba en el tren».

Primero, se le enseñó un listín de varios folios con instantáneas tamaño carné de individuos de aspecto árabe. En la última página se encontraba la de Ghalyoun. Cuando la testigo llegó a este punto, Zaragoza le preguntó con intención: «¿Ve usted ya a la persona del tren?». La pasajera contestó: «Aún no lo veo».

El fiscal jefe insistió y señaló entonces la fotografía de Ghalyoun. «¿Es esa la persona que usted reconoció»?, inquirió. La negativa de la testigo comenzó a cobrar seguridad. Afirmó que la persona que aparecía en esa instantánea «era muy blanca», y que la que ella había visto «se parece, pero era más morena».

Zaragoza pidió entonces que se le expusiesen otras dos fotografías del acusado, una de cuerpo entero y otra distinta de tamaño carné. Pero la testigo se enrocó: no, no era ése. Y entonces, apareció la novedad: «Antes tenía dudas, pero ahora sé quién es, después de tres años».

«Hace poco», continuó, «he encontrado en una tienda de periódicos un libro sobre el 11-M y ahí está la foto del chico que estaba en el tren». La pasajera aportó un ejemplar de la edición de bolsillo del libro del vicedirector de EL MUNDO Casimiro García-Abadillo 11-M La Venganza. Y ahí estaba la fotografía del presunto autor material Daoud Ouhnane, a quien se cree huido en Siria. Le identificó con total seguridad: «Hace tres años que he estado buscando a esa persona por las calles, que miro las caras y le busco. Es él».

La testigo explicó su contradicción en que su primera declaración se produjo en el mismo hospital 12 de Octubre, con la masacre todavía reciente. Aseguró que, en aquella ocasión, «no estaba bien de la cabeza». En el tren viajaba, junto a ella, su amiga Tinka, que murió en el acto.

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