El supuesto 'cerebro' del 11-M niega su intervención y condena la masacre

15-02-07



Juicio por una masacre / Día 1

El supuesto 'cerebro' del 11-M niega su intervención y condena la masacre



Rabei Osman, 'El Egipcio', asegura que salió de España en febrero de 2003 y no regresó hasta su detención en Italia Declara que no sabe de explosivos y que a 'El Tunecino' sólo lo conoció como profesor de castellano


MANUEL MARRACO

MADRID.- «Abadan, abadan». Nunca, nunca. Esa fue la palabra repetida continuamente por Rabei Osman, El Egipcio, para rechazar cualquier relación con el 11-M y con organizaciones islamistas.

La pregunta inicial que contestó el primer interrogado en el juicio por la masacre no fue comprometida, pero sí directa: «¿Ha tenido usted alguna relación, por mínima que sea, con el 11-M?», formuló su abogado. «Nunca he tenido ninguna relación con lo sucedido en Madrid», afirmó.
(.../...)

La respuesta pretendía evitar que, dentro de unos meses, el tribunal asuma la tesis del Ministerio Público y le condene a 38.656 años de cárcel. Esa es la pena solicitada por los fiscales Olga Sánchez y Carlos Bautista. En su escrito de acusación, mantienen que Rabei Osman fue, junto a otros dos procesados, el inductor del 11-M. También a eso hubo respuesta: «Nunca, nunca he inducido a ninguna persona o grupo. Lo reitero: nunca».

Frente a sus palabras de ayer, pesan las pronunciadas semanas después de la masacre, grabadas por la Policía italiana: «Los atentados de Madrid son un proyecto mío», dijo.

El primero de los 29 procesados ya ha dicho 'no'. La autoproclamación de inocencia de 'El Egipcio' dio ayer la salida al juicio por la masacre. Como harán los siguientes interrogados, negó ser un islamista radical, pese a que la Fiscalía le considera uno de los cuatro inductores de los atentados

El Egipcio se sentó ante el micrófono con aspecto tranquilo y la mirada baja. Su imagen no era la misma que hace dos años, cuando llegó detenido a España. Se ha dejado barba y la cicatriz de la frente, provocada por los rezos continuos, se ha suavizado.

El primer procesado en comparecer ante el tribunal -Javier Gómez Bermúdez (presidente), Alfonso Guevara y Fernando García Nicolás- no arrojó luz sobre la masacre. Sólo respondió a su abogado, e incluso eso se lo pensó. Su primera respuesta al presidente, que acababa de leerle los cargos, fue en otro sentido. «No reconozco ninguna acusación. No voy a contestar a ninguna pregunta, ni siquiera a mi defensa», dijo. Hizo falta una conversación en privado con su abogado para convencerle de que lo hiciera.

Eran las 10.45 horas. Apenas un cuarto de hora antes se había cerrado la puerta de la Sala especial de la Casa de Campo para que tres magistrados, tres fiscales y 49 abogados comenzasen a resolver el papel de 29 acusados en la matanza de Madrid.

La primera sesión de la vista oral no pasó del primer acusado. Sin embargo, su arranque fue fulminante. El presidente del tribunal rechazó de manera tajante que los letrados plantearan cualquier tipo de cuestión ajena al inmediato interrogatorio.

Las respuestas de El Egipcio llegaron por la tarde. Su abogado defensor, Endika Zulueta, fue dibujando la imagen de un joven egipcio normal: se ganaba la vida como electricista, cumplió sólo el servicio militar que era obligatorio y «nunca, nunca», tuvo conocimientos de explosivos. Según dijo, su salida del país hacia Europa significaba hacer lo que otros muchos, mejorar «socioeconómicamente». Además, si las autoridades egipcias hubieran sospechado de su militancia islamista, jamás le hubieran concedido los documentos oficiales que le permitieron viajar a Alemania.

Pasó por Francia y, finalmente, en 2001, «las noticias de una regularización de inmigrantes» le llevaron a Madrid. Además, según su versión, se marchó de España en febrero de 2003, un año antes de los atentados, y no volvió hasta su extradición.

Por el contrario, la Fiscalía mantiene -basándose en datos ofrecidos por su teléfono móvil y en pinchazos telefónicos posteriores- que El Egipcio «estuvo en España a finales de enero de 2004».

Otras respuestas sirvieron para insistir en la primera: «Obviamente, condeno los atentados [de Madrid] incondicional y totalmente. Ésta es una convicción que yo tengo muy clara y absoluta», dijo.

El Egipcio negó conocer a algunas personas relacionadas con la investigación. Sí, de manera superficial, a otras, como los también procesados Basel Ghalyoun y Jamal Zougam. A quien más conoció fue a El Tunecino, muerto en Leganés y supuesto responsable de la célula en Madrid. «Mi relación se limitaba a que yo era un alumno más en sus clases de español», dijo. Igualmente, negó haber suministrado vídeos y cintas sobre la yihad a la célula del 11 -M, como afirma la Fiscalía.

Las preguntas que quedaron en el aire fueron las de la fiscal Olga Sánchez, acompañada ayer por el fiscal jefe, Javier Zaragoza. Aun sin respuesta, servían para reconstruir la acusación: «¿Abrió una cuenta de correo dando por fecha de nacimiento 11 de Marzo de 1970?»; «¿qué significa la sura 70?; «¿es la que se refiere al juicio final?»; «¿Estaba adoctrinando a Yahia [detenido en Italia] para el martirio?» En ese punto culminante recurrió a las grabaciones obtenidas en su propia casa. «¿Le dijo muy bajo y con cautela: 'Los atentados de Madrid son un proyecto mío'; 'El hilo de Madrid fui yo?»

La parsimonia con la que el abogado de la defensa formuló las cuestiones fue interrumpida constantemente por el presidente. «No ha lugar», por ejemplo, a «si considera que el Islam es una religión de paz». Tampoco a si tenía noticia de que su ADN o huellas hubieran aparecido en algún lugar relacionado con la masacre.

En alguna ocasión, la respuesta del presidente no fue tan escueta. El momento más tenso llegó tras el enésimo «no ha lugar». Gómez Bermúdez pidió al abogado que no insistiera en lo que ya se había escuchado horas antes, al dar lectura a la declaración de El Egipcio ante el juez Juan del Olmo. El abogado respondió que él no sabía si su defendido iba a responder exactamente lo mismo o algo diferente. «Ah, que está usted haciendo de acusación...», replicó el presidente. «Ese comentario sobra, señoría», fue la respuesta tras unos instantes de silencio del letrado y de rumores en la sala.

También los intérpretes tuvieron su dosis de severidad. Las cosas no salieron bien cuando tocó traducir un documento matrimonial de El Egipcio. «Parece que los intérpretes no están finos esta tarde. Suspendemos la sesión 10 minutos. Quiero a los intérpretes en mi despacho inmediatamente», dijo Gómez Bermúdez

Minutos después concluyeron las preguntas de la defensa. Fue antes de llegar al apartado más comprometido: las conversaciones grabadas por la Policía Antiterrorista italiana (Digos) en las semanas previas a su detención, el 8 de junio de 2004. El abogado pidió escucharlas en privado con El Egipcio, antes de seguir preguntándole. El tribunal, que había admitido previamente esta petición, suspendió la vista hasta hoy por la mañana. En ese punto, previsiblemente, se retomará el juicio.

La cita vuelve a ser las 10. 00 horas. Entonces se podrá repetirse la imagen de ayer, poco antes de abrir las puertas a los familiares de las víctimas y a los acusados en libertad provisional: Pilar Manjón, aguardando en la pequeña antesala junto a procesados como Carmen Toro, los hermanos Moussaten o el propio Saed Harrak, presunto miembro de la célula y que se encuentra en libertad por un error de Del Olmo.

La presidenta de la Asociación de Víctimas del 11-M se sentó y volvió a levantarse para encarar a otros acusados, los que están presos, conforme la Policía los introducía en la cabina blindada. A su lado otras víctimas iban dando nombre a las caras con las fotografías publicadas en la prensa. Había también miembros de la Asociación de Ayuda a Víctimas del 11-M, pero no su presidenta, Angeles Domínguez, que ayer no se sintió con fuerzas para asistir.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Los agujeros negros del 11-M.- Links

LOS AGUJEROS NEGROS DEL 11-M (XXVIII).- Pruebas amañadas

Los agujeros negros del 11-M (I)