Un hombre, dos personajes

16-02-07



PREGUERIAS

Un hombre, dos personajes


VICTORIA PREGO

Vayamos con calma, que esto no ha hecho más que empezar. La sesión inaugural del juicio del 11-M careció casi por completo de la carga de emoción que, sin embargo, merece, y que parte de la opinión pública, pero también los partidos políticos, tienen depositada en él. Si exceptuamos la beligerante actitud de Pilar Manjón, presidenta de la asociación mayoritaria de víctimas de aquel atentado, quien hizo notar desde el primer minuto a los acusados que está decidida a perseguirles moral y judicialmente hasta donde sus fuerzas se lo permitan, el resto de los afectados se comportó con una mesura sorprendente. Tanto, que ni siquiera la sala habilitada para ellos llegó ni remotamente a llenarse. Puede que no se atrevieran aún a enfrentarse a quienes están señalados como los causantes de tanta tragedia. Puede que hayan querido esperar a que los periodistas vayamos abandonando el campo para ir acudiendo, poco a poco, a hacer lo que ayer hizo Manjón: mirarles a la cara uno por uno y retarles con su presencia. El caso es que asistieron pocas víctimas y las que lo hicieron se comportaron con extrema discreción, como en voz baja. Nada que ver con los últimos juicios contra los grandes asesinos de ETA, en los que familiares de los muertos dejan resbalar incontenible su ira ante los cristales blindados que encierran a los terroristas.

(.../...)


No fue por tanto la de ayer una sesión cargada de electricidad, pero sí permitió hacer dos constataciones importantes.

La primera, que a partir del momento en que el llamado 'El Egipcio' se decidió a hablar, pudimos los presentes atisbar por dónde pueden ir algunas cosas en esta vista que va a durar meses. Puede que muchos de los acusados, y no sólo éste, vayan a presentarse como víctimas inocentes de una injusticia sin base. Habrá que esperar a la presentación de pruebas para comprobar si es posible pulverizar esa versión arcangélica. Éstos serán los momentos clave: todas las ocasiones en las que las pruebas inculpatorias se presenten y permitan al tribunal -y en cierto modo a los observadores- calibrar la solidez de los datos que señalan la responsabilidad criminal de estos 28 hombres y de esta mujer. Hoy mismo tendremos la primera oportunidad: asistiremos al enfrentamiento de Rabei Osman con su propio personaje. Hoy se celebra una especie de careo entre la versión ovina que él ofreció ayer de sí mismo y las cintas grabadas en las que el propio acusado se jacta de haber inspirado y planificado la matanza. El hecho, ya apuntado por este periódico, de que en sus conversaciones telefónicas intervenidas por la policía haya cometido errores de bulto sobre datos que él debería conocer perfectamente si fuera verdad que había organizado el crimen, otorga mucho interés a la sesión de hoy por la mañana.

Por lo que se refiere al tribunal, se vio ayer con nitidez que su presidente, Gómez Bermúdez, no está ni mínimamente dispuesto a que las partes intenten conducir el juicio según su conveniencia. Es muy posible que con dos o tres jornadas más nadie albergue ya la menor duda de que las cosas se van a hacer bien y se van a hacer todo lo rápido que el rigor procesal permita. Bromas, ni una.

victoria.prego@el-mundo.es

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