EL CHANTAJE DE BATASUNA, EL FRACASO ESTREPITOSO DEL PSOE
12-08-06
Editorial
EL CHANTAJE DE BATASUNA, EL FRACASO ESTREPITOSO DEL PSOE
Editorial
EL CHANTAJE DE BATASUNA, EL FRACASO ESTREPITOSO DEL PSOE
Tras un largo periodo a la defensiva, Batasuna quiere volver a tener un protagonismo central en la vida política vasca y se está movilizando para ello. Ayer, un centenar de militantes de la formación ilegalizada se manifestaron frente a la sede del PSOE en Bilbao, reclamando el derecho de autodeterminación y con pancartas que pedían el final de «la represión». Un militante leyó un comunicado en el que se acusaba a los socialistas de «desdibujar» el llamado proceso de paz.
Horas antes, Batasuna había hecho público otro comunicado en el que acusaba al Gobierno de «mantener la estrategia de la represión afilada» por detener al etarra Zigor Bravo, acusado de asesinato. En ese comunicado, Batasuna señalaba que el PSOE se está decantando por una política de «mano dura», con descalificaciones muy similares a las realizadas anteayer por Otegi.
La tercera acción de ayer de Batasuna fue la nueva convocatoria de la manifestación de mañana en San Sebastián, al día siguiente de la comparecencia de Pernando Barrena y varios dirigentes de la izquierda abertzale ante el juez Garzón.
Resulta evidente que es Batasuna quien convoca este acto, al que se adhirieron ayer EA y LAB, aunque no quiere aparecer como tal para evitar acciones penales de la Audiencia Nacional.
La manifestación debería ser prohibida por la consejería de Interior del Gobierno vasco, con la que Batasuna está jugando a convocar y desconvocar para burlar la acción de la Justicia. Pero si el Gobierno vasco la permite, debería ser el juez Garzón quien dictara su prohibición. Este magistrado ya ha podido comprobar estos días el cinismo de los líderes de Batasuna, que dicen una cosa ante sus bases y luego la contraria cuando tienen que declarar en la Audiencia.
Como ya hemos dicho en más de una ocasión, la estrategia de Batasuna es ahora demostrar que tiene fuerza en la calle y que es un interlocutor político necesario en el proceso que se avecina. Esta estrategia es compatible con la de presionar al PSOE, al que amenaza constantemente con el riesgo de ruptura de la tregua de ETA si los socialistas no dan pasos en la dirección que ellos quieren.
Tras cuatro años en la ilegalidad, Batasuna pisa ahora el acelerador para intentar asumir el liderazgo del proceso de negociación política que pretende impulsar y para desbancar al PNV, que hasta ahora se ha mantenido a la expectativa.
La manifestación de ayer ante la sede socialista en Bilbao y las descalificaciones de los dirigentes de Batasuna deberían hacer reflexionar al PSOE, que lo mejor que podría hacer es distanciarse de la izquierda aberztale y recuperar el consenso con el PP. Soslayando la legalidad, el PSE aceptó reunirse con Batasuna hace 36 días y de poco ha servido porque el partido de Otegi ni ha condenado la violencia ni ha solicitado la legalización ni ha hecho concesión alguna. Al contrario, se ha radicalizado en sus exigencias, poniendo en evidencia la inutilidad del esfuerzo de Patxi López.
Batasuna quiere chantajear al PSOE y marcar los tiempos de la agenda política, una burda trampa en la que Zapatero no debe caer.
Horas antes, Batasuna había hecho público otro comunicado en el que acusaba al Gobierno de «mantener la estrategia de la represión afilada» por detener al etarra Zigor Bravo, acusado de asesinato. En ese comunicado, Batasuna señalaba que el PSOE se está decantando por una política de «mano dura», con descalificaciones muy similares a las realizadas anteayer por Otegi.
La tercera acción de ayer de Batasuna fue la nueva convocatoria de la manifestación de mañana en San Sebastián, al día siguiente de la comparecencia de Pernando Barrena y varios dirigentes de la izquierda abertzale ante el juez Garzón.
Resulta evidente que es Batasuna quien convoca este acto, al que se adhirieron ayer EA y LAB, aunque no quiere aparecer como tal para evitar acciones penales de la Audiencia Nacional.
La manifestación debería ser prohibida por la consejería de Interior del Gobierno vasco, con la que Batasuna está jugando a convocar y desconvocar para burlar la acción de la Justicia. Pero si el Gobierno vasco la permite, debería ser el juez Garzón quien dictara su prohibición. Este magistrado ya ha podido comprobar estos días el cinismo de los líderes de Batasuna, que dicen una cosa ante sus bases y luego la contraria cuando tienen que declarar en la Audiencia.
Como ya hemos dicho en más de una ocasión, la estrategia de Batasuna es ahora demostrar que tiene fuerza en la calle y que es un interlocutor político necesario en el proceso que se avecina. Esta estrategia es compatible con la de presionar al PSOE, al que amenaza constantemente con el riesgo de ruptura de la tregua de ETA si los socialistas no dan pasos en la dirección que ellos quieren.
Tras cuatro años en la ilegalidad, Batasuna pisa ahora el acelerador para intentar asumir el liderazgo del proceso de negociación política que pretende impulsar y para desbancar al PNV, que hasta ahora se ha mantenido a la expectativa.
La manifestación de ayer ante la sede socialista en Bilbao y las descalificaciones de los dirigentes de Batasuna deberían hacer reflexionar al PSOE, que lo mejor que podría hacer es distanciarse de la izquierda aberztale y recuperar el consenso con el PP. Soslayando la legalidad, el PSE aceptó reunirse con Batasuna hace 36 días y de poco ha servido porque el partido de Otegi ni ha condenado la violencia ni ha solicitado la legalización ni ha hecho concesión alguna. Al contrario, se ha radicalizado en sus exigencias, poniendo en evidencia la inutilidad del esfuerzo de Patxi López.
Batasuna quiere chantajear al PSOE y marcar los tiempos de la agenda política, una burda trampa en la que Zapatero no debe caer.
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