Intelectuales gallegos culpan del fuego al «rencor por el cambio»

12-08-06



LA OTRA 'MAREA NEGRA' / La tesis de la conspiración

Intelectuales gallegos culpan del fuego al «rencor por el cambio»


Greenpeace recuerda que en 1989 se acuñó el término 'terrorismo incendiario' y critica que se use los siniestros como arma arrojadiza


MADRID.- Vuelve el espíritu del Prestige. Se avecinan manifestaciones de lágrimas negras e infinidad de declaraciones incendiarias procedentes del mundo de la cultura. Algunos intelectuales gallegos hablaron ayer, y lo hicieron para situarse a un lado o a otro de la gran zanja política que las llamas, otro verano más, han abierto en Galicia. Los más, a favor de la tesis oficial que apunta a terroristas incendiarios organizados.

El escritor Manuel Rivas lo dijo sin pelos en la lengua ayer a Efe desde la Costa de la Muerte: detrás de los incendios hay «gente que ha vivido con rencor el cambio» de gobierno autonómico en el último año.
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En la línea de las hipótesis de la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona («personas con actitudes despechadas por no haber sido contratadas en brigadas forestales»), aseguró que ya «no se puede seguir siendo ingenuo» respecto al fuego.

«Basta ver el mapa», indicó, para ver que detrás de esta situación hay «una estrategia bélica» para crear «pánico» y «colapsar Galicia».

«Yo hasta ahora quería ser cauto, pero es demasiado, hay que salir de la ingenuidad», consideró Rivas, que en 2003 fue el encargado de leer el manifiesto de la marcha para pedir responsabilidades al Gobierno del PP por la catástrofe del chapapote.

«En Galicia siempre ha habido fuegos. Pero esto es diferente. ¿A quién beneficia económica y políticamente esta situación? Esto tiene que ver con la nueva situación política en Galicia», dijo. El autor de El lápiz del carpintero también señaló con el dedo a la «gente asociada a la propia industria del fuego».

Otro escritor gallego, Suso de Toro, dijo que los fuegos buscan el «impacto social» y el «desafío al Gobierno» utilizando una «estrategia de sabotaje» y una «gran logística» para conseguir que este verano Galicia «se convierta en un Irak insurgente».

Para el premio Nacional de Narrativa, este «terrorismo del fuego» busca «aterrorizar a la sociedad». «Ha nacido de la industria del fuego que se ha creado alrededor del dinero público, que se invierte en aviones y camiones para apagarlo, pero no en limpiar montes».

«Lo que me parece inconcebible», añadió, «es que después de un año de nuevo Gobierno reaparezca Fraga diciendo que la culpa de los incendios la tiene el Gobierno bipartito».

Más hogueras. La de Antón Reixa, ex líder del grupo musical Os Resentidos: «Hay incendiarios vinculados a los servicios de extinción. Pero hay algo que hay que decir. Esto supone, como toda acción terrorista, crear sobresalto, inestabilidad, algo que puede convenir a quien no le guste lo que políticamente está pasando en Galicia».

Con más prudencia hablaron el actor Luis Tosar -«Cuesta imaginar quién está detrás»- y los músicos Julián Hernández (Siniestro Total) -«Hay intereses muy complejos y diversos»- y Teo Cardalda (Cómplices), que dijo no saber «si es un problema político, social, o qué».

Entre tantas declaraciones, resurgió de sus cenizas la Plataforma Nunca Máis, que ha comenzado por convocar para el próximo día 20 en Santiago de Compostela una manifestación de «solidaridad» con los afectados y de rechazo a los «incendiarios», y también para pedir una nueva política de montes.

¿Será igual de crítica con el Ejecutivo gallego como lo fue con el Gobierno del PP? Su portavoz Rafael Villar dijo que sí, que van a pedir responsabilidades y que entre su público objetivo también se encuentran los votantes populares, informa Olga R. Sanmartín.

Por otro lado, Greenpeace tiró ayer de hemeroteca para recordar que Galicia lleva sufriendo crisis incendiarias cada cinco o seis años. Así, en 1989 (cuando en la prensa se acuñó el término terrorismo incendiario) ardieron en 8.243 incendios gallegos 205.392 hectáreas. Hubo 30 detenidos, pero no se llevó a cabo ninguna investigación.

En 1995 (cuando Fraga dijo: «No se puede evitar que haya algún terrorista, unos políticos y otros medioambientalistas»), la región se vio afectada en sólo tres días por 600 fuegos y sólo hubo cuatro detenidos. En 2000, la peor plaga desde 1995, la Xunta señaló al BNG como los «beneficiarios del fuego».

«Es un clásico atribuir los episodios de olas incendiarias a la presunta rentabilidad política», concluyó la asociación ecologista. «Las olas incendiarias ocurren gobierne quien gobierne. Esta nueva crisis tiene que hacernos entender de una vez que la política antiincendios no se puede utilizar como arma arrojadiza entre partidos».


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