EL MISTERIO DE LA KANGOO: LLENA PARA UNOS Y VACIA PARA OTROS
07-08-06
EDITORIAL
EL MISTERIO DE LA KANGOO: LLENA PARA UNOS Y VACIA PARA OTROS
EDITORIAL
EL MISTERIO DE LA KANGOO: LLENA PARA UNOS Y VACIA PARA OTROS
La Renault Kangoo, hallada el 11-M junto a la estación de Alcalá, fue la prueba clave que hizo creer a la opinión pública en una probable autoría islámica del atentado, ya que contenía restos de dinamita, detonadores y la famosa cinta coránica.
Son muchas las incógnitas que plantea la aparición de la Kangoo en ese preciso lugar y en ese preciso momento. Una de ellas es la flagrante contradicción entre la versión de los agentes que inspeccionaron la furgoneta en Alcalá en la misma mañana del 11-M, que dijeron que estaba vacía y el contenido del sumario, que establece que se encontraron «61 evidencias».
EL MUNDO publica hoy el testimonio del jefe de los tedax, el comisario Sánchez Manzano, que declaró en el Congreso en julio de 2004 que la furgoneta estaba «prácticamente vacía». Manzano afirmó que «no había nada» en su interior -excepto la bolsa de los detonadores bajo el asiento del copiloto- y que, por ello, no tuvo problemas al inspeccionarla inmediatamente cuando llegó al complejo de Canillas.
Su versión coincide punto por punto con la del jefe de la Policía Científica de Alcalá, Luis Martín, que aseguró en el Congreso de forma tajante que la Kangoo estaba vacía, salvo un chaleco, una tarjeta y una cinta que había en el salpicadero. Martín relató en el Congreso cómo presenció la inspección de los perros, que tampoco detectaron nada. Otros tres agentes corroboraron la versión de Martín.
Por lo tanto, cuatro personas fueron testigos de que la furgoneta estaba vacía en la mañana del 11-M y otra más, el comisario Sánchez Manzano, lo ratifica y precisa que también lo estaba al llegar a Canillas.
Los cinco testimonios coincidentes sobre un punto tan importante como éste para la investigación chocan, sin embargo, frontalmente con el auto de procesamiento dictado por el juez Del Olmo, en el consta que había esas «61 evidencias». Entre ellas, dos mantas, un jersey, dos bufandas, tres guantes, 14 chalecos de fútbol y una bolsa de Carrefour.
El MUNDO se tomó el trabajo de colocar los objetos que figuran descritos en el sumario en una furgoneta idéntica y comprobó que es materialmente imposible que los agentes no los vieran. Ello sólo se puede explicar por dos hipótesis: o bien estos policías sufrieron una merma drástica de sus facultades, al igual que los perros, o bien alguien introdujo esos objetos posteriormente. Ya que lo primero es absurdo, el testimonio de Sánchez Manzano induce a creer que fueron colocados en Canillas con posterioridad a su llegada.
Esta última hipótesis lleva a concluir que alguien vinculado a las Fuerzas de Seguridad del Estado manipuló el contenido de la Kangoo para encauzar la investigación del 11-M en una determinada reacción, igual que sucedió con la mochila de Vallecas y el Skoda. Del Olmo no debería dejar suelto este importante cabo, lo que exigiría que llamara a declarar a Sánchez Manzano y los agentes que vieron la Kangoo para cotejar su versión con la del sumario. Y he aquí una razón más para que la Diputación Permanente del Congreso pida la comparecencia a Rubalcaba, que debería explicar las lagunas y las contradicciones existentes sobre los explosivos y la furgoneta entre lo que la policía declaró en el Parlamento y le comunicó al juez.
Son muchas las incógnitas que plantea la aparición de la Kangoo en ese preciso lugar y en ese preciso momento. Una de ellas es la flagrante contradicción entre la versión de los agentes que inspeccionaron la furgoneta en Alcalá en la misma mañana del 11-M, que dijeron que estaba vacía y el contenido del sumario, que establece que se encontraron «61 evidencias».
EL MUNDO publica hoy el testimonio del jefe de los tedax, el comisario Sánchez Manzano, que declaró en el Congreso en julio de 2004 que la furgoneta estaba «prácticamente vacía». Manzano afirmó que «no había nada» en su interior -excepto la bolsa de los detonadores bajo el asiento del copiloto- y que, por ello, no tuvo problemas al inspeccionarla inmediatamente cuando llegó al complejo de Canillas.
Su versión coincide punto por punto con la del jefe de la Policía Científica de Alcalá, Luis Martín, que aseguró en el Congreso de forma tajante que la Kangoo estaba vacía, salvo un chaleco, una tarjeta y una cinta que había en el salpicadero. Martín relató en el Congreso cómo presenció la inspección de los perros, que tampoco detectaron nada. Otros tres agentes corroboraron la versión de Martín.
Por lo tanto, cuatro personas fueron testigos de que la furgoneta estaba vacía en la mañana del 11-M y otra más, el comisario Sánchez Manzano, lo ratifica y precisa que también lo estaba al llegar a Canillas.
Los cinco testimonios coincidentes sobre un punto tan importante como éste para la investigación chocan, sin embargo, frontalmente con el auto de procesamiento dictado por el juez Del Olmo, en el consta que había esas «61 evidencias». Entre ellas, dos mantas, un jersey, dos bufandas, tres guantes, 14 chalecos de fútbol y una bolsa de Carrefour.
El MUNDO se tomó el trabajo de colocar los objetos que figuran descritos en el sumario en una furgoneta idéntica y comprobó que es materialmente imposible que los agentes no los vieran. Ello sólo se puede explicar por dos hipótesis: o bien estos policías sufrieron una merma drástica de sus facultades, al igual que los perros, o bien alguien introdujo esos objetos posteriormente. Ya que lo primero es absurdo, el testimonio de Sánchez Manzano induce a creer que fueron colocados en Canillas con posterioridad a su llegada.
Esta última hipótesis lleva a concluir que alguien vinculado a las Fuerzas de Seguridad del Estado manipuló el contenido de la Kangoo para encauzar la investigación del 11-M en una determinada reacción, igual que sucedió con la mochila de Vallecas y el Skoda. Del Olmo no debería dejar suelto este importante cabo, lo que exigiría que llamara a declarar a Sánchez Manzano y los agentes que vieron la Kangoo para cotejar su versión con la del sumario. Y he aquí una razón más para que la Diputación Permanente del Congreso pida la comparecencia a Rubalcaba, que debería explicar las lagunas y las contradicciones existentes sobre los explosivos y la furgoneta entre lo que la policía declaró en el Parlamento y le comunicó al juez.
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