La falta de estabilidad parlamentaria hace peligrar los Presupuestos y los principales proyectos del PSOE

27-08-06


EL NUEVO CURSO POLITICO / Las cuentas de 2007 y las leyes de Dependencia, Igualdad y Memoria Histórica no tienen apoyo para ser aprobadas / La reforma constitucional se da por perdida al verse inviable un acuerdo con el PP

La falta de estabilidad parlamentaria hace peligrar los Presupuestos y los principales proyectos del PSOE

MANUEL SANCHEZ

MADRID.- El Gobierno y el PSOE se enfrentan a su curso político más difícil. Si el pasado año, en estas mismas fechas, la única duda que había era saber cuántos votos le iban a sobrar al Ejecutivo para aprobar las cuentas del Estado, ahora nadie puede garantizar qué grupos y en qué número respaldarán los Presupuestos Generales para 2007.

Pero la inestabilidad parlamentaria del Ejecutivo no acaba ahí. Normativas clave del programa socialista, como la Ley de Dependencia o la de Memoria Histórica son ahora ampliamente rechazadas por la mayoría de los grupos parlamentarios. Incluso la publicitada Ley de Igualdad no es del agrado de muchos partidos.
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El problema es, evidentemente, político, y está empezando a causar gran inquietud en las filas socialistas. Es más, según ha podido saber EL MUNDO, la incansable vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, tiene el encargo del jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, de implicarse más en la búsqueda de consensos parlamentarios o, al menos, de estar vigilante e intervenir cuando sea oportuno,

Son muchos y variados los motivos de este escenario, un tanto sorprendente para un Gobierno que -con 164 diputados- ha logrado extender la sensación de que, en la práctica, tenía mayoría absoluta. El principal radica en los efectos colaterales del Estatuto de Cataluña y en la convocatoria electoral en esta comunidad.

Ambos hechos han supuesto que ERC haya dejado de ser un aliado fiable para el PSOE. Los independentistas catalanes están dolidos con Zapatero, y no van a hacer nada a favor de la estabilidad del Ejecutivo.

Puigcercós se va

A esto se une, además, la marcha de Joan Puigcercós del Congreso a principios del próximo mes. El dirigente de ERC -además de haber encontrado sintonía con el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, cuando éste era portavoz parlamentario del PSOE- era un político que, con el tripartito en el Gobierno y con el PSOE en La Moncloa, sabía acordar y consensuar.

Ahora, las circunstancias serán muy distintas. El nuevo portavoz socialista, Diego López Garrido, no tiene buenas relaciones con ERC, ni ERC las tiene con él. Pero además ya no negociará con Puigcercós, sino con Joan Tardà o, como se rumorea, con Joan Puig en sustitución como presidente del Grupo Parlamentario de ERC de Joan Puigcercós,

El PSOE, en estas circunstancias, podría apoyarse en CiU, pero con los nacionalistas catalanes no tiene votos suficientes. Además, eso supondría inmediatamente perder los cinco diputados de IU-ICV. El coordinador general de la coalición, Gaspar Llamazares, ya tiene bastantes problemas internos para, además, sumarse a acuerdos con la coalición de CiU para salvar la cara al PSOE.

Sólo cabría, como último recurso matemático, el PNV. Pero los nacionalistas vascos discrepan de muchas de las líneas políticas del Gobierno y tampoco están dispuestos, en pleno proceso de paz, a volver a acomodar al PSOE en el poder.

Con estos mimbres, muchos dirigentes socialistas se preguntan: ¿ERC va a apoyar los Presupuestos esta vez? ¿No es impensable una aprobación con CiU e IU-ICV? ¿El PNV y CiU van a salvar las cuentas del Estado?

Pero, además, los proyectos estrella del Gobierno están muy lejos de tener respaldos. ERC, en el penúltimo favor al Ejecutivo, salvó la Ley de Dependencia de dos enmiendas a la totalidad del PNV y CiU, apoyadas por el PP. La Ley de Memoria Histórica está, a día de hoy, en minoría en la Cámara Baja porque IU y ERC han presentado enmiendas a la totalidad y el PP se opone a ella. De seguir así las cosas, corre el riesgo de ser la primera ley devuelta al Gobierno de esta legislatura en el debate a la totalidad.

Incluso la retrasada Ley de Igualdad no es vista demasiado bien por distintas formaciones nacionalistas.

Con este panorama, hablar de las cuatro reformas de la Constitución prometidas por Zapatero es una quimera. El presidente del Gobierno, ya sin mucho entusiasmo, anunció que en septiembre haría una propuesta que debe pasar, obligatoriamente, por el consenso con el PP. A día de hoy, ni en el Ejecutivo ni en el PSOE dan la más mínima posibilidad a que pueda avanzar esta vía. No obstante, se hará la propuesta para lograr protagonismo en los medios de comunicación.

En el Gobierno y entre algunos miembros de la dirección socialista se intenta minusvalorar esta situación, que preocupa significativamente a algunos sectores cercanos a ambos núcleos de poder. Incluso hay quien, como solución final, propone la suma de los votos con CiU y la infalible Coalición Canaria, más algunos respaldos seguros por parte del Grupo Mixto.

Pero el motivo fundamental que esgrimen las fuentes consultadas es que los populares siguen en la más absoluta soledad política y parlamentaria. Más claro: primará más el desprecio al PP que un mal acuerdo con el PSOE. Sin embargo, lo que ha valido en estos dos años y medio parece que puede darse la vuelta. De hecho, ya ha habido votaciones en el Congreso para echar abajo anteproyectos de ley del PSOE o proposiciones no de ley, donde los nacionalistas con el PP o, el PP con los nacionalistas, han sumado la mayoría necesaria.

López Garrido tiene, sin duda, un amplio trabajo por delante en los tres periodos de sesiones que restan hasta las elecciones. Lo que ocurra en las elecciones catalanas y cómo se configure después el gobierno de la Generalitat también aclarará mucho el panorama parlamentario. Hasta entonces, y con las puertas del Congreso a punto de abrirse, el PSOE sólo tiene 164 diputados y está en minoría parlamentaria. A día de hoy, más que nunca lo ha estado en todo lo que va de legislatura.

Tardà contra López Garrido

Sólo hay que recordar lo que dijo el portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardà, el pasado jueves para darse cuenta de que no tiene una relación muy cordial con Diego López Garrido.

El dirigente republicano denunció «improvisación» entre el PSOE y el Gobierno en materia de inmigración porque, tal y como se encargó de recordar, López Garrido presentó una iniciativa parlamentaria para promover el voto de los inmigrantes poco antes de que desde Cataluña se criticara esta idea y de que la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, la considerara «altamente improbable». «Parece ser que López Garrido enciende el fuego y José Montilla [candidato del PSC a la Generalitat] tiene que apagarlo en Cataluña», expresó Tardà.

«No sé si es que López Garrido tiene mucho trabajo o qué...», ironizó, insinuando que las cosas funcionaban mejor en el Grupo Socialista con Alfredo Pérez Rubalcaba.

Tampoco son muy cordiales las relaciones de IU con el nuevo portavoz socialista: todavía no le han perdonado que en 2001 sacara de la coalición a Nueva Izquierda -de la que era secretario general- y se la llevara al PSOE.

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