'El Gitanillo' dice que vio cómo sacaban los explosivos de la mina

28-03-07



JUICIO POR UNA MASACRE / Las declaraciones

'El Gitanillo' dice que vio cómo sacaban los explosivos de la mina


El testimonio del único condenado por el 11-M respalda las tesis de la fiscal

MANUEL MARRACO

MADRID.- La acusación mantenida por la Fiscalía recibió ayer un respaldo rotundo con la declaración del único condenado hasta el momento por el 11-M, Gabriel Montoya Vidal, El Gitanillo. El testigo fue parco, pero claro: él mismo vio cómo Emilio Suárez Trashorras enseñaba la mina a El Chino y cómo el terrorista y dos acompañantes volvían con mochilas «cargadas de explosivos».

Tras averiguar, con tono maternal, que el testigo acababa de cumplir 19 años -era menor cuando fue condenado-, la fiscal Olga Sánchez le preguntó por los acontecimientos del sábado 28 de febrero de 2004. Ese día vio por segunda vez a Jamal Ahmidan, El Chino, al que él conocía por Mowgli, el mote que le puso Trashorras. La primera había sido un mes antes, cuando aceptó llevar a Madrid una mochila que, según supo después, contenía dinamita.

Tres viajes

El testigo relató tres viajes a Mina Conchita el 28 de febrero. El primero lo hizo junto a Trashorras, El Chino y los dos acompañantes que éste se había traído, de los que no sabía nombre ni apodo. Llegaron hasta la barrera de entrada. Sólo salieron de los coches El Chino y Trashorras, que se adentraron en la mina durante algo más que media hora. Al volver a los coches para regresar a Avilés, oyó al ex minero decirle a El Chino: «No te olvides de los clavos».

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Los islamistas compraron cuatro o cinco mochilas «grandes, de montaña, oscuras», con las que volvieron a la mina. El Gitanillo les acompañó por orden de Trashorras para indicarles el camino, mientras que el ex minero se quedaba en Avilés. De nuevo, el testigo se quedó en el coche. Echó una cabezada y, un par de horas después, vio a los tres terroristas regresar a los vehículos. «Bajaban con las mochilas llenas de explosivos», dijo ante el tribunal.

Aún hubo otro viaje a buscar más dinamita. Esta vez fueron solos El Chino y los dos acompañantes, que volvieron al garaje de Trashorras para descargar las mochilas. El explosivo llegó a Madrid en dos vehículos.

Ayer, El Gitanillo no quiso implicar al resto de acusados más de lo que ya lo había hecho en sus múltiples declaraciones judiciales. Cuando tocaba hacerlo, respondía con un «no me acuerdo».

El abogado de Trashorras, Gerardo Turiel, centró la defensa del ex minero en las abundantes contradicciones que contenían esas declaraciones judiciales. «En su declaración en Los Rosales [el centro de menores, cuando ya estaba condenado] ofrece tres versiones distintas de lo que sucedió. ¿Cómo sabemos cuándo dice la verdad?». «Esa parte final sobra», atajó el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez. «La retiro», respondió el letrado. «Sí, pero ya la ha dicho», insistió el magistrado, que a continuación preguntó al testigo si en ese momento estaba diciendo la verdad». «Sí».

Las preguntas de la fiscal también abarcaron el viaje en autobús a Madrid. El Gitanillo explicó que fue el acusado Iván Granados quien le informó de lo que había transportado. «Me dijo que hubiera llevado explosivos, que él hubiera ido con Emilio a buscarlos a una mina, no me dijo a cuál».

Hubo también una visita a Mina Conchita días antes de que llegara El Chino con sus amigos. Fue con Trashorras, al que vio reunirse en la distancia con dos personas vestidas de mono azul a las que no reconoció. Cuando volvió al coche, el ex minero le dijo: «Esto está bien, esto está hecho».

La memoria de El Gitanillo también alcanzó ayer a otra frase de Trashorras, esta vez tras el 11-M: «Menuda la que armó Mowgli».

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