Maragall se jacta de que Cataluña tiene ahora el poder y «el Estado es residual»
10-08-06
BAUTISMO ESTATUTARIO / La reforma, en marcha
Maragall se jacta de que Cataluña tiene ahora el poder y «el Estado es residual»
«Tenemos ya una Constitución y podemos tratar con Toulouse igual que con Aragón»
DANIEL G. SASTRE
BAUTISMO ESTATUTARIO / La reforma, en marcha
Maragall se jacta de que Cataluña tiene ahora el poder y «el Estado es residual»
«Tenemos ya una Constitución y podemos tratar con Toulouse igual que con Aragón»
SANT JAUME DE FRONTANYA.- La comitiva de la Generalitat, encabezada por su presidente, Pasqual Maragall, llegó al diminuto municipio de Sant Jaume de Frontanyà (Barcelona) pasadas las 11.00 horas. El jefe del Ejecutivo quiso descorchar simbólicamente el Estatuto, que ayer entraba en vigor, en el municipio más pequeño de Cataluña. Durante su discurso institucional, Maragall se refirió al texto como «la nueva Constitución de Cataluña», y afirmó que, tras su aprobación, «nada puede frenarla».
Todo escapó a la ortodoxia durante la intensa jornada de ayer.
(.../...)
Los que habitualmente siguen al president, colaboradores e informadores, tuvieron que desplazarse a 140 kilómetros de Barcelona, el pueblo vio cómo se multiplicaba su población y la Guardia Civil y los Mossos d'Esquadra aparecieron juntos en las fotos.
Incluso el discurso de Maragall fue algo extraño, porque lo dedicó en su mayor parte, el día en que se inauguraba oficialmente el Estatuto, a hablar sobre la Eurorregión que promueve, la conquista de Valencia y Baleares del rey Jaume I y los problemas geopolíticos europeos.
Sí dijo el presidente de la Generalitat, en un parlamento completamente improvisado, que con el nuevo Estatuto «el Estado queda prácticamente residual» en Cataluña, porque la comunidad es, «de todos los territorios de Europa que no son Estado, el que más se parece a un Estado».
Maragall también glosó las virtudes de Cataluña explicando que «tiene industria, agricultura, tecnología y biotecnología», y que, con el «arma potente» que es el nuevo Estatuto, tiene «una gran capacidad de actuación en todos los terrenos».
«Una España amiga»
El presidente de la Generalitat no olvidó agradecer al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero su apoyo para la aprobación del texto, que no consiguió congregar en las urnas ni a la mitad de los catalanes con derecho a voto. «Ahora tenemos a una España amiga, que nos entiende y que nos permite un Estatuto importante, que nos permite hacer prácticamente el 80% del gasto público desde la Generalitat y los ayuntamientos, y el Estado queda casi residual», aseguró el jefe del Ejecutivo catalán.
Pero seguramente imbuido por la iglesia románica del pueblo y su majestuoso entorno natural, Maragall prefirió dedicar la mayor parte de su discurso a cosas que en principio están poco relacionadas con el nuevo texto. «En el año 1100 Cataluña era esto, y casi nada más», empezó su recorrido histórico, subrayando el motivo por el que había desplazado su primer acto oficial de la era Estatuto al corazón de Cataluña. «Después Cataluña se amplió cuando Jaume I conquistó Valencia y aquellas islas de donde salían piratas para molestarla», añadió el presidente de la Generalitat, en referencia a las Baleares.
Maragall enlazó esta reflexión con la vindicación de la Eurorregión, que ha sido una constante durante su mandato. Dijo que «ya no hay fronteras, podemos tratar igual con Toulouse que con Aragón». «Estamos en un mundo diferente, y no hay ejércitos que cuenten que no sean los de la inteligencia, los de la tecnología y los del trabajo, y en este mundo, en esta Europa, y en esta España, Cataluña tiene mucho que decir», aseguró.
Maragall llevó más lejos su disgresión cuando habló de la potencia de Europa, que a su juicio ha disminuido en los últimos años. «Europa está muy mal, no tiene la fuerza que habría de tener. No es capaz de evitar enfrentamientos, tiene un poder sobre su entorno nulo y debería mirar al Mediterráneo», afirmó.
Para él, los problemas del Viejo Continente se empezaron a solucionar desde ayer mismo, con su modesto acto en el municipio barcelonés: «Arreglaremos nuestro territorio, favoreceremos a nuestra gente e iremos juntos con otros que están a nuestro alrededor para hacer que algunos de los problemas que tiene Europa se puedan resolver. Y lo digo aquí, en Sant Jaume de Frontanyà, donde empezó Cataluña, porque es aquí donde empezará la renovación europea».
El presidente de la Generalitat estuvo acompañado en el municipio de Sant Jaume de Frontanyà por la vicepresidenta del PSC, Manuela de Madre, los consejeros de Trabajo (Jordi Valls) y Gobernación (Xavier Sabater), el alcalde del pueblo, Ramón Vilalta, y el secretario general de la Presidencia, su hermano Ernest Maragall.
Todo escapó a la ortodoxia durante la intensa jornada de ayer.
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Los que habitualmente siguen al president, colaboradores e informadores, tuvieron que desplazarse a 140 kilómetros de Barcelona, el pueblo vio cómo se multiplicaba su población y la Guardia Civil y los Mossos d'Esquadra aparecieron juntos en las fotos.
Incluso el discurso de Maragall fue algo extraño, porque lo dedicó en su mayor parte, el día en que se inauguraba oficialmente el Estatuto, a hablar sobre la Eurorregión que promueve, la conquista de Valencia y Baleares del rey Jaume I y los problemas geopolíticos europeos.
Sí dijo el presidente de la Generalitat, en un parlamento completamente improvisado, que con el nuevo Estatuto «el Estado queda prácticamente residual» en Cataluña, porque la comunidad es, «de todos los territorios de Europa que no son Estado, el que más se parece a un Estado».
Maragall también glosó las virtudes de Cataluña explicando que «tiene industria, agricultura, tecnología y biotecnología», y que, con el «arma potente» que es el nuevo Estatuto, tiene «una gran capacidad de actuación en todos los terrenos».
«Una España amiga»
El presidente de la Generalitat no olvidó agradecer al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero su apoyo para la aprobación del texto, que no consiguió congregar en las urnas ni a la mitad de los catalanes con derecho a voto. «Ahora tenemos a una España amiga, que nos entiende y que nos permite un Estatuto importante, que nos permite hacer prácticamente el 80% del gasto público desde la Generalitat y los ayuntamientos, y el Estado queda casi residual», aseguró el jefe del Ejecutivo catalán.
Pero seguramente imbuido por la iglesia románica del pueblo y su majestuoso entorno natural, Maragall prefirió dedicar la mayor parte de su discurso a cosas que en principio están poco relacionadas con el nuevo texto. «En el año 1100 Cataluña era esto, y casi nada más», empezó su recorrido histórico, subrayando el motivo por el que había desplazado su primer acto oficial de la era Estatuto al corazón de Cataluña. «Después Cataluña se amplió cuando Jaume I conquistó Valencia y aquellas islas de donde salían piratas para molestarla», añadió el presidente de la Generalitat, en referencia a las Baleares.
Maragall enlazó esta reflexión con la vindicación de la Eurorregión, que ha sido una constante durante su mandato. Dijo que «ya no hay fronteras, podemos tratar igual con Toulouse que con Aragón». «Estamos en un mundo diferente, y no hay ejércitos que cuenten que no sean los de la inteligencia, los de la tecnología y los del trabajo, y en este mundo, en esta Europa, y en esta España, Cataluña tiene mucho que decir», aseguró.
Maragall llevó más lejos su disgresión cuando habló de la potencia de Europa, que a su juicio ha disminuido en los últimos años. «Europa está muy mal, no tiene la fuerza que habría de tener. No es capaz de evitar enfrentamientos, tiene un poder sobre su entorno nulo y debería mirar al Mediterráneo», afirmó.
Para él, los problemas del Viejo Continente se empezaron a solucionar desde ayer mismo, con su modesto acto en el municipio barcelonés: «Arreglaremos nuestro territorio, favoreceremos a nuestra gente e iremos juntos con otros que están a nuestro alrededor para hacer que algunos de los problemas que tiene Europa se puedan resolver. Y lo digo aquí, en Sant Jaume de Frontanyà, donde empezó Cataluña, porque es aquí donde empezará la renovación europea».
El presidente de la Generalitat estuvo acompañado en el municipio de Sant Jaume de Frontanyà por la vicepresidenta del PSC, Manuela de Madre, los consejeros de Trabajo (Jordi Valls) y Gobernación (Xavier Sabater), el alcalde del pueblo, Ramón Vilalta, y el secretario general de la Presidencia, su hermano Ernest Maragall.
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