«No me extrañó lo que pasó, por la Guerra de Irak»

18-04-07



JUICIO POR UNA MASACRE / Las declaraciones

«No me extrañó lo que pasó, por la Guerra de Irak»

El líder de la célula española de Al Qaeda, 'Abu Dahdah' afirma que «el abuso en nuestros países genera odio»

MANUEL MARRACO

MADRID.- Los abusos generan odio, por eso a Imad Eddin Barakat Yarkas, Abu Dahdah, no le extrañaron los atentados del 11-M. Así se pronunció ayer el condenado como líder de la célula española de Al Qaeda, cuya detención, según el escrito de la Fiscalía, desencadenó «el proyecto de atentar en España».


Abu Dahdah, que cumple 12 años de prisión, compareció como testigo en la misma sala en la que fue juzgado hace dos años. Ayer, como en aquel juicio, consideró «inadmisibles» los atentados de Madrid y aseguró que todo lo que sabía al respecto provenía de los medios de comunicación. (.../...)

«No me extrañó lo que pasó, por la Guerra de Irak; no me extrañó, lo digo seriamente, porque en nuestra cultura, en nuestros países, yo sé que el abuso genera odio», dijo. A continuación, apuntó a los seguidores de la doctrina Takfir -movimiento integrado en el salafismo yihadista marroquí- como los únicos capaces de cometer un atentado así, porque entienden el islam como «venganza».

El testigo explicó que sólo conocía a dos de los que se sientan tras el cristal blindado: Jamal Zougam y Mouhannad Almallah Dabas. Sobre el primero, reprodujo lo que el propio Zougam dijo cuando a él le tocó hacer de testigo en el juicio contra Abu Dahdah: que el sirio era un comerciante que le suministraba diversos productos para la tienda que tenía antes de abrir el locutorio. Abu Dahdah aseguró que ni siquiera llegó a saber si Zougam era religioso. La Fiscalía, sin embargo, describe a Zougam como «gran amigo» del sirio.

Respecto a su compatriota Mouhannad Almallah, sus contactos se limitaron a que en una ocasión le reparó la lavadora. Nunca estuvo, dijo, en el local de Virgen del Coro, propiedad de Mouhannad, en el que se alojaron otros acusados.

También habló de Serhane ben Abdelmajid Fakhet El Tunecino, fallecido en Leganés. Su cara le sonaba de la mezquita de la M-30. Cuando la foto del suicida salió en televisión, recordó haberle visto por allí cuando dejaba a sus hijos en la escuela que hay el centro religioso. No recordaba haber hablado con él.

El testigo reconoció que sabía quién era el «clérigo» Abu Qutada, considerado el máximo dirigente islamista en Europa. Según dijo, asistió a algunos de sus «conferencias» cuando viajaba al Reino Unido. En su opinión, Abu Qutada no defendía la yihad.

Al margen de las palabras de Abu Dahdah, el fugaz interrogatorio de la fiscal Olga Sánchez fue suficiente para demostrar su disgusto por que el testigo hubiera comparecido ante el juez Baltasar Garzón y no ante Juan del Olmo. No quedó claro si el disgusto era hacia Abu Dahdah o, más probablemente, hacia Garzón, por tomarle declaración aun sabiendo que había pedido declarar sobre los atentados del 11 de Marzo.

«Usted declaró delante del juez Baltasar Garzón y no ante el juez que investiga la causa...», dijo la fiscal en una de sus tres únicas preguntas.

«¿Por qué tenía interés en declarar ante el juez Garzón cuando el 11-M?», preguntó Olga Sánchez. «Sí, yo tenía interés. Lo primero son los principios, y lo que ha pasado es inadmisible», respondió Abu Dahdah.

Cuando la fiscal le pidió que explicara la doctrina Takfir, el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, recordó que comparecía como testigo y no como perito experto en ideologías. El testigo acertó a decir que «tenía que ser» el movimiento Takfir el responsable del 11-M.

Según la acusación que mantiene la fiscal, «el proyecto de ejecutar atentados en España se empezó a fraguar a raíz de las detenciones en noviembre de 2001 del máximo representante y líder de Al Qaeda en España, el sirio nacionalizado español Imad Eddine Barakat Yarkas, alias Abu Dahdah»

«Adoctrinados perfectamente por el anteriormente mencionado Abu Dahdah», prosigue el escrito, «varios de sus seguidores, entre los que destacaban Mustafá Maymouni [encarcelado en Marruecos por los atentados de Casablanca], Driss Chebli y El Tunecino comenzaron a mantener reuniones con el objeto de determinar los atentados a cometer en suelo español y a captar para sus fines a personas cercanas a los grupos salafistas marroquíes».

Sus intenciones se vieron reforzadas, según el escrito, por «la posición del Gobierno de España en la Guerra de Irak».



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