COMENTARIOS LIBERALES 'Tontiastuto' FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS


06-06-07



COMENTARIOS LIBERALES

'Tontiastuto'


FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

Zapatero ha dado la razón a quienes no esperamos nada de él. Nada bueno, se entiende. Zapatero, ante el anuncio de crímenes a voleo, al por mayor, al por menor o como pueda hacer más daño con menos riesgo, emitió ayer un mensaje lleno de guiños a los criminales, sin una sola referencia al Pacto por las libertades y contra el terrorismo, sin la utilización una sola vez de la palabra terroristas, insistiendo en la liquidación de la soberanía española como fuente de legitimidad política en el País Vasco, que no otra cosa significa insistir en la monserga de que los vascos serán lo que quieran ser. Lo único que la mayoría de los vascos no querría ser es cadáver, pero la minoría no menos vasca de Etasuna sigue empeñada en matar a quien se oponga a su proyecto totalitario.
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Zapatero demostró ayer, por lo que dijo y por lo que no dijo, que sigue de rodillas ante ETA. Y ETA había demostrado horas antes, de madrugada, que le tiene tomada la medida a Zapatero. Una medida, dicho sea de paso, que no es, políticamente hablando, elefantiásica o monumental, sino liliputiense o nula. Si alguien tenía alguna confianza en que Zapatero rectificase, tendrá que rectificar un juicio tan optimista. Con este iluminado, perito en traiciones, emboscamientos y sinuosidades no hay nada que hacer.

Cuando le veía ofender a la inteligencia y a las víctimas del terrorismo me vino a la cabeza aquella definición de González que hizo Sánchez Ferlosio: «gatazo tontiastuto y castrado». Lo de gatazo no conviene a Bambi. Lo de castrado era una licencia gatuna de Ferlosio. Pero lo de tontiastuto define muy bien el gesto, muy adecuado a su política, exhibido ayer por Zapatero. Desde que llegó a Moncloa, gracias a la masacre del 11-M vilmente manipulada, el archisectario ZP ha sentado plaza de astuto, de listillo, de embaucador de etarras. Como si el trato con los terroristas fuera comparable al trato con cualquier otra fuerza política. Como si ETA no hubiera demostrado mil veces, o diez mil, o cien mil, según el tipo de víctimas que contemos, que ni le importa la vida de los españoles ni, menos aún, la de los vascos que lo son y así se sienten.

Cuando estaba en su peor momento, Zapatero rescató a la banda. Peor: hizo concebir a toda España, especialmente a la que compra a precio de oro tranquilidad para su siesta y se pone de perfil para que los platos los pague otro, esperanzas dizque fundadas de que el terrorismo había terminado. ETA se dejó querer por ZP, sus mariachis mediáticos y sus titiriteros rosiblancos, claro, pero no ha dejado nunca de creer en la virtud pedagógica del tiro en la nuca.

Zapatero, convertido en Míster Yo, ha olvidado la virtud de resistir al mal como principio de todo bien; y con gesto tontiastuto sigue de rodillas ante la ETA. ¡Qué más necesita la banda para matar más y mejor! En Moncloa tiene un amigo.

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