MANUEL ESCRIBANO «Tuvo una actitud intimidatoria, yo estaba en sus manos»

12-10-06



MANUEL ESCRIBANO

«Tuvo una actitud intimidatoria, yo estaba en sus manos»


«Recibí un trato humillante, de abuso de autoridad, y todo ello siendo citado como testigo de una falsificación que denunciamos»

«El día 23 de septiembre de 2006 fui citado por el magistrado juez Baltasar Garzón Real para prestar declaración testifical el día 28 a las 17.00 horas. A la hora indicada, comparecí en dicho Juzgado, donde se me retiró el DNI en el acto. No empecé a declarar hasta la una hora del día 29, sin que nadie de dicho Juzgado me avisase de cuándo iba a producirse mi declaración, razón por la cual no puede cenar.

Al empezar la declaración fui recibido por Garzón en tono altivo y cortante, tratándome desde el principio como si del peor de los delincuentes se tratara.

Desde el principio del interrogatorio Garzón quería oír unas respuestas determinadas, y cuando no coincidía lo que quería oír con lo que yo respondía, me gritaba diciendo que no levantara la voz, que no me riera y que no le llamara tantas veces señoría, dando la sensación, a mi juicio, de que se encontraba fuera de sus casillas. (...)

(.../...)

Cuando le hacía repetir alguna de sus preguntas, porque no entendía bien lo que me quería preguntar, me decía con tono humillante que la pregunta estaba muy clara, mirando con complicidad, fundamentalmente a la fiscal Olga Sánchez, como si yo fuera imbécil y tratándome como tal.

Me repitió en varias ocasiones, con tono, gesto y mirada amenazantes, que no le levantara la voz.

Cada respuesta mía que no coincidía con lo que Garzón quería oír le enfurecía como si estuviera fuera de sí, intentando amedrentarme como si yo estuviera mintiendo y/o faltándole el respeto y/o fuera tonto.

Cuando Garzón dio por terminado su agresivo, vejatorio y humillante interrogatorio, concedió a los fiscales el turno para que me pudieran interrogar, y al efectuar Olga Sánchez una pregunta que ya me había sido formulada por Garzón en repetidas ocasiones, le hice la observación de que dicha pregunta ya había sido respondida al magistrado juez, diciéndome Sánchez también de forma airada y gritándome que yo le contestara a lo que ella me preguntara prescindiendo de que lo hubiera contestado con anterioridad o no.

Al dar Garzón por terminada mi declaración, pasé a corregir en la pantalla del ordenador todo lo que allí constaba, y pude comprobar cómo varias de las respuestas a mí atribuidas no se correspondían con lo que yo había dicho y/o querido decir, razón por la que tuve que corregir en gran medida la declaración a mí atribuida, pero cada respuesta o frase corregida que no coincidía con lo que a Garzón le interesaba era seguida inmediatamente de otra serie de preguntas y repreguntas por parte del magistrado juez, que cada vez me gritaba más airadamente y que para entonces ya se había levantado de su sillón, pues permanecía prácticamente su tórax sobre mi cabeza, dado que yo permanecía sentado corrigiendo mi declaración sobre el ordenador. Mostraba una actitud totalmente intimidatoria hacia mí, dando a entender, o al menos así lo entendí, que estaba totalmente en sus manos y que podía hacer conmigo lo que quisiera.

Cuando por fin Garzón decidió no hacerme más preguntas y se sentó de nuevo, dije que quería hacer constar en mi declaración la hora a que había sido citado, 17.00 horas del día 28, y la hora en que había comenzado mi declaración, 1.00 hora del 29. Entonces Garzón se levantó de nuevo de su sillón y en tono amenazante me gritó: «¡¡¿Qué quiere usted decir con eso?!!». A lo que le respondí que exactamente lo que había dicho. Y continuó gritando con tono airado y amenazante: «¡¡Si lo que quiere decir es que se encuentra usted mal, aunque yo le veo muy bien, ahora mismo llamo al forense para que le reconozca!!». A lo que le contesté que no necesitaba forense. (...)

En ese momento Garzón ordenó al funcionario que escribía en el ordenador que cambiara la fecha y hora de mi declaración.

Terminé mi comparecencia hacia las 2.30 del día 29 y poco después me fue entregada una citación para las 13.30 horas del mismo día 29 ante la misma autoridad judicial y lugar. Pedí una copia de mi declaración y me fue denegada, argumentando que era secreto del sumario, pero a pesar de dicho secreto los medios de comunicación publicaron parte de mi declaración y mi propio nombre.

Al llegar a mi puesto de trabajo a las 17.00 del día 29 me encontré precintadas las dos mesas en las que trabajo y mi taquilla. Dichos precintos ignoro cuándo y quiénes los pusieron, pero en cualquier caso fue sin estar yo presente. (...)

Tengo que decir que he recibido por parte de Garzón un trato humillante, vejatorio, de falta de respeto, de abuso de autoridad, tono altivo, atosigamiento, corrección sobre el tono de mis palabras y gestos, así como una actitud soberbia y airada. Todo ello cuando fui citado como testigo por un hecho, falsificación, que yo junto a mis otros dos compañeros denunciamos ante el jefe que nos lo solicitó el día 11 de Julio de 2006».

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Resurgen las Chekas, ha esta vale la pena llamarle la CHEKA DE GARZON.
Anónimo ha dicho que…
Escalofriantes ambas declaraciones. Sin embargo van a ser difíciles de demostrar porque los fiscales y el juez son una piña progubernamental.
Desde el mismo día 11/3/2004 Garzón supervisó le versión oficial... ¿estará más comprometido de lo que pensábamos?. Su reacción es tan intensa que parece indicar que es así.

Entradas populares de este blog

Los agujeros negros del 11-M.- Links

LOS AGUJEROS NEGROS DEL 11-M (XXVIII).- Pruebas amañadas

Los agujeros negros del 11-M (I)