Un abrumador 87% se opone a legalizar Batasuna si no condena la violencia

13-10-06



ALTO EL FUEGO / El 54,2% no cree que la tregua de ETA traiga consigo el final definitivo del terrorismo / La distancia respecto de quienes confían en que sí se incrementa en 10 puntos en los últimos cuatro meses

Un abrumador 87% se opone a legalizar Batasuna si no condena la violencia


ENCUESTA EL MUNDO-SIGMA DOS / La diferencia entre quienes creen que este alto el fuego no acabará con la violencia y quienes creen que sí sube 10 puntos desde mayo

VICTORIA PREGO

MADRID.- En materia de confianza y apoyo ciudadano al proceso destinado a terminar definitivamente con el terrorismo, al Gobierno se le están poniendo las cosas cada vez más difíciles. Si la opinión pública ha exigido siempre a Batasuna que, para ser legalizada, antes tiene que condenar la violencia, ahora se lo exige con mayor intensidad. La respuesta ciudadana al sondeo de Sigma Dos para EL MUNDO resulta aún más significativa si se pone en relación con el optimismo expresado ayer en este punto por el presidente del Gobierno.

Si nunca, desde el mes de marzo en que ETA anunció su tregua, los electores habían confiado mucho en que la banda fuera a renunciar para siempre a seguir asesinando, ahora confían todavía menos.
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Si nunca hubo un gran convencimiento en que el Gobierno no haya pactado previamente con los terroristas las condiciones políticas de un acuerdo, ahora aumentan los que tienen dudas y no se deciden a opinar.

Y si antes la mayoría pensaba que el PSOE no iba a cambiar de posición y que en ningún caso aceptaría la incorporación de Navarra al País Vasco, como los terroristas y su brazo político exigen, ahora esa mayoría disminuye y aumentan quienes se temen que ese giro político importantísimo se vaya a producir.

El paso de los meses está dibujando, sin embargo, un panorama más favorable a plantear la cuestión navarra en una mesa de negociación y una más clara polarización en lo relativo a una hipotética independencia del País Vasco.

En el sondeo hecho por Sigma Dos para EL MUNDO en esta semana de octubre, y en comparación con el realizado a finales del pasado mes de mayo, se detecta un endurecimiento claro de las posiciones de los ciudadanos en lo que se refiere a la actitud de Batasuna.

La pregunta, tanto en mayo como ahora, es la misma: ¿considera usted que antes de legalizar Batasuna es indispensable que condene la violencia? Las respuestas son de casi unanimidad: el 87% de los ciudadanos dice que sí, y eso supone que han aumentado en más de seis puntos quienes consideran que al partido ilegalizado hay que exigirle sin contemplaciones que acate la ley.

Opiniones rotundas

Esa mayoría aplastante se da en todos los consultados, tengan la edad que tengan, sean hombres o sean mujeres y voten al partido que voten. Y el incremento entre mayo y octubre de las opiniones más rotundas en este punto se produce también en todos los tramos salvo en el correspondiente a los votantes de Izquierda Unida, que cada vez creen en mayor número que a Batasuna no hay que exigirle la condena a la violencia para que se la pueda legalizar.

La mayoría de los consultados (54,2%) expresa también su escepticismo sobre la posibilidad de que el alto el fuego anunciado por ETA en marzo acabe desembocando en el final definitivo de la violencia, frente al 33,3% que se declara optimista sobre un futuro de paz estable y real para nuestro país.

Hace tan sólo cuatro meses y medio, y preguntados sobre el mismo asunto, los pesimistas sumaban el 50,1%, cuatro puntos menos que los que Sigma Dos registra hoy. Por el contrario, los que entonces albergaban serias esperanzas de ver la luz al final del túnel eran el 39,2% de los preguntados, casi seis puntos más que ahora. El resultado final de este cálculo es que la diferencia entre quienes creen que este alto el fuego no acabará con la violencia y quienes opinan que sí sube nada menos que 10 puntos entre mayo y octubre.

Vistas las respuestas por segmentos, los más escépticos con diferencia son los jóvenes (64,9%) y los votantes del Partido Popular (70,5%). En sentido opuesto, solamente se produce una mayoría de optimistas entre los votantes del PSOE (50,6%) y los de Izquierda Unida (46,4%). Lo cual no obsta para que entre ese mismo sector ideológico aparezcan unos notables porcentajes de quienes no tienen nada claro que con el anuncio de tregua de ETA estemos ya claramente en el principio del fin. Entre los seguidores del PSOE hay un 38,1% de los que dudan que, de ésta, vayamos los españoles a superar definitivamente el cáncer del terror. E incluso entre los partidarios de Izquierda Unida, habitualmente los más entusiastas de las políticas de Zapatero, aparece un importante 42,2% de quienes dicen no creer en un final feliz en esta materia.

La posibilidad de que el Gobierno tenga ya acordadas las condiciones políticas para conseguir el final del terrorismo no puede sustentarse en datos concretos, puesto que no los hay, pero el sondeo muestra un descenso de los desconfiados, que hoy suman el 47,5% en el cómputo global, dos puntos menos que en el mes de mayo, pero un aumento de tres puntos (del 20,8% al 23,5%) entre quienes ya no saben qué pensar y no se atreven a dar su opinión. En resumen, y en lo que se refiere al famoso «precio político» que el Gobierno sostiene que no va a pagar a la banda, decrecen los desconfiados y decrecen también los crédulos, pero aumentan los que tienen dudas. Puede que sí, puede que no.

Por lo que se refiere al recuerdo de voto, entre los votantes del Partido Socialista se ha incrementado notablemente la proporción de los que confían en el Gobierno, de tal manera que si en mayo eran mayoría (40,1%) los seguidores de Zapatero que estaban convencidos de que su líder había pactado condiciones políticas para la paz, ahora esa proporción se ha invertido y la mayoría es la de quienes piensan lo contrario: que no existe un pacto semejante (44,5%). Entre los votantes de IU esa tendencia de confianza creciente se repite pero siguen siendo más numerosos los que creen que hay pacto político (45,7%) frente a quienes piensan que no lo hay (25,3%). Por lo que se refiere a los partidarios de Rajoy, en estos últimos cuatro meses apenas se han movido de sus posiciones, aunque crecen quienes opinan que el Gobierno ha pactado y va a pagar un precio político a la banda: el 65,3% lo piensa hoy frente al 62,6% que lo pensaba en mayo. La ventaja de esta incógnita es que está inexorablemente destinada a despejarse.

Legalización

Mayoría clara también, aunque no tan abrumadora, a la hora de que los ciudadanos se opongan a que la formación ilegal participe en ninguna mesa de partidos mientras no haya pasado por la ventanilla de la legalización. El 73,6% del cómputo global lo considera así frente a un 16,5% que opina que se puede ser más laxo a la hora de ofrecerle a Batasuna una silla en la mesa negociadora que se va a celebrar, seguro, fuera del Parlamento vasco para poder hacerle hueco a Otegi y los suyos.

El porcentaje de quienes se oponen a que Batasuna negocie nada en nombre de nadie mientras no se someta a la Ley de Partidos se mantiene en torno al 70% y por encima de él en todos los segmentos, sólo superado por los votantes del Partido Popular que en esto son casi unánimes (86,5%) y sólo desmentido por los votantes de IU que, aún compartiendo mayoritariamente la posición general (46%), viven con la opinión dividida entre éstos y quienes creen, en un 44,4% que tampoco hace falta que Batasuna sea legal para que negocie con los partidos legales lo que haya que negociar sobre un llamado «nuevo marco político» para el País Vasco.

Navarra, la gran cuestión que aparece sistemáticamente entre las pretensiones de la banda terrorista y de su brazo político, y cuya condición como moneda política de cambio niega vehementemente el Gobierno del PSOE.

De los datos del sondeo se desprende que, de mayo acá, ha disminuido el número de quienes se oponen a que el futuro de Navarra se discuta en una mesa de partidos vascos. Este grupo sumaba hace cuatro meses casi el 69% (68,8%) y ahora no llega al 66% (65,8%). Tres puntos menos. A su vez, se ha incrementado en dos puntos (del 15,1% al 17,3%) el grupo de quienes sí están dispuestos a que Navarra entre en la negociación política. Sube también ligeramente la proporción de los que no acaban de tener opinión clara sobre este punto (del 16,1% al 16,9%). Parece haber, pues, mayor disposición a hablar aunque no necesariamente a ceder. ¿Cambiará el PSOE de posición sobre uno de los asuntos más controvertidos del debate? Hay dudas, muchas dudas. Tantas dudas hay que las respuestas están muy repartidas. Son mayoría (39,9%) quienes confían en que el Partido Socialista mantenga su negativa a utilizar a Navarra como uno de los naipes de la partida de póker. Pero es que, aun manteniendo la mayoría, la proporción de los confiados ha descendido casi cuatro puntos en los últimos cuatro meses. En mayo era el 44,7% el que respondía que el PSOE no iba a modificar su posición política. Bien es verdad que entremedias la dirección socialistas ha cambiado al líder de su partido en Navarra.

Pero lo primero que resulta más llamativo de estas respuestas es la proporción de quienes han decidido refugiarse en el no sabe no contesta, lo cual es un termómetro bastante bueno de hasta qué punto los ciudadanos dudan de lo que de verdad vaya a hacer el PSOE con Navarra en un hipotético proceso de conversaciones con los partidos vascos que se sienten a esa anunciada mesa. Y lo segundo llamativo de estas respuestas es que incluso los votantes socialistas albergan serias dudas de lo que sus dirigentes vayan a hacer y optan entonces por no responder ni sí ni no, sino quién sabe (34%), un porcentaje que no se aleja demasiado de los votantes del PP (39,4%) que se refugian en ese mismo apartado de quienes no se atreven a aventurar una opinión.

Discrepancias

Sobre la conveniencia o no de que el Gobierno acerque presos al País Vasco antes de que concluya una negociación con ETA -suponemos que satisfactoria, aunque la pregunta no incluya este detalle-, no hay grandes discrepancias. El 60,4% del cómputo global se opone, como se oponen en parecida proporción todos los ciudadanos, en todos los segmentos de género de edad o de recuerdo de voto. Hay, eso sí, ligeras variaciones según la posición ideológica de cada sector, pero la conclusión general y compartida es que no, que nada de acercar presos antes de que se haya acordado con ETA que todo ha acabado y que nunca más volverá a asesinar.

Y se produce un fenómeno curioso: en este momento hay más gente dispuesta a aceptar la idea de la independencia del País Vasco si termina definitivamente la violencia (32,6%) de la que había hace cuatro meses (31,4%). Y, al mismo tiempo, hay también más gente dispuesta a oponerse a semejante propuesta (57,4%) de la que había en mayo pasado (53,5%). Es decir, los ciudadanos están tomando posiciones sobre esa cuestión y están cada vez más polarizados siendo una evidente mayoría la de quienes se niegan a aceptar un trato político de esa naturaleza.

La última pregunta es escueta: ¿Teme usted que la tregua se rompa? Poco hay que explicar aquí: el 73% confiesa que sí y solamente el 19% asegura que no. Y aquí no hay ideología que valga: derechas e izquierdas abrigan el mismo temor.


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