La policía de Avilés sólo preguntó sobre drogas y obvió los explosivos

22-07-04

11-M LA INVESTIGACION / LOS DOCUMENTOS

La policía de Avilés sólo preguntó sobre drogas y obvió los explosivos

Relato del jefe del Grupo de Estupefacientes de Avilés, Manuel García, sobre sus contactos con el confidente Suárez Trashorras


MADRID.- Esta es la transcripción casi íntegra de las dos notas informativas redactadas por el jefe de Estupefacientes de Avilés y remitidas el lunes por el Gobierno a la Comisión del 11-M:

(.../...)


«Por la presente se informa de la relación mantenida por el jefe del Grupo de Estupefacientes de Avilés con José Emilio Suárez Trashorras, [...] implicado en los atentados del 11 de Marzo y actualmente en prisión.

Se tiene conocimiento de esta persona en julio del año 2001 cuando el Grupo de Estupefacientes de Gijón ordena su detención por un delito de tráfico de drogas en la denominada operación Pipol.En esta operación se realizaron dos detenciones más (Antonio Toro Castro y José Ignacio Fernández Díaz) y un registro en Avilés, en el cual se intervinieron unos 80 kilos de hachís, 16 cartuchos de Goma 2 y 94 detonadores de diferentes calibres, todo ello en un garaje que tenían alquilado los tres detenidos en la calle Eloy Fernández Carabera [...], no volviendo a tener más contacto con ellos hasta otoño de ese mismo año, cuando el jefe de Grupo, en unión del jefe del MOE [Módulo Operativo Especializado] de esta Comisaría,[...] fueron abordados por un persona que resultó ser José Emilio, el cual les dijo que tenía que hablar con ellos.

Que procedieron a hablar con él, manifestando él mismo que habla con nosotros porque el jefe de Grupo, al que conoce cuando la detención, le parece gente de confianza, pasando a ofrecernos la posibilidad de darnos un servicio de aprehensión de uno o dos kilos de cocaína a cambio de que su cuñado Antonio Toro salga de la cárcel para pasar las Navidades en su casa. [...]

Con José Emilio se contacta unos días después y se le dice que se hará lo posible, aunque las fechas ya son muy próximas.[...] Señalar que las entrevistas eran realizadas de forma esporádica y generalmente por iniciativa de José Emilio. A todas estas entrevistas acudía solo y en algunas ocasiones acompañado de su novia. Todas las entrevistas se realizaron fuera de la Comisaría a petición de José Emilio y a ellas acudían por parte de este Grupo el jefe y el subinspector con carné profesional 27.754.

[...] Que ya en el mes de marzo de 2002, y en otra entrevista que se mantuvo con José Emilio, se le preguntó ante la alarma que existía en nuestra provincia sobre las drogas de diseño, si conocía a alguien que se estuviese moviendo en ese mundillo, facilitándonos una serie de teléfonos [...]. Que durante el resto del año se mantuvo algún contacto esporádico y siempre para hablar de temas relacionados con nuestro trabajo.

Que a finales de este mismo año nos comenta que a un primo de su cuñado Antonio Toro le están amenazando unos colombianos.[...] A raíz de esto [se produce] la detención de numerosas personas y la aprehensión de unos 180 kilos de droga.

Que desde finales de 2002, y dado el carácter tan sumamente inquieto de José Emilio, motivo éste por el cual se le tuvo que llamar la atención en más de una ocasión, y debido también a que otro servicios de esta Jefatura, más concretamente el Grupo de Estupefacientes de Oviedo, nos manifiesta que pudiera andar traficando con dinamita, por lo cual se abre una investigación en Oviedo, se produce un distanciamiento en las relaciones, por lo que a partir de esas fechas se le indica que si necesita comunicarnos cualquier hecho que pase por comisaría y para un tema muy puntual ya dispone del teléfono particular del jefe del Grupo. No obstante, los contactos entre el jefe de Grupo y Emilio se seguían produciendo en ocasiones esporádicas cuando coincidían en algún bar de esta villa, dada la relación de vecindad entre ambos. En estas entrevistas, ya públicas, se habla de temas generales, como que se iba a casar, que se había jubilado y ya estaba cobrando la pensión y que llevaba una vida más ordenada, que había rehecho su relación con su padre, que le andaba buscando trabajo a su mujer, etcétera. [...] Se le ayuda a encontrar trabajo a su mujer.

[...] Tanto en la primera fase de entrevistas como en la segunda, hasta el atentado del 11 de Marzo, José Emilio manifestó en alguna ocasión tener relación con unos moritos que parece ser vivían en Madrid, que esta relación parecía una relación de amistad, por lo que nos contaba, pues en alguna ocasión nos llegó a comentar que había ido a Madrid a llevarles un regalo para el hijo de uno de estos moritos.

Que, a finales del año 2003, el jefe de Grupo pudo observar desde su domicilio a José Emilio en compañía de dos individuos que a través de la distancia parecían árabes, por lo que procedió inmediatamente a llamar al Grupo para que se personase en la zona y ver qué movimientos hacían y qué coche cogían, resultando la gestión infructuosa, ya que no se les pudo detectar.

Que en el mes de enero de 2004 nos comentó que había unos moritos (ignoramos si son los mismos de Madrid) que se dedicaban a subir hachís hasta Pontevedra y allí cambiarlo por cocaína que transportaban hacia el País Vasco, manifestándonos que igual podía enterarse de alguno de estos viajes y que nos lo comunicaría. Hasta el día de la fecha nunca más volvió a hablarnos del tema.

Posteriormente, nos comunicó que con motivo de su boda había invitado a la misma a los moritos, no dándole más importancia [...].

A primeros del mes de marzo, y después de venir de luna de miel, se presentó en un bar José Emilio solo, a lo que este jefe de Grupo le preguntó que qué hacía por allí y me dijo más o menos que era porque le había echado su mujer de casa. Preguntado el motivo de esta discusión familiar, manifestó que ella lo había visto en compañía de los moritos y que, como habían discutido en Madrid con ellos, no quería saber nada con él, no dándole más importancia.

Con posterioridad a los acontecimientos del 11-M, el jefe de Grupo, estando en unión de otros amigos en un establecimiento de hostelería próximo a su domicilio, entra Emilio y se dirige al que suscribe en el mismo momento en que el Grupo estaba comentando las circunstancias del atentado y que todo parecía que era cosa de ETA, que Emilio al oír estos comentarios le dice al que suscribe esto es cosa de los moros, sin más comentarios, y después de hablar de otros temas sin trascendencia se despidieron sin más.

Que un día o dos después se volvió a encontrar con Emilio en un establecimiento de hostelería de esta ciudad y me dijo que «ves como te lo decía yo que esto era los moros», en relación a los autores del atentado, añadiendo que antes del atentado había estado hablando por teléfono con uno de los moritos y le había dicho a la hora de despedirse, riéndose, «que si no lo veía en la tierra lo vería en el cielo», y que a raíz del atentado lo estuvo llamando insistentemente por teléfono, no respondiéndole a las llamadas.

Que ante este comentario, complementado con lo que ya se publicaba en todos los medios de comunicación de que los autores del atentado podían ser árabes, y que lo que estaba contando no parecía una de sus típicas historias y fantasías, a lo que era muy propenso, pues le gustaba exagerar todo lo que contaba, y dado que decía que si en algún momento si necesitaba localizar a los citados individuos él podría hacerlo, es cuando procedo a ponerlo en conocimiento de la Comisaría General de Información.

[...] El jefe del MOE me comunica que va a venir gente de Oviedo y de Madrid para comprobar unos datos. Entre esos datos se encuentra el número de teléfono de la esposa de José Emilio, por lo que me pongo en contacto con ellos y les explico quién es el marido de esta chica y todo lo que me había comentado en días anteriores sobre los moritos; en este intermedio, José Emilio se había puesto en contacto conmigo para que leyese un artículo de Nueva España sobre el 11-M, y que luego a ver si nos veíamos para hablar de ello.

A la vista de la posible implicación de José Emilio en los atentados, procedo por indicación de ellos [compañeros de Oviedo y Madrid] a llamarle a esta Comisaría, a donde acude con el fin de contarles su versión de los hechos, una versión que era la que me estaba contando a mí, pero retocándola en su interés y ocultando datos, como que había visto a los moritos recientemente, etcétera. Tras convencerle de que así no iba a ninguna parte y que debía contar toda la verdad a aquellos compañeros, opté por alejarme del interrogatorio, ignorando qué más pudo suceder durante el mismo [...].

Que para finalizar, el funcionario que suscribe quiere reseñar de forma rotunda que en todo el tiempo que duró la relación con el citado José Emilio todas las conversaciones versaron única y exclusivamente sobre personas y asuntos relacionados con el mundo de la droga.

Avilés, 24 de abril de 2004. El jefe de Grupo de Estupefacientes.

Fdo. Manuel García Rodríguez (carné profesional número 19.024).




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Toro Castro, con la Guardia Civil encima

«Por la presente, el funcionario que suscribe comunica que el día 6 de los corrientes, cuando se encontraba en un local de hostelería de esta villa y sobre las 20.30 horas, se acercó a él Carmen María Toro Castro para decirle que su hermano, Antonio Toro Castro, quería hablar urgentemente con él, quedandose citados a las 20.45 horas en el aparcamiento situado en la calle del Muelle.

En la entrevista, que duró aproximadamente un cuarto de hora, Antonio Toro manifiesta que desde que quedó en libertad después de pasar por la Audiencia Nacional la Guardia Civil no le deja en paz.

Primero manifiesta que fue conducido en calidad de detenido a las dependencias de Piedras Blancas, imputándole un delito relativo a la documentación del Toyota Corolla de su cuñado José Emilio Suárez Trashorras, para después ser trasladado a las dependencias de Oviedo.

Nada más llegar a Oviedo se presentaron ante él dos funcionarios, al parecer venidos de Madrid, interrogándole sobre la dinamita del 11-M. El les dijo que lo único que sabe es lo que le contó a su señoría y que no sabía nada más.

Dichas personas le pidieron un teléfono de contacto al que le están llamando para preguntarle si tiene conocimiento de algún dato más y para concertar entrevistas. En el día de ayer mantuvo una entrevista con ellos en la que le pidieron que si podía averiguar el nombre y apellidos del policía de Avilés que hablaba con su cuñado, o bien el vehículo que usa habitualmente o su dirección.Asimismo, le pidieron que se enterara de quiénes eran y qué hacían tres personas que Antonio apuntó en un papel y del que en este momento el que suscribe sólo recuerda a una de ellas, 'El Capataz', manifestándole Antonio Toro que debían de tener relación con la mina en donde había trabajado su cuñado.

Para terminar, manifestó su intranquilidad por los hechos relatados, no sabiendo qué medidas tiene que adoptar para salir de esta situación, dudando si hablar con su abogado personal o con el magistrado juez que entiende de la causa.

Avilés, a 7 de mayo de 2004. El jefe del Grupo de Estupefacientes.»



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