Mochilas conocidas

26-09-04



11-M, LA INVESTIGACION

Mochilas conocidas


El sumario sobre Al Qaeda de Garzón incluía desde 2002 un croquis para montar artefactos como los del 11-M

MADRID.- El juez Baltasar Garzón ya estaba familiarizado desde enero de 2002 con el mecanismo de funcionamiento de las mochilas bomba del 11-M. Fue gracias a la primera redada que llevó a cabo el magistrado, en noviembre de 2001, contra la red de Al Qaeda en España. El muyahidin Najib Chaib logró escapar de aquella acción policial, aunque fue localizado tres meses después en Hospitalet de Llobregat.
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Su huida precipitada impidió que el hispanomarroquí destruyera los documentos que tenía en la vivienda de Madrid. Entre ellos, la policía halló en enero de 2002 una hoja donde Najib había dibujado croquis y diagramas para fabricar detonadores y montar bombas de gran potencia.

Los expertos consultados por EL MUNDO concluyeron que el sistema desarrollado por Najib, o la persona que realizó los croquis, fijó el mecanismo que luego fue utilizado por el comando Lavapiés en el atentado de los trenes de la muerte: detonadores accionados a distancia por medio de un móvil introducido, junto al explosivo, en una bolsa o mochila (figuras 12 y 13 del gráfico).

La parte superior (figuras 1-7) desarrolla el procedimiento necesario para fabricar los detonadores y la inferior (figuras 8-13) los sistemas para activar los explosivos, calculando todos los riesgos que pudieran encontrar al realizar sus acciones.

En la parte de los sistemas llama la atención que hay dos modalidades.Uno está compuesto por el temporizador de un reloj (figura 11) y el otro es el que abre y cierra un circuito secundario (reflejado con las letras diminutas OP y que significa abrir), que podría ser accionado por radio frecuencia (un teléfono móvil o un mando a distancia).

Según los expertos, la primera sería una especie de seguro (que duraría entre 10 o 15 minutos y es el tiempo necesario para transportar la bomba) para que ninguna llamada telefónica perdida pudiera provocar un error y accionar sin querer los explosivos. Y la segunda, pasado el tiempo de seguridad marcado, se abriría (OP) y dejaría paso a la señal que viniera desde el exterior (una llamada telefónica que acciona el altavoz del móvil) para activar los explosivos depositados en el interior de las bolsas o las mochilas (figura 5).

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