El piso de Leganés estaba controlado

5-12-06



11-M / La investigación

El piso de Leganés estaba controlado


Farssaoui contradice la versión del comisario Rayón, el juez y la fiscal
A. R.

MADRID.- Cómo, cuándo y de qué manera llega la Policía el día 3 de abril de 2004 hasta el piso de Leganés, donde se había refugiado el comando terrorista que atentó contra los trenes de la muerte el 11-M, sigue siendo una incógnita. Han pasado más de dos años y medio y todo sigue confuso. Abdelkader Farssaoui, según su nueva declaración, deja en entredicho la información del comisario Mariano Rayón, jefe de la UCIE, la del juez Del Olmo y la de la fiscal Olga Sánchez.


Todos ellos, comisario, juez y fiscal, sitúan la localización del piso de los terroristas después de las 15.00 horas del 3 de abril, y Cartagena centra el tema a las 7.00 horas de ese mismo día. Farssaoui, que se encontraba viviendo en Almería, relata los hechos de aquella jornada de la siguiente manera: «El día 3 de abril, a las 7.00, me vino a buscar un coche oficial para que los acompañe a Madrid, ya que es urgente. Nos reunimos en el parque Juan Carlos I, con algunos ya conocidos de la UCIE y a otros no les conocía (uno me lo presentan como comisario para que le cuente lo que sé relacionado con el grupo del 11-M)».
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Abdelkader aprovecha el momento para criticar el comportamiento que tuvo la UCIE cuando él informó sobre la última cena de El Tunecino. La respuesta de sus controladores fue rápida y directa: «Me pedían que yo me olvidase del pasado». Cartagena prosigue su relato: «El supuesto comisario se levantó para realizar una llamada, y le oí decir: Como este moro hable de esa manera la hemos cagado. (No sé si se refiere a mí o a otra persona)».

Todos esos hechos están ocurriendo antes de las 15.00 horas del 3 de abril de 2004, cuando el comisario Rayón dice que supo que los terroristas estaban en un piso en Leganés. Cartagena detalla, aún más, aquel encuentro en medio del parque Juan Carlos I de Madrid: «Al final de la reunión me pidieron que vaya a visitar al grupo [se refiere a El Tunecino, Allekema Lamari, Jamal Ahmidan y el resto del comando] a un piso de Leganés, ya que están reunidos y así saber el número de personas que hay y si hay alguien nuevo que no conocía de reuniones anteriores».

Farssaoui, a pesar de las presiones policiales, se lo piensa. La última vez que vio a El Tunecino y al resto del grupo fue en junio de 2003, y además desapareció sin despedirse de sus compañeros: «Yo no quise, puesto que ya no sé nada de ellos y no quiero que sospechen nada de mí, ya que nunca acudí a las reuniones sin previo aviso o sin una invitación anterior. Y menos ir a un piso que no conocía y ellos se iban a preguntar cómo había llegado hasta allí».

El confidente policial está en medio de una situación realmente complicada. Si no va, tendrá problemas con sus controladores, y si acepta la invitación policial, sabe que posiblemente no vuelva a Almería vivo. Definitivamente, Abdelkader dice no y recibe la siguiente orden: «Me mandaron a comer y, no recuerdo un día o dos más tarde, quedamos en un punto de Madrid, y me sorprenden dos agentes en plena calle, dándome el alto, esposándome y leyendo mis derechos».

Tras varias horas retenidos, Abdelkader sale en libertad, pero bajo la amenaza de que «no hablase con nadie y de que en el caso de detención por otro servicio que no hable hasta que estén ellos presentes».

Mientras, la situación en Leganés sube muchos enteros y los terroristas se suicidan a las 21.00 horas de aquel fatídico 3 de abril de 2004.

El imam de la mezquita de Villaverde termina su denuncia con una reflexión: «Después de ver las imágenes del piso de Leganés, empecé a vivir con mucho miedo, ya que me imaginado [sic] muerto en dicho piso dejando detrás mía mi familia y mis hijos». Y plantea una pregunta a los agentes de la UCIE: «No había manera de olvidarme de pensar en el pequé [sic] querían realmente que me vaya a ese piso aquel día».

Hay que recordar que un día antes, el 2 de abril de 2004, el CNI trajo a Madrid, desde Valencia, a Sabag Safwan, confidente de los servicios de Inteligencia y hombre encargado de controlar a Allekema Lamari, el supuesto jefe militar del comando que atentó en el 11-M.

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