El PP califica de 'involución democrática' el nuevo montaje de Interior contra EL MUNDO

7-12-06



BAJO SOSPECHA / La decisión del juez

El PP califica de 'involución democrática' el nuevo montaje de Interior contra EL MUNDO


Angel Acebes equipara la divulgación de las conversaciones privadas de un periodista con la falsificación documental y con la detención de militantes del PP

C. REMIREZ DE GANUZA / J. MANSO

MADRID.- El secretario general del PP, Angel Acebes, calificó ayer de «absolutamente inaceptable e intolerable» la publicación de las conversaciones privadas de un periodista de EL MUNDO porque, según afirmó, «supone un retroceso y una involución democrática».

El número dos del PP descartó que la publicación de dichas transcripciones telefónicas sea una «casualidad» y recordó que ese periodista, Fernando Lázaro, «es el mismo que denunció el chivatazo policial a los miembros de la red de extorsión de ETA».
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Acebes destacó que ese hecho fue judicializado y que «el Ministerio del Interior no ha dado explicación alguna» hasta el momento, ni mucho menos ha «depurado responsabilidades». «La publicación de estas conversaciones privadas del periodista es la primera noticia que se produce después de un acontecimiento de la máxima gravedad como es el citado chivatazo», comentó.

Una segunda observación del dirigente popular llevaba implícita, además, una denuncia política directa contra el Ministerio del Interior. Y es que Acebes comparó ayer la publicación de las conversaciones privadas del periodista con «la falsificación de documentos» -en relación con las imputaciones que pesan sobre los policías que presuntamente manipularon los informes periciales del 11-M- y con las «detenciones ilegales» practicadas, según sentencia, contra dos militantes del PP por parte de agentes de Interior.

«Lo que ocurre en estos momentos en España, en el Ministerio del Interior, es de una enorme gravedad», declaró Acebes. «Hacía muchos años que no pasaba algo así y, de hecho, no ocurre en ninguna democracia que se precie», añadió, dirigiendo todas las «sospechas» hacia el departamento que dirige Alfredo Pérez Rubalcaba.

La alarma trasladada ayer por Angel Acebes se basa, según dijo, en la «forma de presión» que el PP advierte tras la propia publicación de las conversaciones. «En una democracia no se puede perseguir a la oposición ni a los periodistas o a cualquiera que exija transparencia y verdad sobre un asunto, o simplemente discrepe». «El PP», terminó, «va a exigir en todos estos asuntos la máxima claridad y transparencia, y que se determinen los responsables políticos.

El auto del juez Del Olmo conocido el martes dedica dos folios y medio a hacer públicas 14 comunicaciones telefónicas privadas entre el periodista de EL MUNDO Fernando Lázaro y una supuesta fuente. Además, difunde el modelo de vehículo y el número de teléfono móvil de Lázaro, pese a que éste no está imputado.

Del auto se desprende que la Policía, con la aquiescencia del magistrado, desvió la investigación de una trama de tráfico de explosivos y de drogas en el Cuerpo a otra de revelación de secretos, en cuanto conoció que EL MUNDO podía destapar la noticia. En ese momento, Del Olmo ordenó intervenir el teléfono de una de las supuestas fuentes, Celestino Rivera.

Reiterada jurisprudencia del Tribunal Constitucional y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha venido señalando que la observación de las telecomunicaciones supone una grave injerencia en la esfera de la intimidad y que, por tanto, debe exigirse que la infracción que se persigue revista una cierta gravedad.

Asimismo, las conversaciones que recoge el auto muestran que Celestino Rivera tenía interés en despertar la investigación ya que, según dice, «se ha archivado» -pese a que se desconocen el origen de los explosivos y las motivaciones de los imputados-. Por esa razón, apremia al periodista a que publique una determinada información, aunque en ningún momento queda claro que fuese él quien la filtró.

Cuando este periódico desveló la noticia, Del Olmo hizo coincidir la detención del grupo corrupto con la de las dos personas acusadas de filtrar la información a EL MUNDO, como si entre las conductas delictivas de unos y otros existiese alguna conexión. Curiosamente, de la lectura del auto se descarta de forma palmaria que la hubiese.

Aun así, el juez continuó prolongando esa apariencia cuando decidió, en la misma resolución, mantener en prisión incondicional a los dos agentes imputados sólo por revelación de secretos, y a tres integrantes de la trama mafiosa que aquéllos habían denunciado.

Para mantener en la cárcel a dos policías que sólo están acusados de haber revelado una información a un periódico -algo que tampoco se deduce del auto de manera evidente-, el magistrado sigue el criterio del fiscal Miguel Angel Carballo, para quien existe riesgo de destrucción de pruebas, pese a que los domicilios y las taquillas de los dos agentes ya han sido registrados.

El auto del juez Del Olmo no se pronuncia sobre su posible inhibición en favor de otro juzgado para la instrucción de la causa. La Audiencia Nacional sólo sería competente para seguir investigando si observara algún indicio de que el tráfico de explosivos tenía fines terroristas, o de que el de drogas lo llevaba a cabo una banda organizada y afectaba al territorio de más de una provincia.

Y, aunque se diese ese caso, Del Olmo tendría que renunciar a continuar persiguiendo el presunto delito de revelación de secretos en favor de un juzgado de instrucción.

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