NO SABEMOS A QUIÉN IBA LA DINAMITA PERO SI QUIÉN HABLABA CON EL MUNDO

7-12-06



Editorial

NO SABEMOS A QUIÉN IBA LA DINAMITA PERO SI QUIÉN HABLABA CON EL MUNDO


Como de costumbre, resulta difícil seguir el hilo del relato en el confuso y mal redactado último auto del juez Del Olmo, pero hay una cosa que sí queda meridianamente clara: que ni el fiscal, ni el magistrado, ni la Policía han sido capaces de descubrir en cuatro meses quién le dio la dinamita al confidente de Leganés, de dónde procedía el explosivo y, lo que es más importante, cuál era el objeto del tráfico. Esto debería ser lo esencial.

Algunos medios se han hecho eco estos días de la inverosímil teoría de una simulación para que la Udyco se apuntara un éxito policial a cambio de impunidad para un agente corrupto y de favores al confidente que les entregó la dinamita. Habría sencillamente que pensar que los protagonistas de tal enredo son idiotas al prestarse a ser acusados de un delito castigado con más de cinco años de prisión, como así ha sucedido.
(.../...)

Lo fundamental, pues, sigue siendo un enigma, pero en cambio las conversaciones grabadas entre el agente Celestino Rivera y nuestro periodista Fernando Lázaro dejan traslucir que la cúpula policial había decidido enterrar el asunto, aunque la investigación judicial siguiera abierta. ¿Por qué el Ministerio del Interior no quería llegar hasta el final? Nuestra hipótesis es que bastaba que existieran elementos circunstanciales que permitían evocar la inconsistencia de la versión oficial del 11-M para que lo conveniente fuera echar tierra sobre el asunto.

Lo que sucedió en el transcurso de la investigación es que la Fiscalía e Interior vieron la posibilidad de desviar la atención sobre este escándalo hacia otro absolutamente colateral, que era la filtración de la noticia a nuestro periódico, que no estaba más que cumpliendo con su obligación de informar. Para esta finalidad era necesaria la complicidad del juez, que -no sabemos si por incompetencia o afán de venganza hacia EL MUNDO- decidió tragarse este indigesto guiso cocinado por la cúpula policial. Además de lanzar un claro mensaje a los funcionarios tentados a denunciar la corrupción, la maniobra de Interior apuntaba a intentar desacreditar al periodista y al periódico que habían informado sobre el chivatazo policial a un intermediario de ETA. Con razón, el secretario general del PP tildó ayer estos hechos de «involución democrática».

Resulta muy elocuente que, al día de la fecha, se encuentren en prisión incondicional dos policías por tener relaciones con un periódico -uno de ellos, simplemente por asistir a una reunión- y que no haya ninguno ni siquiera imputado por el chivatazo a ETA. Como declaró ayer a Efe nuestro director, Interior, la Fiscalía y la Audiencia deberían explicar esta «vergüenza».

Del Olmo, que no se caracteriza precisamente por su sutileza profesional, ha cometido, además, cuatro graves errores jurídicos que ponen en cuestión su actuación. El primero es seguir investigando un hecho del que no es competente, ya que el tráfico de explosivos -si no hay finalidad terrorista- debe ser instruido por un juzgado ordinario. Del Olmo puede argumentar que en agosto desconocía a dónde le iba a llevar esa investigación, pero cuatro meses después no hay atisbo alguno de vínculo de los agentes y sus colaboradores con una organización terrorista.

El segundo error es no haber deducido testimonio para abrir una causa separada al aparecer la revelación de secretos, ya que no existe conexión entre el tráfico de dinamita y la filtración de secretos.

El tercer error es haber autorizado las escuchas por un delito de revelación de secretos, algo que vulnera la jurisprudencia del Constitucional, que estableció que esa práctica sólo está justificada en el caso de graves delitos.

Y el cuarto error es el haber decretado prisión preventiva incondicional contra los dos agentes por un delito en el que ni existe riesgo de fuga ni los acusados pueden alterar las pruebas, únicos supuestos legales para adoptar una medida tan grave.

La conducta de nuestro redactor, como demuestra el propio auto, ha sido intachable, y lo que prueban sus palabras es su loable afán por comprobar una noticia. Lástima que algunos medios se hayan preocupado más de publicar las conversaciones con sus fuentes y de difamar a quien investiga, que de conocer la verdad. El tiempo, como en el caso del informe de los peritos, pondrá a cada uno en su lugar.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Soy un cotidiano seguidor de la bitacorta de Kictkor. Igual que en su tiempo fuí un incondicional seguidor de todos los detalles del proceso del GAL. En pleno siglo XXI, y estando en uno de los paises que se llaman democráticos, poseyendo unos leves conocimientos jurídicos, por tener colgado en una pared el título de licenciado en derecho, todo ello, me causa una indignación diaria, ya que se esta comprobando que cualquier actividad presuntamente, irregular, ilegal, o delictiva, de quienes circunstancialmente dirigen los Organos del Estado, se intentan tapar con otras actividades presuntamente mas, irregulares, ilegales y delictivas. Verdaderamente, el tiempo pone a cada cual en su sitio, pero mientras tanto además de constituir una vergüenza. ¿quien resarce a las victimas de todo ello? ¿pagaran los presuntos culpables por dichos actos?. El tiempo me ha dado una respuesta válida para ello: el escepticismo. Un saludo.

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