'El Tunecino' quería mártires en España

5-12-06



'El Tunecino' quería mártires en España


El confidente avisó de que el líder islamista organizó una 'última cena'

A. R.

MADRID.- El escrito-denuncia de Abdelkader Farssaoui está lleno de detalles y nuevas revelaciones. Uno de los hechos más llamativos que describe Cartagena es cuando Serhane ben Abdelmajik Fahket El Tunecino organiza una cena con sus colaboradores más íntimos, y les plantea que ha llegado el momento de convertirse en mártires y llevar a cabo la yihad en España o Marruecos. Cartagena informó a sus controladores sobre aquella peligrosa y delicada reunión un viernes de madrugada y recibió la respuesta de que ya lo tratarían el lunes siguiente.

Farssaoui no concreta la fecha de esa última cena, pero según todos los indicios es antes de que el imam de Villaverde abandone Madrid y se marche a Granada. Farssaoui, según las «notas informativas» de la UCIE, se traslada a Granada en junio de 2003.
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En esa última cena, a semejanza de Jesucristo con sus apóstoles, Serhane El Tunecino comunica a sus allegados el siguiente mensaje o visión: «Intentó reducir el número de miembros del grupo. Una vez todos sentados, nos pidió desconectar los móviles, incluso separar las baterías de los terminales... comenzó la reunión diciendo que sepamos [sic] que en ese grupo no necesita muyahidines para luchar en Afganistán o Chechenia, ya que buscaba personas que fuesen capaces de convertirse en mártires».

El Tunecino, una vez que comprobó que todos los presentes habían apagado sus móviles y habían retirado la batería de la terminal del teléfono, continuó su exposición y aclaró lo que realmente quería: «Mártires haciendo la yihad en territorio español y como muy lejos en Marruecos, Argelia o Túnez».

Y, a partir de aquel momento, el líder espiritual de aquel grupo de radicales islamistas, Serhane ben Abdelmajik Fahket El Tunecino, preguntó «quién estaba preparado, y todos aceptamos». El siguiente paso fue poner el operativo en marcha y tomar las precauciones necesarias: «Añadió que esta información no podía ser transmitida al resto del grupo, y, si alguien se interesaba por el asunto de la reunión, solamente debíamos decir que habíamos cenado y rezado».

El Tunecino, incluso, ordenó: «A partir de ahora tenemos que andar con más cuidado y nos reuníamos menos y nunca hablar por los móviles de lo que nos une y que sepamos todos que estamos en observación por Moukhabarat [sic]». En árabe, los servicios secretos de un país reciben el nombre de moujabarat.

Cartagena, siempre según su escrito-denuncia presentado en la Audiencia Nacional, se sorprendió cuando osó molestar a los agentes de la UCIE un viernes de madrugada, nada más terminar la última cena de El Tunecino: «Me transmitió inquietud y en esa misma madrugada comuniqué con la UCIE para solicitar una reunión de carácter urgente, y no les gustó que llame a esas horas de un viernes... como el fin de semana no trabajan pues me dijeron que lo aplazábamos para el lunes».

La cita entre Cartagena y los agentes de la UCIE se produjo el lunes siguiente: «El lunes nos reunimos y les transmití toda la información y uno de ellos, preocupado, se disculpó para realizar una llamada».

Farssaoui no sabe cuál fue la respuesta que recibió el agente de la UCIE cuando habló con sus superiores, pero él recibió la orden de que se retirara a su casa y de que «no vuelva a tener contacto con dicho grupo».

Cartagena iba de sorpresa en sorpresa y al día siguiente recibe una orden, que al parecer, nunca ha entendido: «Me dicen que abandone el grupo definitivamente, ya que afirman que dicho grupo está bajo su supervisión y añadieron que ese grupo solamente decía muchas palabras, pero que no actuarían».

Meses más tarde, según las calificaciones del juez Del Olmo y la fiscal Olga Sánchez, el grupo de El Tunecino y de Jamal Ahmidan, El Chino, atentaron contra los trenes de la muerte produciendo 191 muertos y más de 1.500 heridos.

Cartagena vuelve a recibir una nueva orden de sus controladores: «Me sugirieron que me traslade a Barcelona para investigar a un individuo (según ellos) muy peligroso y más importante que El Tunecino». Farssaoui, siempre según su denuncia, se niega a trasladarse a Barcelona y recibe la recomendación de que «al menos abandone Madrid, que es algo por mi bien».

Farssaoui tiene la sensación de que se ha convertido en un «testigo negativo» y sale de Madrid sin avisar a nadie. Sin embargo, después del 11-M Cartagena es localizado en Granada por los agentes de la UCIE y, según él, lo obligan a preparar la operación Nova.

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