«Es muy fácil sacar un cartucho de una mina, pero otra cosa es un robo masivo»

09-05-07






JUICIO POR UNA MASACRE / Las declaraciones

«Es muy fácil sacar un cartucho de una mina, pero otra cosa es un robo masivo»

El presidente de los empresarios de la minería lamenta que se haya criminalizado esta actividad Otro inquilino de Almallah niega reuniones

JOAQUIN MANSO

MADRID.- El presidente de la Confederación Nacional de Empresarios de la Minería y de la Metalurgia (Confedem), José Moya, describió ayer al tribunal la situación de los explosivos en las minas asturianas. «La historia demuestra que no ha habido robos. Ha habido hurtos, ha habido pequeñas sisas. Es muy fácil sacar un cartucho o dos. Cualquiera lo puede hacer. Otra cosa es un robo masivo», explicó. (.../...)


Moya recordó su época de director facultativo de una explotación en Asturias, donde era «habitual», según dijo, utilizar dinamita para la pesca. Lamentó que desde el 11-M se haya transmitido «un ambiente de criminalización global de la actividad minera», y fue muy crítico con las medidas adoptadas por el Gobierno para reforzar la seguridad en el consumo de los explosivos: deja de ser una competencia de la Guardia Civil -que, a su juicio, había sido «muy eficaz»- y pasa a serlo de los empresarios.

Ayer también declaró Samir Suleyman, otro inquilino del piso de Virgen del Coro, que la Policía mantuvo vigilado desde marzo de 2003 hasta después de los atentados, pues sostiene que en la vivienda se celebraban reuniones de hasta 20 personas en las que se exaltaba la yihad, y se adoctrinaba a muyahidin para hacer la guerra santa. Allí vivían los acusados Basel Ghalyoun y Fouad Morabit. El casero era el también procesado Mouhannad Almallah, muy amigo de estos últimos.

Samir, que tuvo arrendada una habitación durante la segunda mitad de 2003 con su hermano Mohamed, que declaró la semana pasada, corroboró el testimonio de éste: «En la casa no se celebraba ningún tipo de reuniones ni nada que llamase la atención».

Lo que ocurría, según relató el testigo, es que en ocasiones acudían Rachid y Mohamed Oulad Akcha, o Rifat Anuar, o incluso Serhane El Tunecino, que esperaban en el piso inferior a que bajasen Ghalyoun y Morabit, y entonces se iban. Los cuatro primeros, presuntos autores de la masacre, se suicidaron en Leganés.

De Serhane dijo que nunca subía a la planta de arriba; de Rifat Anuar, que iba con mucha frecuencia, aunque cree que no tenía llave. La Fiscalía sostiene que Anuar durmió en Virgen del Coro la noche de los atentados. Ghalyoun y Morabit lo reconocieron así al tribunal, pero argumentaron que ninguno de ellos había invitado al suicida a pasar la noche allí: él mismo abrió la puerta, con una llave que conservaba de su época de inquilino.

Asimismo testificó Abdenabi Chedadi, que fue detenido por el juez de instrucción por haber traído de La Meca el agua santa con el que se purificaron los islamistas suicidas en una peluquería de Leganés. Admitió conocer a Safwan Sabagh, El Pollero, y que el 11-M lo visitó en Valencia.



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