La policía italiana cree que 'El Egipcio' no mentía cuando se atribuyó la autoría de la matanza

08-05-07





Juicio por una masacre / Día 33

La policía italiana cree que 'El Egipcio' no mentía cuando se atribuyó la autoría de la matanza

MANUEL MARRACO

Mal día para los islamistas. Los agentes que detuvieron a 'El Egipcio' en Italia sí le consideran el cerebro del 11-M. Además, el testigo que presentó una versión alternativa de los atentados que eximía a casi todos los acusados incurrió en numerosas contradicciones. Hoy declara la cúpula de la Guardia Civil de Asturias.


MADRID.- El Egipcio no es un islamista fanfarrón de cuyas palabras autoinculpatorias haya que dudar. Así lo mantuvo ayer el comisario italiano de la Digos -la unidad especializada en antiterrorismo-, responsable de la investigación en torno a Rabei Osman Sayed, acusado de ser uno de los ideólogos del 11-M. «Para mí Rabei no dice falsedades. Es alguien muy creíble», dijo. (.../...)

El tribunal de la Audiencia Nacional escuchó durante casi toda la jornada -y proseguirá hoy- la reconstrucción policial de lo que El Egipcio hizo en Italia desde finales de marzo y hasta primeros de junio, cuando fue detenido. Esas actividades ya le han valido una condena a 10 años por asociación terrorista.

El acusado no reconoce las conversaciones intervenidas por la policía italiana en las que, supuestamente, se atribuye la autoría de los atentados de Madrid. Aun así, su letrado, Endika Zulueta, intentó ayer restar credibilidad a su contenido.

«¿Le dan credibilidad cuando esta persona dice: 'Yo soy el hilo conductor de Madrid'?», preguntó. Tras un tira y afloja con el presidente de la Sala -«la credibilidad se la tendrá que dar o no el tribunal»-, el letrado obtuvo una respuesta, aunque no favorable. «Sí», afirmó el comisario.

Su postura de ayer coincide con el contenido del informe enviado a las autoridades españolas, uno de cuyos pasajes fue expuesto ayer por el letrado de El Egipcio: «Rabei no se habría manchado nunca con el grave pecado de mentir a un hermano con tal afirmación, atribuyéndose hechos ajenos a él», indica el escrito recogido en la comisión rogatoria.

El letrado insistió en esa vía. «¿Valoraron en sus informes la posibilidad de que lo que estaba diciendo era pura fantasía?». «No», replicó, «porque sobre algunas cosas había posibilidad de verificarlas». Por ejemplo, el hecho de que uno de sus interlocutores, Mourad Chabarou, estuviera a punto de cometer una acción suicida. En su casa encontraron una carta de suicidio y las autoridades belgas le han condenado por terrorismo. El inspector también recordó que la intervención de su ordenador revelaba «que a diario visitaba páginas web islamistas».

«Para mí Rabei no dice falsedades es alguien muy creíble», dijo el comisario. Recordó que El Egipcio ya ha sido condenado por terrorismo, por lo que, en otra de sus preguntas, el abogado recordó a su vez que, por esa razón, en España sólo se juzga si es autor o cooperador en el 11-M, no si es un terrorista.

La condena de la Justicia italiana también fue esgrimida por los policías como prueba de que la exhaustiva vigilancia a la que fue sometido el procesado estaba dentro de la ley de aquel país. «Las intervenciones se hicieron siempre con autorización judicial», señalaron.

Los agentes de la Digos describieron a Rabei Osman como un radical islamista cuyo objetivo fundamental en esas fechas era captar a otro joven musulmán llamado Yahia como mártir de la yihad. Y, a su juicio, lo logró: «Antes de conocer a Rabei, Yahia no se había metido en ese asunto, pero cuando los detuvimos estaba deseando ser un mártir».

Cuando el defensor dudó de que fuera El Egipcio quien se conectaba al ordenador del domicilio investigado, el comisario respondió que en esos momentos Rabei era el único que estaba en casa, y añadió: «Que yo sepa no se bajó fotografías de mujeres desnudas, sino de maletines bomba».

El letrado insistió en la, a su juicio, escasa relación con España que El Egipcio mantuvo en fechas próximas a la masacre. Según dijo, sólo unos intentos de llamar al también acusado Fouad Morabit, sobre el que, además, ni siquiera sabía que había sido detenido y llegó a creer que estaba muerto. También pidió al agente que corroborara que buena parte de sus llamadas eran a su familia o a su novia por motivos personales; que no logró contactar por internet con Fouad, y que sus recursos económicos eran exiguos (le incautaron 1,70 euros en su detención).

Igualmente apeló a la ironía cuando preguntó al policía si habían localizado en el registro de su domicilio «un secador de pelo mortal que tira una especie de aire venenoso», en referencia a una de las armas de la que, supuestamente, el procesado le habló a Yahia.




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