El ex jefe de la Udyco no descarta contactos en la cárcel entre etarras e islamistas radicale
20-10-06
TERRORISMO ISLAMISTA / LA COMISION DEL 11-M
El ex jefe de la Udyco no descarta contactos en la cárcel entre etarras e islamistas radicales
Calleja es el comisario que, con sus investigaciones, propició la detención del confidente Zouhier
MANUEL CERDAN
JUAN MANUEL CALLEJA
TERRORISMO ISLAMISTA / LA COMISION DEL 11-M
El ex jefe de la Udyco no descarta contactos en la cárcel entre etarras e islamistas radicales
Calleja es el comisario que, con sus investigaciones, propició la detención del confidente Zouhier
MANUEL CERDAN
JUAN MANUEL CALLEJA
- Comisario jefe de la Brigada Provincial de Policía Judicial.
- Jefe de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) durante el 11-M.
- Destinado varios años en la Brigada de Información de Bilbao.
- Experto en terrorismo y narcotráifco, con 27 años de servicio.
MADRID.- Las relaciones entre ETA y terroristas islamistas han podido fraguarse en las cárceles en los últimos meses, según manifestó ayer ante la Comisión del 11-M el actual jefe de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid, Juan Manuel Calleja.
(.../...)
El comisario Calleja, que está considerado en la policía como un experto en terrorismo de ETA, ya que estuvo destinado varios años en la Brigada de Información de la Jefatura Superior de Policía de Bilbao, no descartó durante su comparecencia ante los comisionados que se hayan producido contactos en las cárceles entre islamistas y etarras: «Los contactos entre estos dos tipos de organizaciones totalmente contrapuestas, pero ambas terroristas, no los conozco, pero pueden haber empezado a fraguarse en las prisiones donde cumplen pena activistas de un grupo y otro. Puede ser el inicio de alguna relación».
El comisario Calleja, que durante el 11-M ocupaba el cargo de jefe de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado de Madrid (Udyco), respondía a una pregunta del diputado de CiU, Guinart Solá, sobre una información que publicó ayer EL MUNDO. Este diario desveló las investigaciones de la Audiencia Nacional acerca de la compra de explosivos a ETA por parte de un grupo islamista que pretendía volar el edificio de la Audiencia Nacional.
El ex jefe de la Udyco también contestó a otra pregunta del diputado del PNV Emilio Olabarría dirigida en el mismo sentido. El parlamentario vasco quiso que el comisario precisara si disponía de pruebas que ratificara esas eventuales relaciones entre ETA y Al Qaeda.El comisario Calleja le precisó: «No dispongo de datos. Sólo mantengo que las prisiones son un sitio donde pueden empezar determinados contactos. Está claro que las organizaciones terroristas tienen su estrategia, su inteligencia, su mando político, su aparato de finanzas y su aparato militar, pero después hay alguien que aglutina y dirige.... Las organizaciones terroristas, cuando quieren ponerse en contacto, lo hacen y saben hacerlo muy bien».
El ex jefe de la Udyco propició la detención del marroquí Rafá Zouhier, el confidente de la Guardia Civil que intermedió en la compra de los explosivos del 11-M entre Emilio Suárez Trashorras y Jamal Ahmidan, El Chino.
Los agentes de la Udyco iniciaron una investigación contra una red de traficantes de hachís en diciembre de 2003, en la que estaban implicados el marroquí Abdelilah, también conocido por el apodo de El Chino, y sus compatriotas Otman El Gnaout y Lofti, que actuaba de jefe. En el transcurso de esas pesquisas, en los primeros días de marzo, detectaron la presencia de Rafá Zouhier, quien al parecer se había infiltrado en la banda a petición de la Guardia Civil. El 12 de marzo, la policía solicitó al juzgado de Parla la intervención del teléfono móvil de Zouhier, de quien desconocían su condición de confidente. El 15-M, los agentes comenzaron a grabar las conversaciones de Zouhier con otros miembros de la banda, y el 17, descubrieron su relación con Víctor, el alférez de la UCO de la Guardia Civil, que ya compareció en julio pasado ante la Comisión. El 19 de marzo, el confidente fue detenido.
Las grabaciones telefónicas también concluyeron que Jamal Ahmidan, El Chino, mantenía una estrecha relación con la organización de Lofti y que realizaba viajes al norte de España, siempre relacionados con el tráfico de drogas. Según Calleja, en las escuchas telefónicas nunca hablaron de explosivos.
«Debemos concretar algo: ¿de qué 'Chino' hablamos?»
MADRID.- Dos horas y media tardaron ayer los miembros de la Comisión en averiguar de qué Chino se hablaba en las comparecencias, después de que el ex jefe de la Udyco Juan Manuel Calleja se refiriera durante su declaración a una persona con el mismo apodo que el miembro del comando del 11-M Jamal Ahmidan, pero que no tenía nada que ver con los atentados.
Durante ese tiempo, los comisionados estuvieron preguntando a Calleja sobre El Chino islamista que se suicidó en Leganés, mientras que el comisario respondía hablando de otro Chino, llamado Abdelelah, al que se le hizo un seguimiento por tráfico de drogas en la localidad madrileña de Parla.
Fue el diputado de IU Gaspar Llamazares el que puso fin a la confusión cuando preguntó a Calleja: «Hay algo que debemos concretar...¿de qué Chino hablamos?». Gracias a su intervención se pudo comprobar que el comisario llevaba más de dos horas y media citando a una persona que no era Ahmidan, como todos creían.
«Pero, ¿cuántos Chinos hay?», se preguntaban diputados y periodistas durante un receso, algunos de los cuales recordaron, para añadir confusión, que hay más de 1.300 millones en el mundo, según informa Efe.
En la reanudación, la Comisión tuvo que hacer un esfuerzo para no confundir a los dos Chinos y se empezaron a utilizar expresiones como «El Chino del 11-M», «El Chino uno y dos» e incluso «nuestro Chino», para referirse a Jamal Ahmidan.
Sin embargo, Calleja estuvo a punto de liar de nuevo a los comisionados cuando empezó a relacionar a los dos Chinos, diciendo que es posible que «el uno» llamara a un ayudante de «el dos», y asegurando que todos los miembros de la familia del traficante de Parla también son conocidos como Chinos.
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El comisario Calleja, que está considerado en la policía como un experto en terrorismo de ETA, ya que estuvo destinado varios años en la Brigada de Información de la Jefatura Superior de Policía de Bilbao, no descartó durante su comparecencia ante los comisionados que se hayan producido contactos en las cárceles entre islamistas y etarras: «Los contactos entre estos dos tipos de organizaciones totalmente contrapuestas, pero ambas terroristas, no los conozco, pero pueden haber empezado a fraguarse en las prisiones donde cumplen pena activistas de un grupo y otro. Puede ser el inicio de alguna relación».
El comisario Calleja, que durante el 11-M ocupaba el cargo de jefe de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado de Madrid (Udyco), respondía a una pregunta del diputado de CiU, Guinart Solá, sobre una información que publicó ayer EL MUNDO. Este diario desveló las investigaciones de la Audiencia Nacional acerca de la compra de explosivos a ETA por parte de un grupo islamista que pretendía volar el edificio de la Audiencia Nacional.
El ex jefe de la Udyco también contestó a otra pregunta del diputado del PNV Emilio Olabarría dirigida en el mismo sentido. El parlamentario vasco quiso que el comisario precisara si disponía de pruebas que ratificara esas eventuales relaciones entre ETA y Al Qaeda.El comisario Calleja le precisó: «No dispongo de datos. Sólo mantengo que las prisiones son un sitio donde pueden empezar determinados contactos. Está claro que las organizaciones terroristas tienen su estrategia, su inteligencia, su mando político, su aparato de finanzas y su aparato militar, pero después hay alguien que aglutina y dirige.... Las organizaciones terroristas, cuando quieren ponerse en contacto, lo hacen y saben hacerlo muy bien».
El ex jefe de la Udyco propició la detención del marroquí Rafá Zouhier, el confidente de la Guardia Civil que intermedió en la compra de los explosivos del 11-M entre Emilio Suárez Trashorras y Jamal Ahmidan, El Chino.
Los agentes de la Udyco iniciaron una investigación contra una red de traficantes de hachís en diciembre de 2003, en la que estaban implicados el marroquí Abdelilah, también conocido por el apodo de El Chino, y sus compatriotas Otman El Gnaout y Lofti, que actuaba de jefe. En el transcurso de esas pesquisas, en los primeros días de marzo, detectaron la presencia de Rafá Zouhier, quien al parecer se había infiltrado en la banda a petición de la Guardia Civil. El 12 de marzo, la policía solicitó al juzgado de Parla la intervención del teléfono móvil de Zouhier, de quien desconocían su condición de confidente. El 15-M, los agentes comenzaron a grabar las conversaciones de Zouhier con otros miembros de la banda, y el 17, descubrieron su relación con Víctor, el alférez de la UCO de la Guardia Civil, que ya compareció en julio pasado ante la Comisión. El 19 de marzo, el confidente fue detenido.
Las grabaciones telefónicas también concluyeron que Jamal Ahmidan, El Chino, mantenía una estrecha relación con la organización de Lofti y que realizaba viajes al norte de España, siempre relacionados con el tráfico de drogas. Según Calleja, en las escuchas telefónicas nunca hablaron de explosivos.
«Debemos concretar algo: ¿de qué 'Chino' hablamos?»
MADRID.- Dos horas y media tardaron ayer los miembros de la Comisión en averiguar de qué Chino se hablaba en las comparecencias, después de que el ex jefe de la Udyco Juan Manuel Calleja se refiriera durante su declaración a una persona con el mismo apodo que el miembro del comando del 11-M Jamal Ahmidan, pero que no tenía nada que ver con los atentados.
Durante ese tiempo, los comisionados estuvieron preguntando a Calleja sobre El Chino islamista que se suicidó en Leganés, mientras que el comisario respondía hablando de otro Chino, llamado Abdelelah, al que se le hizo un seguimiento por tráfico de drogas en la localidad madrileña de Parla.
Fue el diputado de IU Gaspar Llamazares el que puso fin a la confusión cuando preguntó a Calleja: «Hay algo que debemos concretar...¿de qué Chino hablamos?». Gracias a su intervención se pudo comprobar que el comisario llevaba más de dos horas y media citando a una persona que no era Ahmidan, como todos creían.
«Pero, ¿cuántos Chinos hay?», se preguntaban diputados y periodistas durante un receso, algunos de los cuales recordaron, para añadir confusión, que hay más de 1.300 millones en el mundo, según informa Efe.
En la reanudación, la Comisión tuvo que hacer un esfuerzo para no confundir a los dos Chinos y se empezaron a utilizar expresiones como «El Chino del 11-M», «El Chino uno y dos» e incluso «nuestro Chino», para referirse a Jamal Ahmidan.
Sin embargo, Calleja estuvo a punto de liar de nuevo a los comisionados cuando empezó a relacionar a los dos Chinos, diciendo que es posible que «el uno» llamara a un ayudante de «el dos», y asegurando que todos los miembros de la familia del traficante de Parla también son conocidos como Chinos.
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