Un confidente de los servicios marroquíes avisó a España de que se gestaba un 11-M

18-10-06



11-M LA INVESTIGACION

Un confidente de los servicios marroquíes avisó a España de que se gestaba un 11-M


El imam de una mezquita del sur de Madrid advirtió a la Comisaría General de Información en 2003 de que un grupo planeaba atentados a ambos lados del Estrecho / Para ayudar a combatir la trama, facilitó datos sobre Zougam, los teléfonos de 'El Tunecino' y de 'El Egipcio' y detalles de las medidas de seguridad que éste adoptaba / Los policías españoles siempre creyeron que el imam primero facilitaba la información a los servicios secretos marroquíes y luego se la pasaba a ellos

FERNANDO LAZARO

MADRID.- La policía española ya fue avisada en 2003 de que un grupo de radicales islámicos estaba gestando lo que acabaría siendo el 11-M. Su fuente de información era un imam de una mezquita del sur de Madrid que, al mismo tiempo, trabajaba para los servicios secretos marroquíes. Este hombre era considerado una fuente fiable por los policías españoles, que creían que pasaba sus informes a Marruecos antes de hacérselos llegar a ellos.
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Para ayudar a combatir a los islamistas, el confidente facilitó datos precisos sobre Jamal Zougam, El Tunecino y El Egipcio.De estos dos, incluso dio sus números de teléfono, y detalló las medidas de seguridad que adoptaba el último. Por eso, después del 11-M, tras conocerse la participación de Zougam, los investigadores revisaron sus archivos y sus notas y comprobaron cómo muchos de los implicados eran viejos conocidos suyos.

Este colaborador de la Comisaría General de Información había dicho en sus contactos con los policías que ya no tenía tratos con los servicios secretos marroquíes. Pero lo principal es que sus informaciones siempre fueron consideradas como muy importantes.

Tal es así que sus datos, sus nombres y sus teléfonos, fueron clave a la hora de poner en marcha las operaciones policiales para identificar y detener a los autores de la masacre del 11-M.Fue después de que se desactivara la mochila bomba de Vallecas, cuando las pesquisas se centraron en Jamal Zougam. Muchos de los datos facilitados por este colaborador policial han servido de base para informes que constan en los sumarios que se instruyen en la Audiencia Nacional por terrorismo, en concreto, sobre los atentados de Casablanca y del 11 de Marzo.

El colaborador de los servicios secretos de Rabat y de la policía española es también marroquí y estuvo durante varios años asentado en localidades del sur de Madrid.

Fue a partir de 2002 cuando entró en contacto con la policía y comenzó a aportar indicios y datos muy sensibles sobre la implicación de un gran número de personas, fundamentalmente marroquíes, asentadas en España y que estaban directa o indirectamente relacionadas con el terrorismo internacional.

De hecho, sus informes fueron clave para las investigaciones realizadas por la Policía sobre la implicación de marroquíes de España en los atentados de Casablanca. Y también se convirtieron en piezas importantes con el fin de desentrañar la masacre de Madrid. Incluso, en algunas de sus conversaciones indicó que varios de los sospechosos que la policía investigaba a partir de sus colaboraciones hablaban de perpetrar atentados en Marruecos y en España. Estos datos fueron aportados a la Comisaría General de Información incluso antes de que se perpetraran los ataques suicidas de Casablanca.

Según explicaron fuentes de la investigación, cuando comenzó a colaborar con ellos, este confidente afirmó que tuvo contacto con los servicios policiales de Marruecos. Sin embargo, mandos policiales sostienen que, o bien de forma voluntaria o presionado de alguna manera, este colaborador sigue informando a los espías de Rabat.

Este colaborador policial aportó datos muy valiosos desde 2002 sobre Rabei Osman El Sayed Ahmed, Mohamed El Egipcio, y Sarhane Ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino, entre otros. Son muchos los expedientes que han servido de base para las investigaciones policiales realizadas por la Comisaría General de Información, tras los atentados del 11-M.

Incluso, hay informes en estas diligencias en los que se incluyen referencias aportadas por este confidente durante 2003. Pero, tal y como están redactadas, da la impresión de que la Policía, según consta en las diligencias del 11-M, las obtuvo como consecuencia de indagaciones posteriores a los ataques terroristas.

Se da la circunstancia de que él mismo fue quien se ofreció a finales de 2002 a los servicios de información españoles para cooperar. En un primer encuentro, según explicaron fuentes policiales, ya señaló que había trabajado para los servicios marroquíes.

No obstante, no aclaró con cuál de ellos colaboró, si con los servicios secretos más oficiales o con aquellos que, pese a ser también oficiales, tienen una consideración cuanto menos más oscura: la Direction Général de la Surveillance du Territoire (DGST), dirigida por el general Hamidou Lanigri. Este organismo tiene teóricamente restringido su ámbito de actuación a Marruecos.Sin embargo, sus brazos se extienden fuera de sus fronteras.

Los especialistas policiales en exterior mantienen que este colaborador tiene acceso a «muy buena información». Le definieron como «fuente sensible» cuyo testimonio es «muy importante». Fue él quien puso sobre la mesa el nombre de Mustapha Maymouni como eje aglutinador de un grupo «muy peligroso» que se estaba gestando en Madrid.Se trata del hombre que alquiló por primera vez la casa de Morata de Tajuña donde, más adelante, se prepararon las bombas del 11 de Marzo.

Fruto tanto de la operación que ya estaba en marcha como de los datos aportados por este colaborador policial se llegó a la conclusión de que Maymouni estaba directamente implicado en los atentados de Casablanca. Precisamente, Maymouni fue detenido en Marruecos por su implicación en los ataques suicidas contra un restaurante español, un hotel de cinco estrellas y un centro judío en dicha ciudad marroquí.

Todos los datos obtenidos sobre esta masacre como consecuencia de los contactos con este informador fueron trasladados a los agentes magrebíes. Pero los especialistas sospechan que Marruecos ya los conocía. Sus informes no se quedaban únicamente en Maymouni.Además, puso a los agentes de la Comisaría General de Información sobre la pista de la implicación de El Tunecino y El Egipcio en movimientos radicales islamistas vinculados con la Yihad.

El confidente señaló puntualmente a sus contactos de Información la existencia de un grupo que se estaba formando en Madrid vinculado, primero, con Takfir Wal Hijra y segundo con Al Harakat Al Safia Al Jihadia. Según consta en documentos policiales, sus datos dieron paso a la identificación de todo el conglomerado y a la apertura de «una nueva investigación vinculada con otra, ya puesta en marcha». En ambas, el nombre coincidente era el de Mohamed El Egipcio, según explicaron a este periódico fuentes de la investigación.

Una de las identidades clave aportadas por este confidente era la de Mohamed Larbi Ben Sellan, que formaba parte del entramado que estaba orquestando en España Mustapha Maymonui. Ben Sellan tenía parentesco con Mohamed El Egipcio. Era el nexo de unión entre las operaciones que ya tenía en marcha la Comisaría General de Información. El Egipcio está detenido en Italia por su presunta implicación en la masacre de Madrid y los investigadores sospechan que fue uno de sus inductores.

El otro gran protagonista de las informaciones aportadas por este colaborador era Sarhane Ben Abdelmajid Kaher, Serham El Tunecino. Además de toda su filiación, proporcionó el número de móvil que utilizaba el terrorista. Esto permitió que fuera intervenido judicialmente el teléfono del hasta ahora máximo estratega de los atentados del 11-M. También incluyó en una de sus primeras informaciones la dirección que El Tunecino tenía en Madrid, en la calle Francisco Remiro. Además de su teléfono, su vivienda estuvo vigilada por la Policía tras los datos del informador.

El Tunecino fue uno de los siete autores de la masacre de Madrid que se suicidaron en Leganés. Estaba casado con una hermana de Maymouni. Según consta en uno de los expedientes de la Comisaría General de Información, «Serham es conocido por estos servicios por su relación con Rabei Osman El Sayed Ahmed, Mohamed El Egipcio, usuario del terminal móvil 653...... (actualmente bajo observación por esta unidad)».

El confidente informó a la policía española de que, además de El Tunecino, El Egipcio contaba también con Mohamed Larbi ben Sellam como otra de las personas de su absoluta confianza para realizar contactos en Madrid. El Egipcio aplicaba unas grandes medidas de seguridad con el fin de evitar posibles controles policiales. Tal es así que el número para contactar con él estaba muy restringido. Por este motivo, el hecho de que este colaborador lo obtuviera y lo facilitara a los expertos en la lucha contra el terrorismo internacional fue valorado como muy positivo por los responsables policiales.

Los datos aportados por el confidente coincidían en su mayor parte con los facilitados por otros colaboradores policiales, como es el caso de uno de ellos bautizado en la documentación policial como Juan. Este también habló de El Tunecino y de sus reuniones con otros simpatizantes islamistas radicales. Ambos informadores explicaron a los especialistas en terrorismo islamista cuáles eran las medidas de seguridad que Maymouni había puesto en marcha para evitar vigilancias no deseadas.

Así, trataba de variar los lugares donde se reunían con jóvenes para intentar captarlos. Aparte de las medidas especiales sobre los teléfonos móviles, los responsables de este entramado trataban también de no fijar con demasiado espacio de tiempo sus reuniones con el fin de evitar vigilancias. Decidían a última hora cuándo y dónde se reunían y únicamente conocían estos datos dos personas que eran las que iban contactando con los jóvenes a los que querían reclutar.

Según otros colaboradores, en dichos encuentros también visionaban vídeos con sermones de Abu Kutada -considerado el embajador de Osama bin Laden en Europa- ensalzando la Yihad. Uno de los datos más relevantes de estos encuentros para los especialistas policiales es la defensa que algunos de los que dirigían las reuniones realizaban de la Yihad. Pero, además, éstos consideraban que esta «lucha» se podía llevar a cabo en cualquier país y citaban expresamente Marruecos y España.

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