'Cartagena' declara que informó a la UCIE «mucho antes» del 11-M
28-02-07
JUICIO POR UNA MASACRE / Islamistas en España
'Cartagena' declara que informó a la UCIE «mucho antes» del 11-M
Testifica bajo juramento en el juicio contra la célula embrión de la masacre Afirma que avisó de que 'El Tunecino' buscaba «mártires» para España
JOAQUIN MANSO
JUICIO POR UNA MASACRE / Islamistas en España
'Cartagena' declara que informó a la UCIE «mucho antes» del 11-M
Testifica bajo juramento en el juicio contra la célula embrión de la masacre Afirma que avisó de que 'El Tunecino' buscaba «mártires» para España
JOAQUIN MANSO
MADRID.- Por fin, se escuchó la voz de Abdelkader Farssaoui, el confidente Cartagena. Ayer declaró como testigo protegido en el juicio que se sigue en la sede ordinaria de la Audiencia Nacional contra ocho presuntos integrantes de la célula salafista que, dirigida por Serhane Fakhet, El Tunecino, fue el embrión de la que supuestamente atentó el 11 de marzo de 2004 en Madrid. Cartagena se ratificó, bajo juramento de decir verdad, en las informaciones que ha venido publicando EL MUNDO desde 2005: «Mucho antes del 11-M, yo había avisado a la Policía de que El Tunecino estaba buscando mártires» para actuar en España.
(.../...)
Cartagena, cuyo testimonio también será clave en el juicio por la masacre, relató cómo la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) le presionó para que, aprovechándose de su condición de imam de la mezquita de Villaverde, se infiltrase en un grupo islamista que la Policía consideraba peligroso. Como ya había revelado el pasado mes de abril al diario saudí Asharq Al-Awsat, dijo que le «amenazaron con echarle de España» con el argumento de que, cuando llegó a la Península en una patera, mintió sobre su nacionalidad para obtener asilo político: aseguró que era argelino, cuando en realidad es marroquí.
A preguntas del fiscal Pedro Rubira, Cartagena respondió que comenzó a asistir a las reuniones de la célula, a las que también acudían, entre otros, Mustafá Maimouni y los implicados en el 11-M El Tunecino y Mohamed Afalah. En esos encuentros, cuyo cabecilla, según su relato, era Maimouni, se buscaba averiguar quién estaba dispuesto a hacer la guerra santa. Incluso aseveró que, en una ocasión, informó de que El Tunecino le había confesado que «yo ya sé quién está preparado».
Aunque Cartagena evitó de forma premeditada hacer referencia a las fechas en que se produjeron esas citas, las notas de la UCIE que destapó EL MUNDO en mayo de 2005 demuestran que la primera a la que asistió fue en octubre de 2002. En ese encuentro, según informó a la Policía, se ensalzó la yihad y conoció la actividad de adoctrinamiento de Rabei Osman, El Egipcio, acusado como autor intelectual del 11-M.
Pocos meses después, el 16 de mayo de 2003, tuvo lugar el atentado de Casablanca por el que Maimouni fue detenido al día siguiente.
Cartagena alertó a la Policía de que El Tunecino había sucedido al arrestado al frente del grupo y de que «quería sacar de la cabeza de sus acólitos que la yihad hubiese que hacerla en países en guerra como Afganistán o Chechenia, sino que podía llevarse a cabo en los lugares donde residían: Marruecos, Argelia o España», según declaró ayer.
El confidente también insistió en que no fue hasta octubre de 2004 cuando el juez Garzón le llamó a declarar, en el marco de la operación Nova. «Lo que yo hacía era sólo información policial», manifestó. Fue entonces cuando obtuvo la condición de testigo protegido, pese a que ayer volvió a aclarar, ostensiblemente contrariado, que «es falso que yo solicitase alguna protección».
Preguntado por una de las defensas, Cartagena confirmó, respecto a la manera en que la UCIE elaboraba los informes de las reuniones a las que asistía, que él comunicaba una serie de «titulares» y que luego la Policía le dictaba un texto completo que él se limitaba a copiar y a rubricar. Incluso lanzó la acusación de que había tenido que firmar hojas en blanco, al ser interrogado expresamente sobre ese punto.
En este juicio, el Ministerio Público pide 12 años de cárcel para Faisal Allouch como dirigente de organización terrorista y 10 para el resto de acusados: Abderrazak Azzi, Abdelkrim Ouzzani, Mohamed Ouzzani, Samir ben Abdellah, Khalid Zeimi y Nourredine y Azzedine Bellid.
(.../...)
Cartagena, cuyo testimonio también será clave en el juicio por la masacre, relató cómo la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) le presionó para que, aprovechándose de su condición de imam de la mezquita de Villaverde, se infiltrase en un grupo islamista que la Policía consideraba peligroso. Como ya había revelado el pasado mes de abril al diario saudí Asharq Al-Awsat, dijo que le «amenazaron con echarle de España» con el argumento de que, cuando llegó a la Península en una patera, mintió sobre su nacionalidad para obtener asilo político: aseguró que era argelino, cuando en realidad es marroquí.
A preguntas del fiscal Pedro Rubira, Cartagena respondió que comenzó a asistir a las reuniones de la célula, a las que también acudían, entre otros, Mustafá Maimouni y los implicados en el 11-M El Tunecino y Mohamed Afalah. En esos encuentros, cuyo cabecilla, según su relato, era Maimouni, se buscaba averiguar quién estaba dispuesto a hacer la guerra santa. Incluso aseveró que, en una ocasión, informó de que El Tunecino le había confesado que «yo ya sé quién está preparado».
Aunque Cartagena evitó de forma premeditada hacer referencia a las fechas en que se produjeron esas citas, las notas de la UCIE que destapó EL MUNDO en mayo de 2005 demuestran que la primera a la que asistió fue en octubre de 2002. En ese encuentro, según informó a la Policía, se ensalzó la yihad y conoció la actividad de adoctrinamiento de Rabei Osman, El Egipcio, acusado como autor intelectual del 11-M.
Pocos meses después, el 16 de mayo de 2003, tuvo lugar el atentado de Casablanca por el que Maimouni fue detenido al día siguiente.
Cartagena alertó a la Policía de que El Tunecino había sucedido al arrestado al frente del grupo y de que «quería sacar de la cabeza de sus acólitos que la yihad hubiese que hacerla en países en guerra como Afganistán o Chechenia, sino que podía llevarse a cabo en los lugares donde residían: Marruecos, Argelia o España», según declaró ayer.
El confidente también insistió en que no fue hasta octubre de 2004 cuando el juez Garzón le llamó a declarar, en el marco de la operación Nova. «Lo que yo hacía era sólo información policial», manifestó. Fue entonces cuando obtuvo la condición de testigo protegido, pese a que ayer volvió a aclarar, ostensiblemente contrariado, que «es falso que yo solicitase alguna protección».
Preguntado por una de las defensas, Cartagena confirmó, respecto a la manera en que la UCIE elaboraba los informes de las reuniones a las que asistía, que él comunicaba una serie de «titulares» y que luego la Policía le dictaba un texto completo que él se limitaba a copiar y a rubricar. Incluso lanzó la acusación de que había tenido que firmar hojas en blanco, al ser interrogado expresamente sobre ese punto.
En este juicio, el Ministerio Público pide 12 años de cárcel para Faisal Allouch como dirigente de organización terrorista y 10 para el resto de acusados: Abderrazak Azzi, Abdelkrim Ouzzani, Mohamed Ouzzani, Samir ben Abdellah, Khalid Zeimi y Nourredine y Azzedine Bellid.
Comentarios