Esos malísimos que eran confidentes
01-03-07
ASI LO CUENTAN
Esos malísimos que eran confidentes
VICTOR DE LA SERNA
ASI LO CUENTAN
Esos malísimos que eran confidentes
VICTOR DE LA SERNA
La información de las cadenas de televisión es a menudo circunspecta: parece que aprovechan la menor ocasión para relegar el juicio al tercer o cuarto lugar entre los temas del día. (Con algunas excepciones vistosas, como el entusiasta respaldo de Cuatro, el martes, a las tesis de El País sobre la Goma 2 ECO). Uno no sabe si es por deseo de no remover sentimientos lacerantes, pero qué fría y distante resulta a veces esa cobertura... Sin embargo, la aparición en escena, primero del confidente Rafá Zouhier, y luego del ex minero Emilio Suárez Trashorras, principal acusado como presunto proveedor del arma mortal del 11-M, aporta unas dosis de morbo que las televisiones no desperdician del todo.
(.../...)
Trashorras escogió «el ataque como forma de defensa», explicaba ayer el informativo de mediodía de Telecinco tras una jornada matutina en la que el ex minero «acusó de negligencia y de corrupción a la Policía» por, supuestamente, hacer caso omiso de sus advertencias sobre los islamistas y por ofrecerle dinero y la condición de testigo protegido si acusaba a Jamal Zougam.
Las constantes referencias de personajes como Zouhier o Trashorras a sus relaciones privilegiadas con policías forman parte importante, sin duda, de sus estrategias de defensa, pero acaba causando desasosiego la contemplación, a través de las imágenes en directo o de los resúmenes informativos, de toda esta tropa de delincuentes de baja estofa, enchufados en vena a las Fuerzas de Seguridad del Estado antes y, a veces, después del terrible atentado.
Los confidentes se sitúan así en el proscenio de esta fase del juicio.
En EL MUNDO, bajo el titular de Todos querían tapar a los confidentes, leemos una información de Antonio Rubio que recuerda el día en que este periódico reveló que dos confidentes policiales -Zouhier y Trashorras- estaban directamente involucrados en los atentados: «Aquel mismo día, el 29 de abril de 2004, en EL MUNDO se recibió una llamada de un tal Mario, amigo de Zouhier y colaborador de la Guardia Civil: 'Si siguen hablando de Zouhier tendrán problemas. Están jugando con la vida de una persona y les puede pasar algo'».
En ABC, Germán Yanke fulmina a Zouhier: «Es un sinvergüenza, un chulo con incontinencia verbal, un tipo de ésos que cree que puede engañar a cualquiera parloteando a pesar de que su biografía, de la que habla con desparpajo y caradura, incluye robos con violencia, drogas, puñaladas y otras bajezas».
Para El País, en cambio, lo más llamativo es que «la defensa de ambos consistió ayer en salir del fango hundiendo más al otro».
En La Razón, por su parte, abrían la información sobre la jornada del martes con un vistoso titular: Trashorras: 'El Chino' tenía «amigos» en ETA.
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Trashorras escogió «el ataque como forma de defensa», explicaba ayer el informativo de mediodía de Telecinco tras una jornada matutina en la que el ex minero «acusó de negligencia y de corrupción a la Policía» por, supuestamente, hacer caso omiso de sus advertencias sobre los islamistas y por ofrecerle dinero y la condición de testigo protegido si acusaba a Jamal Zougam.
Las constantes referencias de personajes como Zouhier o Trashorras a sus relaciones privilegiadas con policías forman parte importante, sin duda, de sus estrategias de defensa, pero acaba causando desasosiego la contemplación, a través de las imágenes en directo o de los resúmenes informativos, de toda esta tropa de delincuentes de baja estofa, enchufados en vena a las Fuerzas de Seguridad del Estado antes y, a veces, después del terrible atentado.
Los confidentes se sitúan así en el proscenio de esta fase del juicio.
En EL MUNDO, bajo el titular de Todos querían tapar a los confidentes, leemos una información de Antonio Rubio que recuerda el día en que este periódico reveló que dos confidentes policiales -Zouhier y Trashorras- estaban directamente involucrados en los atentados: «Aquel mismo día, el 29 de abril de 2004, en EL MUNDO se recibió una llamada de un tal Mario, amigo de Zouhier y colaborador de la Guardia Civil: 'Si siguen hablando de Zouhier tendrán problemas. Están jugando con la vida de una persona y les puede pasar algo'».
En ABC, Germán Yanke fulmina a Zouhier: «Es un sinvergüenza, un chulo con incontinencia verbal, un tipo de ésos que cree que puede engañar a cualquiera parloteando a pesar de que su biografía, de la que habla con desparpajo y caradura, incluye robos con violencia, drogas, puñaladas y otras bajezas».
Para El País, en cambio, lo más llamativo es que «la defensa de ambos consistió ayer en salir del fango hundiendo más al otro».
En La Razón, por su parte, abrían la información sobre la jornada del martes con un vistoso titular: Trashorras: 'El Chino' tenía «amigos» en ETA.
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