-comparecencia de Manolon.-«Emilio me dijo que la Goma 2 era para sacar una raíz de un campo»

28-07-04

11-M LA INVESTIGACION / LAS COMPARECENCIAS / MANUEL GARCIA RODRIGUEZ

«Emilio me dijo que la Goma 2 era para sacar una raíz de un campo»


MADRID.- Este es un extracto de las respuestas del inspector jefe de Estupefacientes de Avilés, Manuel García Rodríguez, durante su comparecencia de ayer en la Comisión:
(.../...)

Jaime Ignacio del Burgo (PP).- ¿Desde cuándo está destinado en la Comisaría de Avilés al frente del Grupo de Estupefacientes?

Manuel García Rodríguez.- Desde octubre de 1999.

D.B.- En la nota informativa que usted redactó, y que obra en poder de esta Comisión, se relata cómo en julio de 2001 el Grupo de Estupefacientes de Gijón ordena la detención de Suárez Trashorras por un delito de tráfico de drogas, en la Operación Pipol, siendo ésta la primera vez que le conoce, dice usted. En esta operación se detiene también al futuro cuñado de Suárez, Antonio Toro, y a José Ignacio Fernández Díaz. ¿Es normal que los narcotraficantes asturianos comercien a su vez con dinamita?

G.R.- Que yo sepa no.

D.B.- ¿Para qué querían 16 cartuchos de Goma 2 y los 94 detonadores?

G.R.- No lo sé, porque yo no llegué a participar en los interrogatorios.No obstante, en una conversación posterior -a lo mejor estamos hablando de un año después- creo recordar que él me dijo que lo había utilizado para sacar una raíz de un campo.

D.B.- En nota informativa, usted concluye con la siguiente frase: «El funcionario que suscribe quiere reseñar de forma rotunda que en todo el tiempo que duró la relación con el citado José Emilio todas las conversaciones versaron única y exclusivamente sobre personas relacionadas con el mundo de la droga». ¿Está usted seguro de que no habló nunca, jamás, ni una sola vez, ni siquiera de pasada, con Suárez Trashorras de explosivos?

G.R.- Jamás.

D.B.- ¿Es fácil robar 150 kilos de dinamita sin ser detectada la sustracción?

G.R.- Me imagino que no. No lo sé, es que no tengo ni idea de cómo funciona el sistema en las minas.

D.B.- Entonces, cuando hicieron la Operación Pipol, ¿no le llamó la atención que tuvieran dinamita los detenidos?

G.R.- La atención se la llamó a la gente encargada de la instrucción del caso, porque, cuando entramos en el registro, la dinamita estaba tirada por el suelo, no estaba colocada en ninguna estantería y los detonadores estaban separados en otra caja. Yo era la primera vez que veía la dinamita en mi vida y, por tanto, ese punto no se lo puedo aclarar.

D.B.- Entonces, Suárez Trashorras, en una noche del otoño de 2001, se acerca a usted, se ofrece a colaborar en un servicio -dice textualmente- de aprehensión de uno o dos kilos de cocaína a cambio de la puesta en libertad de su futuro cuñado, Antonio Toro, para que pase las Navidades en su casa. ¿Es así?

G.R.- Es un poco resumido. Lo que pongo ahí es exacto, y añadía que tenía un problema familiar con el abuelo, que se estaba muriendo, y quería que estuviera en casa en Navidad para no darle ese disgusto.

D.B.- ¿Le comentó alguna vez Suárez Trashorras que, en la cárcel de Villabona, Antonio Toro había ofrecido dinamita asturiana a terroristas de ETA y al marroquí Rafá Zouhier, que poco después se convirtió en confidente de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil?

G.R.- No.

D.B.- ¿Le habló a usted alguna vez Suárez Trashorras de que su futuro cuñado, Antonio Toro, había conocido en la cárcel de Villabona a un moro llamado Rafá Zouhier?

G.R.- No, no.

D.B.- Nos ha dicho antes que Suárez Trashorras jamás le informó sobre que estaba traficando con dinamita.

G.R.- Jamás.

D.B.- Sin embargo, ¿usted conoció que lo podía estar haciendo?

G.R.- La noticia que yo tuve fue que lo había estado haciendo con anterioridad a 2001, no durante su relación conmigo.

D.B.- ¿Tuvo conocimiento de que a comienzos de 2003 el abogado Tejeda hubiera denunciado ante la fiscalía de Oviedo que Toro y Suárez Trashorras habían escondido en el monte un cargamento de explosivos con destino a ETA?

G.R.- No.

D.B.- Según su nota informativa, parece que José Emilio hace caso a su advertencia de abandonarlo a su suerte si cometía alguna acción irregular y si seguía montando nuevas broncas. A su futura mujer le habían encontrado trabajo y todo parecía absolutamente normal. Sin embargo, es a finales de 2003 cuando aparecen en el horizonte los moritos, como su confidente les llama, y usted recoge en su nota informativa. ¿Cuándo fue la primera vez que Suárez Trashorras le habló de estos moritos?

G.R.- Ahora mismo no recuerdo, pero en la nota informativa creo que lo pongo.

D.B.- A finales de 2003 usted pudo observar, según relata en la nota informativa, desde su domicilio a José Emilio en compañía de dos individuos que, a través de la distancia, le parecieron árabes, por lo que procedió inmediatamente a llamar al Grupo para que se personase en la zona y viera qué movimientos hacían y qué coche cogían, resultando la gestión infructuosa, ya que no se les pudo detectar. ¿Por qué le entró la curiosidad de conocer la identidad de los acompañantes de su confidente si le había informado que tenía amistad con unos moritos, hasta el punto de que había viajado a Madrid para llevarles un regalo para el hijo de uno de ellos?

G.R.- Porque era la primera vez que los veía en mi ciudad y me interesaba a título informativo saber qué coche traían y cómo se movían, por si en un momento determinado convenía hacerles un seguimiento o un registro del coche.

D.B.- ¿Por qué no llamó entonces a Suárez Trashorras para preguntarle quiénes eran esos moritos y por qué le hizo ese regalo al hijo de uno de ellos? ¿Cuál era el motivo de semejante regalo? ¿No le llamó todo eso la atención?

G.R.- A mí no me llamó para nada la atención.

D.B.- ¿Le comentó Suárez Trashorras en alguna ocasión cómo se había hecho amigo de los moritos?

G.R.- Nunca.

D.B.- Usted manifiesta que en enero de 2004 Suárez Trashorras le comentó que había unos moritos que se dedicaban a subir hachís hacia Pontevedra y allí lo cambiaban por cocaína que transportaban después por el norte de España hacia el País Vasco. Dice usted que este hecho lo comunicó al Grupo de Estupefacientes de Oviedo y dice en su nota que su confidente quedó en darle nuevas noticias, cosa que nunca hizo. Le pregunto: ¿Cuál fue la reacción del Grupo de Estupefacientes de Oviedo ante esta información?

G.R.- La de esperar a que me diese alguna información más sobre el tema.

D.B.- ¿Usted piensa que tiene algún sentido que alguien que está traficando con dinamita con los futuros terroristas le advierta a usted que esos moritos estaban traficando con drogas?

G.R.- Tampoco puedo decir a ciencia cierta si los que estaban con el tema del hachís eran los mismos moritos a los que él se refería como sus amigos.

D.B.- Suárez Trashorras, ante el juez Del Olmo, dice que esos moritos a los que él había denunciado como traficantes de droga son los que le compraron la dinamita.

G.R.- Esa información la tiene usted, yo no.

D.B.- Posteriormente, le ve con los moritos en Avilés, e incluso están en la boda del 14 de febrero de 2004 a la que, según se ha publicado, estaba usted invitado.

G.R.- Esa información es falsa. A mí no me invitó a la boda.


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