Las contradicciones de la UCO

29-07-04

11-M LA INVESTIGACION / LOS CONFIDENTES

Las contradicciones de la UCO

Las explicaciones aportadas por los agentes en la Comisión no coinciden entre sí o se alejan de lo declarado anteriormente

ANTONIO RUBIO

MADRID.- «Yo era uno más. Estaba con ellos durante toda la semana en contacto. Siempre me iba al despacho de ellos y salíamos juntos de copas y de viaje para trabajar». Esta afirmación del confidente Rafá Zouhier contradice totalmente lo manifestado por el oficial Paco, uno de los responsables de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ante la Comisión del 11-M, cuando aclaró que conoció al marroquí el 12 de marzo de 2004.
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Paco, que también fue uno de los guardias civiles que visitó y ofreció varias prebendas a Zouhier en la cárcel de Valdemoro, declaró en la Comisión que la UCO está formada por seis agentes y que todos ellos están en un mismo despacho en las dependencias de la Dirección General de la Guardia Civil, en la calle Guzmán el Bueno de Madrid. Si es así, es imposible que Zouhier entrara y saliera del despacho de la UCO y nunca hubiera coincidido con Paco.

Respecto al momento del «conocimiento» físico de Zouhier por parte de Paco, también hay diferencias notables. El coronel Félix Hernando dijo en su comparecencia que los agentes de la UCO estuvieron toda la noche con el confidente por varias discotecas de Madrid.Paco reconoció que, «físicamente», había conocido a esa persona «el día 12 de marzo sobre las 23,30 horas». Por último, el alférez Víctor indicó: «estuvimos con Zouhier a última hora de la tarde por un espacio de 45 minutos».

En un hecho tan simple y sencillo como el conocimiento de una persona por parte de otra hay cuatro versiones distintas: la del confidente y la de los tres agentes.

A los comparecientes de la Guardia Civil también se les olvidó indicar que el 12-M, cuando se reunieron con Zouhier, le confirmaron a su confidente que su teléfono «estaba limpio». Rafael y Víctor tenían como norma avisar mensualmente a Zouhier si su móvil era objeto de algún seguimiento por parte de algún otro servicio policial.

El alférez Víctor, que fue el agente que junto con Rafael tuvo más relaciones con el confidente, mantuvo ante la Comisión que captaron al marroquí en la cárcel de Villabona porque él los llamó. El marroquí presenta una versión ligeramente diferente: «Para infiltrarme en una banda de ladrones de joyería, participé en el robo de una joyería en Asturias, siendo ingresado en Villabona por orden del Juzgado de Instrucción de Pola de Siero. De ese modo ingresé por primera vez en la prisión. Es decir, que cuando ingresé en la cárcel ya trabajaba como confidente, no siendo cierto que allí entré en contacto con ellos pidiendo ventajas penitenciarias».

Rafá ya adelantó en otros escritos que en esa época su teléfono estaba pinchado por la Guardia Civil y que por ese motivo llamó a un taxi, le facilitó las señas de donde estaban y se presentaron los agentes del Instituto Armado y detuvieron a todos.

Tras ese trabajo, que fue el inicio de la operación Merlín, Zouhier entró en la cárcel y los agentes Rafael y Víctor hablaron con el juez y el fiscal del caso y le pidieron que le dejaran libre porque estaba colaborando con ellos en un tema antiterrorista.Zouhier salió el último, para no levantar sospechas entre sus compañeros de la banda, y lo hizo en un vehículo Nissan de la Guardia Civil. Después vino la celebración: «Nos fuimos a comer en un restaurante de lujo en la carretera».

Se da la circunstancia de que cuando Zouhier subió a Asturias para marcarles a la UCO a Toro y Suárez Trashorras como los vendedores de explosivos, el confidente tuvo un problema de tráfico (no tenía carné de conducir) y fue detenido por la Guardia Civil.El agente Víctor habló con sus compañeros de Cuerpo y volvió a utilizar ante ellos el mismo argumento: «Zouhier colabora con nosotros en temas antiterroristas».

Sin embargo, el coronel Félix Hernando, el capitán Paco y el alférez Víctor han reconocido ante la Comisión que ellos no investigan, ni tratan temas «terroristas». Parece como si el subconsciente le hubiera jugado una mala pasada a los tres agentes, ya que nunca pensaron, como reconoció Paco, que ese explosivo fuera utilizado en los trenes de la muerte.

En la Comisión del 11-M, los tres guardias civiles insistieron una y otra vez en que después de la «exhaustiva y vasta» operación en Asturias pasaron el caso a sus compañeros de Avilés.

Pero Rafá Zouhier estaba convencido de que después de los 300 euros que el agente Víctor le dio para alquilar un vehículo con el que subir a Asturias ya estaba todo el trabajo en marcha: «La Guardia Civil me ha dicho que estaba todo controlado y que ya sabíamos las minas ¿A quien tengo que creer, a la Guardia Civil de elite [como se definían los agentes de la UCO] o a un pringao como Emilio [Suárez Trashorras]?».

Zouhier recuerda que esa no fue la única vez que avisó sobre la Goma-2: «A los cinco meses del primer aviso volví a avisar de que Emilio y Toro estaban ofreciendo explosivos en Madrid y que se los ofrecía a mucha gente de Madrid. Me replicaron que no me preocupase, que ya estaba controlado todo allí arriba».

El control no estaba ni arriba, en Avilés, ni abajo, en Madrid.Antonio Toro, la persona que por primera vez le habló a Zouhier de explosivos, estuvo en Madrid los días 11, 13 y 14 de marzo de 2004. Es decir, el mismo día de los atentados y con posterioridad a ellos.

Precisamente, el 14 de marzo, tres después de los 191 muertos, Antonio Toro se dio un festín e una marisquería de Madrid situada en la Gran Vía. El motivo de la fiesta era un cumpleaños y en ella hubo mujeres, droga y mucho alcohol. Toro estuvo acompañado de su amigo Richard, pero la UCO no se enteró por qué estaba en Madrid el traficante de hachís y explosivos.

Durante el mes de marzo de 2004 y las otras fechas en las que Toro estuvo en Madrid ofreciendo explosivos, entre otros a los marroquíes, el asturiano ya no dependía de la Comandancia de Avilés, porque estaba fuera de su jurisdicción.

Pero lo más sorprendente de los temas tratados por los comparecientes en la Comisión fue que, de repente, se supo qué hacía Zouhier los 15 días anteriores al atentado del 11-M. Tras la detención del confidente por parte de la Guardia Civil y posterior entrega a la policía (19 de marzo), el marroquí recibió la recomendación de sus jefes de que no hablara de esos días y se montó la coartada: «Estuve con mujeres». Paco y Víctor reconocieron antes de ayer que Zouhier estaba trabajando para ellos en un tema de tarjetas y cubanos, pero no aclararon por qué era tan importante esa operación o a dónde podía conducir esas investigaciones que pretendían mantener en secreto.

Zouhier ya aclaró en una unas de sus misivas a EL MUNDO que no era «un confidente ocasional». «Mi relación con la UCO era estrecha y continuada, manteniendo al cabo de cada mes varios encuentros y muchas llamadas de teléfono», dijo.

Por último, el marroquí puntualiza sobre todo lo dicho por Félix Hernando, Paco y Víctor sobre el 12-M: «El día 12 de marzo, que estuve con la UCO, no dije nada porque no sabía nada todavía.Sospeché el 13 o 14, cuando Toro me dijo que su cuñado estaba preocupado porque había vendido explosivos a los moros de Carabanchel y fue allí cuando llamé a la UCO. Pero yo estaba seguro que Emilio no había podido vender los explosivos porque la UCO me dijo que estaba todo controlado».

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