Al nacionalismo por el terror
6-06-06
REFERÉNDUM EN CATALUÑA / DIARIO DE CAMPAÑA
Al nacionalismo por el terror
Por VICTORIA PREGO
REFERÉNDUM EN CATALUÑA / DIARIO DE CAMPAÑA
Al nacionalismo por el terror
Por VICTORIA PREGO
Girona. Le pegaron y después se abalanzaron sobre él y sobre el puñado de personas que le acompañaban. El periodista Arcadi Espada, colaborador de EL MUNDO, se convirtió ayer así en una víctima del terror que los independentistas radicales catalanes están dispuestos a ejercer sobre cualquiera que se atreva a negar los postulados de esa religión violenta que ellos practican. Pero la camada negra de fascistas catalanistas que esperaban a los miembros de Ciutadans de Catalunya a las puertas de la Fundación de la Caixa, en Girona, para atacarles, insultarles y, a la postre, impedir que pudieran exponer sus puntos de vista críticos con el Estatuto, no sólo ejerció el terror, antes y después del acto, sobre los participantes. También lo hizo sobre el público que se había atrevido a acercarse al lugar para escuchar a una minoría de hombres y mujeres que disienten de la doctrina oficial. «¡Hijos de puta, fascistas, fuera de aquí!». «¡Franco, Franco, Franco!».Éste era el clima ayer tarde en Girona, a las puertas del edificio donde los miembros de Ciutadans de Catalunya habían anunciado que se disponían a explicar, modestamente, al público sus puntos de vista sobre el Estatuto catalán. Diez minutos antes de las 19.30 horas, los energúmenos invadieron el diminuto vestíbulo, dispuestos a agredir a quienes se les enfrentaran. Y sucedió.
(.../...)
Los primeros ciutadans que quisieron razonar con ellos recibieron todos los insultos imaginables: «¡No me hables en esa lengua, que no la entiendo!», vociferaban a uno que se dirigía a ellos en castellano. «¡Esa es una lengua impuesta por Franco, por una guerra y, si no sabes Historia, no la manipules y cierra la boca!».No sólo eran amenazas verbales. También hubo amenazas físicas.Yo misma estuve a punto de recibir una bofetada de manos de un hombre mayor, de unos 50 años. No se trata, pues, de unos adolescentes descarriados. El grupo de fascistas estaba capitaneado por cuatro o cinco adultos que organizaban la acción.
De todos modos, esperaban a los intervinientes, que llegaron pasada la hora. Fue el momento en que la violencia se desató, entre empujones, insultos e intentos de forzar la puerta de seguridad que daba entrada a los ascensores. Fue entonces cuando el mismo sujeto que había amenazado físicamente a otras personas, incluida yo misma, se acercó a Arcadi Espada, que intentaba abrirse paso entre los agresores y le pegó por detrás. Le dio, yo estaba entre ambos, un fuerte golpe en la cabeza. Espada se volvió instintivamente y le soltó una patada. No una patada en las espinillas: una patada alta. Pero no le dio. Y el sujeto, aullando palabras de odio, se lanzó contra Espada y contra sus acompañantes. Los Mossos d'Esquadra, mientras tanto, esperaban en la cuarta planta a que llegara la comitiva.
Pero no todo terminó ahí. Una vez finalizada su intervención, a la que asistieron finalmente 40 valientes como si fueran cristianos en las catacumbas, el grupo tuvo que aceptar la humillación de abandonar el local por la puerta de atrás, flanqueado por varios mossos de paisano. Pero la camada negra apareció de inmediato y durante cientos de metros nos siguió en un paseo que infundía pavor. Aullando «¡inmigrantes, iros a España!» y gritos a Terra Lliure, el grupo terrorista responsable de numerosos atentados durante la Transición, acosaron a los presentes, que tuvieron que refugiarse en un portal hasta que un grupo de antidisturbios llegó por fin a protegerles de esta manada de delincuentes políticos que pretende destruir la disidencia a base de terror.
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Los primeros ciutadans que quisieron razonar con ellos recibieron todos los insultos imaginables: «¡No me hables en esa lengua, que no la entiendo!», vociferaban a uno que se dirigía a ellos en castellano. «¡Esa es una lengua impuesta por Franco, por una guerra y, si no sabes Historia, no la manipules y cierra la boca!».No sólo eran amenazas verbales. También hubo amenazas físicas.Yo misma estuve a punto de recibir una bofetada de manos de un hombre mayor, de unos 50 años. No se trata, pues, de unos adolescentes descarriados. El grupo de fascistas estaba capitaneado por cuatro o cinco adultos que organizaban la acción.
De todos modos, esperaban a los intervinientes, que llegaron pasada la hora. Fue el momento en que la violencia se desató, entre empujones, insultos e intentos de forzar la puerta de seguridad que daba entrada a los ascensores. Fue entonces cuando el mismo sujeto que había amenazado físicamente a otras personas, incluida yo misma, se acercó a Arcadi Espada, que intentaba abrirse paso entre los agresores y le pegó por detrás. Le dio, yo estaba entre ambos, un fuerte golpe en la cabeza. Espada se volvió instintivamente y le soltó una patada. No una patada en las espinillas: una patada alta. Pero no le dio. Y el sujeto, aullando palabras de odio, se lanzó contra Espada y contra sus acompañantes. Los Mossos d'Esquadra, mientras tanto, esperaban en la cuarta planta a que llegara la comitiva.
Pero no todo terminó ahí. Una vez finalizada su intervención, a la que asistieron finalmente 40 valientes como si fueran cristianos en las catacumbas, el grupo tuvo que aceptar la humillación de abandonar el local por la puerta de atrás, flanqueado por varios mossos de paisano. Pero la camada negra apareció de inmediato y durante cientos de metros nos siguió en un paseo que infundía pavor. Aullando «¡inmigrantes, iros a España!» y gritos a Terra Lliure, el grupo terrorista responsable de numerosos atentados durante la Transición, acosaron a los presentes, que tuvieron que refugiarse en un portal hasta que un grupo de antidisturbios llegó por fin a protegerles de esta manada de delincuentes políticos que pretende destruir la disidencia a base de terror.
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