Blanco pide disculpas al PP y Zapatero le insta a que «vuelva al diálogo y a la razón»
8-06-06
ALTO EL FUEGO / Ruptura de relaciones
Blanco pide disculpas al PP y Zapatero le insta a que «vuelva al diálogo y a la razón»
García-Escudero dice que para el presidente del Gobierno «Otegi es más importante que el PP, que Rajoy y que las víctimas; ¡hay que tener cuajo!»
MANUEL SANCHEZ
ALTO EL FUEGO / Ruptura de relaciones
Blanco pide disculpas al PP y Zapatero le insta a que «vuelva al diálogo y a la razón»
García-Escudero dice que para el presidente del Gobierno «Otegi es más importante que el PP, que Rajoy y que las víctimas; ¡hay que tener cuajo!»
MANUEL SANCHEZ
MADRID.- El Gobierno y el PSOE siguen en la cruzada de que, al menos públicamente, los ciudadanos visualicen que están haciendo todo tipo de esfuerzos para lograr el consenso con el PP de cara al futuro proceso de paz.
Éste es el objetivo político que se han marcado los socialistas para las dos o tres semanas que faltan antes de que José Luis Rodríguez Zapatero acuda al Congreso para anunciar el inicio de conversaciones con la organización terrorista ETA.
(.../...)
Ayer, con alguna descoordinación con La Moncloa, el presidente del Gobierno y el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, lanzaron mensajes conciliadores.
Blanco, en declaraciones a Antena 3, llegó a pedir «disculpas» al PP «porque, probablemente, le teníamos que haber llamado para comunicarles que el PSE iba a anunciar una futura reunión con Batasuna».
No obstante, en ningún momento hizo la más mínima insinuación de que el PSOE pudiera dar marcha atrás en el encuentro.
Algún error
El dirigente socialista añadió, además, «que es probable que, desde el alto el fuego de ETA, se haya cometido algún error».
Sin embargo, para el número dos del PSOE, todo ello «no puede justificar en modo alguno la actuación de un partido que tiene que tener sentido de Estado», explicó.
Por ello, el dirigente socialista indicó que, como dijo Zapatero en el Congreso, se cuenta ya con la verificación del alto el fuego y un apoyo «inmensamente mayoritario en la Cámara Baja», pero que se hará el esfuerzo para intentar que el acuerdo sea unánime.
A la misma hora en la que Blanco hacía estas declaraciones, en la Cámara Alta el presidente del Gobierno y el portavoz del PP en el Senado, Pío García-Escudero, prolongaban el debate del martes en el Congreso.
El dirigente del PP, siempre sólido y contundente en sus intervenciones, utilizó parecidos argumentos que Mariano Rajoy.
Acusó a Zapatero de «deslealtad», «por estar en contacto con Batasuna mientras proponía y alentaba el Pacto Antiterrorista; por hablar con Batasuna mientras votaba la Ley de Partidos, o por continuar estos contactos cuando el Tribunal Supremo sentenciaba que Batasuna era una organización terrorista».
Para García-Escudero, Zapatero cree que «Otegi es más importante que el PP, que el señor Rajoy y que las víctimas del terrorismo.¡Hay que tener cuajo!», exclamó.
Y el presidente del Gobierno, igual que el martes, recordó el pasado. «Las únicas dos mesas que constan en la historia de reuniones entre un Gobierno democrático y de representantes de Batasuna o de ETA son las de diciembre de 1998 en Burgos con Batasuna; y la de mayo de 1999 con ETA en Suiza. Ésas son las dos únicas mesas que constan, y el Gobierno era del PP y lo presidía José María Aznar», dijo.
Pero, más allá de este reproche político, Zapatero volvió a estar contenido y conciliador.
Por ello, recordó al Partido Popular que «su obligación con la democracia, con España y con la esperanza del fin de la violencia es entenderse con el Gobierno, apoyar al Gobierno y confiar en el Gobierno, que es tanto como confiar en las fuerzas políticas democráticas», afirmó.
En este sentido, Rodríguez Zapatero terminó su intervención instando al Partido Popular «a que vuelva al diálogo, que vuelva a la razón, al consenso y a contribuir, que puede hacerlo y mucho, para ver el fin de la violencia, la paz, la concordia y el País Vasco que todos queremos».
En la réplica, García-Escudero volvió a resucitar el fantasma de los GAL, para contestar las menciones al pasado hechas por Zapatero. «En este tema, no tengo ningún pasado de qué avergonzarme, y no estoy seguro de si ustedes pueden decir lo mismo».
Pero, además, siguió en la misma línea asegurando que el presidente del Gobierno «había tomado el pelo a 40 millones de españoles, al afirmar que primero sería la paz y luego la política», indicó.Para García-Escudero, esto indica que, «el presidente del Gobierno empezó claudicando en el lenguaje y al final se ha entregado en el proceso».
Éste es el objetivo político que se han marcado los socialistas para las dos o tres semanas que faltan antes de que José Luis Rodríguez Zapatero acuda al Congreso para anunciar el inicio de conversaciones con la organización terrorista ETA.
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Ayer, con alguna descoordinación con La Moncloa, el presidente del Gobierno y el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, lanzaron mensajes conciliadores.
Blanco, en declaraciones a Antena 3, llegó a pedir «disculpas» al PP «porque, probablemente, le teníamos que haber llamado para comunicarles que el PSE iba a anunciar una futura reunión con Batasuna».
No obstante, en ningún momento hizo la más mínima insinuación de que el PSOE pudiera dar marcha atrás en el encuentro.
Algún error
El dirigente socialista añadió, además, «que es probable que, desde el alto el fuego de ETA, se haya cometido algún error».
Sin embargo, para el número dos del PSOE, todo ello «no puede justificar en modo alguno la actuación de un partido que tiene que tener sentido de Estado», explicó.
Por ello, el dirigente socialista indicó que, como dijo Zapatero en el Congreso, se cuenta ya con la verificación del alto el fuego y un apoyo «inmensamente mayoritario en la Cámara Baja», pero que se hará el esfuerzo para intentar que el acuerdo sea unánime.
A la misma hora en la que Blanco hacía estas declaraciones, en la Cámara Alta el presidente del Gobierno y el portavoz del PP en el Senado, Pío García-Escudero, prolongaban el debate del martes en el Congreso.
El dirigente del PP, siempre sólido y contundente en sus intervenciones, utilizó parecidos argumentos que Mariano Rajoy.
Acusó a Zapatero de «deslealtad», «por estar en contacto con Batasuna mientras proponía y alentaba el Pacto Antiterrorista; por hablar con Batasuna mientras votaba la Ley de Partidos, o por continuar estos contactos cuando el Tribunal Supremo sentenciaba que Batasuna era una organización terrorista».
Para García-Escudero, Zapatero cree que «Otegi es más importante que el PP, que el señor Rajoy y que las víctimas del terrorismo.¡Hay que tener cuajo!», exclamó.
Y el presidente del Gobierno, igual que el martes, recordó el pasado. «Las únicas dos mesas que constan en la historia de reuniones entre un Gobierno democrático y de representantes de Batasuna o de ETA son las de diciembre de 1998 en Burgos con Batasuna; y la de mayo de 1999 con ETA en Suiza. Ésas son las dos únicas mesas que constan, y el Gobierno era del PP y lo presidía José María Aznar», dijo.
Pero, más allá de este reproche político, Zapatero volvió a estar contenido y conciliador.
Por ello, recordó al Partido Popular que «su obligación con la democracia, con España y con la esperanza del fin de la violencia es entenderse con el Gobierno, apoyar al Gobierno y confiar en el Gobierno, que es tanto como confiar en las fuerzas políticas democráticas», afirmó.
En este sentido, Rodríguez Zapatero terminó su intervención instando al Partido Popular «a que vuelva al diálogo, que vuelva a la razón, al consenso y a contribuir, que puede hacerlo y mucho, para ver el fin de la violencia, la paz, la concordia y el País Vasco que todos queremos».
En la réplica, García-Escudero volvió a resucitar el fantasma de los GAL, para contestar las menciones al pasado hechas por Zapatero. «En este tema, no tengo ningún pasado de qué avergonzarme, y no estoy seguro de si ustedes pueden decir lo mismo».
Pero, además, siguió en la misma línea asegurando que el presidente del Gobierno «había tomado el pelo a 40 millones de españoles, al afirmar que primero sería la paz y luego la política», indicó.Para García-Escudero, esto indica que, «el presidente del Gobierno empezó claudicando en el lenguaje y al final se ha entregado en el proceso».
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