Zapatero mantiene la cita con Batasuna y Rajoy dice que pondrá «todo su empeño en que no se consume»

7-06-06



ALTO EL FUEGO / Todos los grupos rechazan la moción del PP para limitar el diálogo con ETA / El líder de la oposición anuncia la ruptura de relaciones con el Gobierno / El presidente niega pagar «precio político»

Zapatero mantiene la cita con Batasuna y Rajoy dice que pondrá «todo su empeño en que no se consume»


FERNANDO GAREA

MADRID.- «El PP rompe toda relación con el Gobierno del señor Rodríguez Zapatero, le retira el apoyo que venía prestándole y pondrá todo su empeño en que no se consume lo que consideramos un grave atentado contra el orden jurídico, la legalidad democrática, el Estado de Derecho y la seguridad de los españoles».
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Nunca antes en la Historia constitucional española un líder de la oposición había lanzado contra un presidente del Gobierno unas acusaciones tan graves. Nunca se había anunciado una decisión tan trascendente de ruptura sobre un tema de Estado como lo hizo ayer Mariano Rajoy con esa frase en el tenso Pleno del Congreso.

Aunque parezca imposible, casi cada Pleno de esta legislatura supera al precedente en solemnidad, gravedad, tensión y valor del nexo de unión que se rompe irreversiblemente entre los dos lados del Congreso. Ayer no sólo se escenificó la ruptura en el Hemiciclo, sino que la tensión llegó a los invitados y la concejal socialista Gotzone Mora abandonó la tribuna increpando a Zapatero cuando éste habló del «sufrimiento de los socialistas» vascos. «¿En nombre de quién hablas? Yo soy del PSOE», gritó Mora. Un ujier, tras reiteradas advertencias, le hizo ver que debía estar en silencio y ella se fue acompañada de miembros de la Asociación de Víctimas del Terrorismo.

Los diputados del PP les aplaudieron en pie y luego despidieron al presidente del Gobierno con abucheos y gritos referidos a los GAL.

Nunca antes un líder de la oposición había acusado en las Cortes al presidente del Gobierno de ayudar a los terroristas a conseguir sus fines, de «allanarles el camino» por encima de la ley, de «aceptar el chantaje», de «preferir a Batasuna antes que al PP»; y a la Fiscalía, de «hacer de abogados» de ETA.

Y ninguno de los tres presidentes democráticos que han iniciado procesos de diálogo con ETA han tenido al principal partido de la oposición no sólo en contra, sino conjurado para impedir que siga. A día de hoy no queda ninguna puerta abierta, ni ningún puente tendido entre ambos. Rajoy sólo acepta que contacte con ETA para comprobar su disposición a dejar el terrorismo y que sólo se negocie si entrega las armas. Con Batasuna, según dijo, no debe ni sentarse en la misma mesa.

Y José Luis Rodríguez Zapatero habló de «rectificar y aclarar malos entendidos», pero mantuvo sus planes, que incluyen la reunión del PSE con Batasuna, porque, según indicó, «no supone pagar precio político» ni tiene «efectos políticos, ni jurídicos».

Pese a todo, Zapatero no se dio por enterado de la ruptura y respondió mostrando su disposición a olvidar las acusaciones, dando más tiempo para intentar que el PP esté finalmente en el proceso y dejando en manos de Rajoy el momento en el que pedirá el aval del Congreso para hablar con ETA y Batasuna.

«Estoy dispuesto a olvidarlo, porque sé que eso es lo que quiere la inmensa mayoría de los españoles, pero no voy a olvidar cuáles son mis obligaciones y responsabilidades como presidente: salvaguardar la libertad, la seguridad y la vida de los españoles, y para ello es determinante y decisivo ver el final de la violencia», respondió. Por eso, Zapatero aseguró y le pidió a Rajoy que reconsidere la ruptura porque los ciudadanos «no merecen que se rompa nada entre demócratas».

«Convoco a todas las fuerzas políticas a la seriedad, la lealtad, el compromiso, el apoyo, la generosidad y el respeto al principio de que la lucha antiterrorista la dirige el Gobierno y éste se compromete a mantener la dignidad del Estado, a la información, a la transparencia y al diálogo para buscar el consenso», dijo.

Añadió que el alto el fuego de ETA «tiene bases sólidas, pero exige el concurso de todos». Por eso, aseguró que «se dan condiciones para autorizar el inicio de los contactos», pero es su «obligación intentar que el apoyo pueda ser más amplio».

Es decir, que podría haber pedido ayer mismo autorización al Congreso para iniciar el diálogo con ETA, pero renunció expresamente a hacerlo para intentar recabar el apoyo del PP en los próximos días, no dándose por enterado de la ruptura. Ayer ya pudo escuchar cómo todos los grupos le daban apoyo expreso, en intervenciones cargadas de durísimos reproches al PP por parte de todos los portavoces, sin excepción. Reiteró su compromiso de hacerlo este mes, sin más precisión y tomándose «el tiempo necesario».

Rajoy usó declaraciones de dirigentes de Batasuna y ETA para arrojarlas contra el presidente e intentar demostrar que éste ha mentido y ha traspasado las líneas rojas del proceso. Sonó a algo parecido a una segunda vuelta o revancha del cara a cara de la semana pasada en el que ambos eludieron el asunto y Rajoy perdió, según todos los sondeos.

Zapatero le contestó comparando su actuación con la de Aznar en 1998 cuando contactó con ETA. Utilizó documentos oficiales de La Moncloa para asegurar que entonces también se habló de proceso de paz y acusar a Rajoy de «juego hipócrita».

Dijo que en 1998 la tregua vino precedida de 33 muertos en tres años y ahora se cumple ese periodo sin víctimas mortales; entonces, Aznar ordenó 143 traslados de presos y nadie «dijo que el Gobierno pagó un precio político»; permitió el diálogo con ETA sin informar previamente a la oposición más que con un mensaje en el móvil de Rubalcaba; no hubo un solo debate «ni reproches en el inicio ni en el final del proceso», y los enviados del entonces presidente hablaron con Batasuna pese a que su dirección estaba en la cárcel.Zapatero leyó declaraciones de entonces hechas por Aznar reclamando la «responsabilidad intransferible» de intentar la paz, y explicó que «la forma no invalidó el fondo».

El presidente se comprometió a que no haya precio político y dijo que quien diga lo contrario estará «mintiendo». Rajoy ignoró ese compromiso y le respondió asegurando que Aznar no se reunió con ETA «para negociar ni poner en tregua el Estado de Derecho, sino para constatar la disposición de ETA de poner fin al terrorismo».Obviamente, todos los grupos, salvo el PP, rechazaron la moción de los populares que pretendía limitar el diálogo con ETA.

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