Rajoy: «Zapatero ha preferido la indignidad a la voluntad de los españoles»
5-06-06
ALTO EL FUEGO / Al borde de la ruptura
Rajoy: «Zapatero ha preferido la indignidad a la voluntad de los españoles»
El líder 'popular' reprocha al presidente que haya escogido a Batasuna en detrimento del PP
CARMEN REMIREZ DE GANUZA
ALTO EL FUEGO / Al borde de la ruptura
Rajoy: «Zapatero ha preferido la indignidad a la voluntad de los españoles»
El líder 'popular' reprocha al presidente que haya escogido a Batasuna en detrimento del PP
CARMEN REMIREZ DE GANUZA
MARBELLA.- Mariano Rajoy dio ayer una vuelta más de tuerca a la ruptura de hecho entre el Partido Popular y el Gobierno, y dio rienda suelta a su indignación por el anuncio de diálogo con Batasuna.
(.../...)
Ante cientos de alcaldes y concejales reunidos en Marbella en la XII Unión Intermunicipal del PP, el líder popular aparcó su discurso institucional de los dos últimos meses para volver a la más ácida denuncia política y al mitin. «Rodríguez Zapatero», empezó por decir en su estilo más directo, para residenciar en el jefe del Ejecutivo la responsabilidad de la crisis, «ha preferido entenderse con Batasuna que con los millones y millones de españoles honrados y decentes que estaban dispuestos a darle su apoyo.Ha preferido a Batasuna que al Partido Popular».
«Zapatero», dijo a continuación, «ha preferido la indignidad a respetar la voluntad de la mayoría de los españoles». «Y lo peor», aún añadió, «es que con ello ha cometido un descomunal error, porque ceder ante el terrorismo, aceptar su presión y su chantaje, es un error que no sirve para nada».
El presidente del P artido Popular fue taxativo e inclemente.Primero acusó al presidente del Gobierno de haber pagado ya un «precio político» a ETA por aceptar reunirse con Batasuna. Pero, además, le acusó de «saltarse la ley a la torera» y le llamó «irresponsable», «frívolo» y «desleal».
Sin detenerse en ello, calificó de «vergüenza» que con esta triple actitud, el presidente del Gobierno no haya sabido «tratar los temas de Estado» -«sólo se ha ocupado», subrayó en relación con la política territorial, «de inventar naciones y realidades nacionales, y de dividir y enfrentar a las comunidades autónomas»-, lo que, subrayó, «no había ocurrido desde 1978». «La frivolidad con la que actúa el Gobierno de España en asuntos tan serios como la lucha antiterrorista rebasa todos los limites de un Estado normal, democrático, europeo». «Ha sido», añadió en relación con los dos últimos meses, «una etapa de filtraciones, de chascarrillos, de Moraledas, de falta de seriedad».
Rajoy no se mostró arrepentido, sino cargado de razón. Dedicó largos minutos a reivindicar el apoyo prestado a Zapatero tras el alto el fuego del 22 de marzo. Lo justificó en la «responsabilidad» política de su partido y en el respeto al «sentimiento de la mayoría de los españoles» hacia la oportunidad de paz. Aquel día, y luego en la entrevista de La Moncloa, Rajoy dio por válida la promesa de Zapatero de que no había negociado con ETA, acallando, incluso, algunas reticencias en la cúpula de su partido. Ayer, sin embargo, identificó el anuncio de diálogo con la ilegalizada Batasuna con el pago expreso de un precio político. «El Gobierno, después del Debate del estado de la Nación, ha hecho imposible el apoyo», sentenció.
Engaño a todos
Pero lejos de presentar su ruptura con el presidente del Gobierno como la respuesta a un engaño personal de Zapatero al líder de la oposición, gestado al cierre de dicho debate, Rajoy lo explicó como el resultado del engaño a todos los españoles.
«Zapatero», dijo, «ha cedido a la presión y el chantaje de Batasuna, ha engañado a los españoles y ha sido desleal con el conjunto de la opinión pública. Dijo que no había precio político y ya lo hay. Ha reconocido a Batasuna como interlocutor válido».
La ley fue ayer el gran arma de Rajoy contra Zapatero. Además de sus acusaciones de traición a la «verdad» y al Pacto Antiterrorista -que dijo, «ha liquidado»-, el líder de la oposición dijo lisa y llanamente que «el presidente del Gobierno no cumple la ley».
«ETA estaba en las últimas. Batasuna estaba en las últimas. No podía presentarse a las elecciones. El acoso internacional era decidido, claro y sin condiciones», recitaba ayer Rajoy con recobrada dureza. «Le han dado aire a Batasuna, y [ellos] se jactan de ello, se mofan del Gobierno de España, y anuncian que se van a manifestar»...
El rosario de acusaciones caía ayer con un entusiasmo creciente entre un público mayoritariamente nutrido de cargos municipales.En medio del calor político, prendió la brasa y un espontáneo le recordó a Rajoy «los trenes de Cercanías», en referencia al 11-M. El presidente del PP recogió el guante e improvisó: «Queremos que se investigue, pero no confiamos en que lo haga este Gobierno».
El líder popular, que aún baraja la idea de defender el martes en el Congreso la propuesta de resolución sobre ETA, dejó ayer sentado que vuelve a por todas.
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Ante cientos de alcaldes y concejales reunidos en Marbella en la XII Unión Intermunicipal del PP, el líder popular aparcó su discurso institucional de los dos últimos meses para volver a la más ácida denuncia política y al mitin. «Rodríguez Zapatero», empezó por decir en su estilo más directo, para residenciar en el jefe del Ejecutivo la responsabilidad de la crisis, «ha preferido entenderse con Batasuna que con los millones y millones de españoles honrados y decentes que estaban dispuestos a darle su apoyo.Ha preferido a Batasuna que al Partido Popular».
«Zapatero», dijo a continuación, «ha preferido la indignidad a respetar la voluntad de la mayoría de los españoles». «Y lo peor», aún añadió, «es que con ello ha cometido un descomunal error, porque ceder ante el terrorismo, aceptar su presión y su chantaje, es un error que no sirve para nada».
El presidente del P artido Popular fue taxativo e inclemente.Primero acusó al presidente del Gobierno de haber pagado ya un «precio político» a ETA por aceptar reunirse con Batasuna. Pero, además, le acusó de «saltarse la ley a la torera» y le llamó «irresponsable», «frívolo» y «desleal».
Sin detenerse en ello, calificó de «vergüenza» que con esta triple actitud, el presidente del Gobierno no haya sabido «tratar los temas de Estado» -«sólo se ha ocupado», subrayó en relación con la política territorial, «de inventar naciones y realidades nacionales, y de dividir y enfrentar a las comunidades autónomas»-, lo que, subrayó, «no había ocurrido desde 1978». «La frivolidad con la que actúa el Gobierno de España en asuntos tan serios como la lucha antiterrorista rebasa todos los limites de un Estado normal, democrático, europeo». «Ha sido», añadió en relación con los dos últimos meses, «una etapa de filtraciones, de chascarrillos, de Moraledas, de falta de seriedad».
Rajoy no se mostró arrepentido, sino cargado de razón. Dedicó largos minutos a reivindicar el apoyo prestado a Zapatero tras el alto el fuego del 22 de marzo. Lo justificó en la «responsabilidad» política de su partido y en el respeto al «sentimiento de la mayoría de los españoles» hacia la oportunidad de paz. Aquel día, y luego en la entrevista de La Moncloa, Rajoy dio por válida la promesa de Zapatero de que no había negociado con ETA, acallando, incluso, algunas reticencias en la cúpula de su partido. Ayer, sin embargo, identificó el anuncio de diálogo con la ilegalizada Batasuna con el pago expreso de un precio político. «El Gobierno, después del Debate del estado de la Nación, ha hecho imposible el apoyo», sentenció.
Engaño a todos
Pero lejos de presentar su ruptura con el presidente del Gobierno como la respuesta a un engaño personal de Zapatero al líder de la oposición, gestado al cierre de dicho debate, Rajoy lo explicó como el resultado del engaño a todos los españoles.
«Zapatero», dijo, «ha cedido a la presión y el chantaje de Batasuna, ha engañado a los españoles y ha sido desleal con el conjunto de la opinión pública. Dijo que no había precio político y ya lo hay. Ha reconocido a Batasuna como interlocutor válido».
La ley fue ayer el gran arma de Rajoy contra Zapatero. Además de sus acusaciones de traición a la «verdad» y al Pacto Antiterrorista -que dijo, «ha liquidado»-, el líder de la oposición dijo lisa y llanamente que «el presidente del Gobierno no cumple la ley».
«ETA estaba en las últimas. Batasuna estaba en las últimas. No podía presentarse a las elecciones. El acoso internacional era decidido, claro y sin condiciones», recitaba ayer Rajoy con recobrada dureza. «Le han dado aire a Batasuna, y [ellos] se jactan de ello, se mofan del Gobierno de España, y anuncian que se van a manifestar»...
El rosario de acusaciones caía ayer con un entusiasmo creciente entre un público mayoritariamente nutrido de cargos municipales.En medio del calor político, prendió la brasa y un espontáneo le recordó a Rajoy «los trenes de Cercanías», en referencia al 11-M. El presidente del PP recogió el guante e improvisó: «Queremos que se investigue, pero no confiamos en que lo haga este Gobierno».
El líder popular, que aún baraja la idea de defender el martes en el Congreso la propuesta de resolución sobre ETA, dejó ayer sentado que vuelve a por todas.
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