La Guardia Civil refuerza el papel de Carmen Toro en el tráfico de explosivos

17-05-07



JUICIO POR UNA MASACRE / La 'trama asturiana'

La Guardia Civil refuerza el papel de Carmen Toro en el tráfico de explosivos


Hizo «llamadas de control» en un transporte Los peritos consideran que Zouhier y Aglif actuaron como «engranaje» de los dos grupos

MANUEL MARRACO

MADRID.- Al tiempo que la mayor parte de presos musulmanes andaba pendiente de su exitosa huelga de hambre, los procesados de la trama asturiana prestaban mucha más atención a la primera pericial prevista para ayer.


El resultado fue nefasto para algunos, que escucharon cómo los expertos de la Guardia Civil insistían en los datos incriminatorios que pesan contra ellos. Así sucedió con los hermanos Toro, con Emilio Suárez Trashorras y con Javier González Díaz, El Dinamita.
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La primera víctima fue Carmen Toro, de la que ratificaron su papel en la «coordinación» del tráfico de explosivos. Entre «un montón de datos más», porque de su móvil salieron «llamadas de control» a Sergio Alvarez, Amokachi, el mismo día en que el acusado transportó explosivos a Madrid en un autobús de línea.

Los expertos pusieron en duda la versión ofrecida por la acusada, que aseguró que su marido empleaba a menudo su teléfono. Según explicaron, las medidas de seguridad que adoptaba Trashorras con sus llamadas eran tan estrictas que resulta inverosímil que, al mismo tiempo, cometiera «la torpeza» de hacer llamadas comprometedoras desde el móvil de su mujer. El número estaba a nombre de ella y, por tanto, era fácilmente rastreable.

Contradictorio

Además, si fuera cierto que era el ex minero quien llamaba, sería contradictorio con las numerosas declaraciones que constan en la causa que aseguran que por entonces estaba enemistado con Antonio Toro, puesto que las llamadas a Amokachi se compaginaban con otras a Toro.

El experto de la Guardia Civil resaltó otro punto novedoso de un informe de la Policía que reforzaría la implicación de Trashorras con la célula islamista. En concreto, con su supuesto líder espiritual del grupo, Serhane ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino. El Instituto Armado sólo había relacionado a tres suicidas -Kounjaa, Rachid Oulad y El Chino- con la trama asturiana, pero la Policía acabó atribuyendo a Trashorras un teléfono que en febrero de 2004 contactó con El Tunecino, «que hasta entonces no aparecía relacionado con la trama mas delincuencial» de los atentados.

La orografía también estuvo ayer en contra de Trashorras. El informe pericial también afectaba a las circunstancias en las que los tres islamistas que viajaron a Asturias tuvieron que hacerse con los explosivos de Mina Conchita. Mientras se mostraba un vídeo de la zona, los expertos afirmaron que con las fuertes pendientes, la vegetación y el terreno nevado -como se supone que estuvo la noche del robo- resultaba imposible encontrar nada a quien no supiese exactamente dónde iba. Alguien tuvo que guiar a los islamistas.

La pericial también dejó muy tocados a otros dos procesados, el confidente de la propia Guardia Civil Rafá Zouhier y el también marroquí Rachid Aglif, a quienes se atribuye un papel de «intermediarios o valedores». Según explicaron los miembros del Instituto Armado, actuaron como «los dos engranajes que unían dos esferas delincuenciales que no tenían nada que ver una con la otra», en referencia al grupo islamista y al grupo asturiano. «Ambos necesitaban tener confianza mutua porque ninguno podía fiarse de otro», añadieron.

En cuanto a Javier González Díaz, acusado de tráfico de explosivos, un perito de la Guardia Civil resaltó un dato «de gran relevancia» recogido en otro informe de sus colegas de la Policía que resultaba novedoso para ellos. «Es una llamada de Jamal Ahmidan al teléfono de El Dinamita». La importancia proviene de que ellos habían detectado contactos de El Chino con un único acusado de la trama asturiana, Emilio Suárez Trashorras. Ahora, en palabras del perito, El Dinamita se convertía en «la única segunda persona del entorno de Avilés a la que Jamal Ahmidan llama».

También comparecieron ayer los autores de diversos informes sobre grafología solicitados por el juez Juan del Olmo. En su declaración confirmaron que atribuyen sin ninguna duda al suicida Abdenabi Kounjaa la firma en caracteres latinos que consta al final del documento en árabe que contiene una despedida a su familia, y que fue hallada en manos del acusado Saed Harrak.

Otro de los que se sienta en la cabina blindada, Mohamed Bouharrat, escuchó cómo ratificaban que las anotaciones encontradas en Leganés sobre el colegio Brains de Madrid eran suyas. Según los expertos policiales, se trataba de un posible objetivo de la célula terrorista.

Está previsto que la sesión de hoy se inicie con la videoconferencia desde Italia de Yahia, al que, según la Policía, Rabei Osman Sayed, El Egipcio, captó para la yihad. Además, están citados la directora del Instituto Anatómico Forense, Carmen Baladía, y otros forenses que se hicieron cargo del examen e identificación de los restos humanos recogidos entre los escombros de Leganés.


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