«¿Cómo no sentirnos afectados por unos estatutos que no conllevan la solidaridad de los pueblos de España?»

10-07-06



ANTONIO CAÑIZARES

«¿Cómo no sentirnos afectados por unos estatutos que no conllevan la solidaridad de los pueblos de España?»


El cardenal Primado de España, vicepresidente de la Conferencia Episcopal, es conocido en Roma como 'el pequeño Ratzinger', por su amistad con el Papa y por su coincidencia de ideas. Sus defensores le ven como un guardián de la fe mientras que sus detractores le presentan como un inquisidor que representa al sector más conservador del clero.


Una entrevista de ESTHER ESTEBAN

Pregunta.- Según la Conferencia Episcopal, el Papa ha encontrado una España donde la familia ha sufrido un gravísimo deterioro en los dos últimos años. ¿Por qué?

Respuesta.- Porque se han aprobado una serie de leyes contrarias a la familia, que favorecen el divorcio, con una agilización inusitada e incomprensible. Leyes que van en contra de la verdad de la familia, asentada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer. Y otras que son contrarias a la vida, al derecho que los padres tienen a educar a sus hijos conforme a sus convicciones. Y la secularización de la sociedad contribuye al deterioro de la familia, y el laicismo radical que se pretende impulsar desde instancias del poder defendiendo una cultura donde Dios no cuente, es un ataque frontal a la familia.
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P.- Pues lo que hemos visto en Valencia con el Encuentro Mundial de la Familia ha sido impresionante, y eso debe ser un motivo de reflexión para los gobernantes, ¿no?

R.- En este encuentro se ha palpado el deseo de que la familia se constituya en la célula de la sociedad, en el núcleo donde la persona se forma; creo que hay un antes y un después para las familias españolas. Las familias quieren ser fortalecidas, animadas, alentadas, que se les ayude y se les apoye.

P.- El presidente Zapatero, haciendo gala de su laicismo, no ha querido participar en la misa del Papa. ¿Eso es criticable?

R.- Yo no le critico. Ha tenido una postura muy correcta recibiendo al Papa en el aeropuerto y visitándole después, como hizo la señora vicepresidenta. Son gestos de amabilidad y de acogida. Que no esté en la misa, que es donde más expresamente se confiesa lo que es la familia cristiana, la fe, es lógico si no se tiene. La misa merece gran respeto y no hay que rasgarse las vestiduras por su ausencia.

P.- La relación Iglesia-Estado atraviesa un delicado momento...

R.- Bueno, son públicas algunas discrepancias de hondo calado sobre la enseñanza religiosa, que en nuestra opinión debe ser considerada materia fundamental, con las consecuencias que se derivan de tipo pedagógico y para el profesorado. Y hay otro tema, el de la financiación de la Iglesia, en el que no debería haber dificultades porque es una cuestión más técnica que ideológica.

P.- ¿Confía en que el Gobierno dé marcha atrás con la enseñanza de la Religión? No parece fácil...

R.- Si el Gobierno es fiel a la Constitución, a los pactos internacionales sobre Derechos Humanos, al acuerdo con la Santa Sede, a las sentencias del Supremo y el Constitucional y al Estado de Derecho, no sólo es posible una marcha atrás sino que debe hacerlo. Si no lo hace, incumple con su deber.

P.- Admita que la Iglesia es muy combativa contra leyes que impulsa el Gobierno.

R.- La Iglesia no está en contra del Gobierno, está a favor del hombre, de los Derechos Humanos, de la familia, de la vida, de la libertad de conciencia, de la educación conforme a convicciones... La Iglesia defiende al hombre en una sociedad democrática que, si no se asienta en el cumplimiento de derechos, irá a la deriva y caminará hacia un relativismo y un totalitarismo. Ahí sí aparecen fricciones, porque la Iglesia está cumpliendo su misión, en un Estado aconfesional. No pide un confesionalismo, pide que se defienda y se respete al hombre.

P.- ¿La Iglesia Católica es de derechas?

R.- No. No es ni de derechas ni de izquierdas. Es libre, apoyada en la verdad de Jesucristo que nos hace libres, y que se realiza en el amor y la comprensión. No se entromete en campos que no le son propios. Está ayudando a que haya una convivencia y una sociedad democrática y libre.

P.- Pues Llamazares ha pedido una ley que haga desaparecer los privilegios de la Iglesia, para que el Estado sea de verdad aconfesional.

R.- Llamazares dice muchas cosas, y no todas afortunadas. ¿A dónde nos ha conducido un Estado ateo? El comunismo sólo ha conducido a la mentira, la falta de libertad, el totalitarismo y la falta de Derechos Humanos. Si eso es lo que quiere, que lo diga con claridad y entonces le creeremos. Si no, sus palabras son sólo palabras.

P.- Monseñor, ¿la unidad de España es una cuestión de fe, le incumbe a la moral?

R.- No es una cuestión de fe, sino cuestión moral. ¿Se puede hacer una segregación o una secesión, o alguna región puede separarse del resto sin que esto afecte a los demás españoles? ¿No hay aspectos de justicia, de colaboración y de solidaridad que deben ser respetados y reconocidos? ¿No hay unos derechos que no sólo son de esa región, sino del resto de los españoles? Todo eso son cuestiones morales y hay que reconocerlo.

P.- ¿Y decir eso no es entrometerse en temas políticos?

R.- En absoluto. Cuando hablo de la unidad de España no estoy diciendo qué modelo político tiene que haber en nuestro país, porque eso sí es una cuestión política. Lo que sí digo es que esa configuración se haga en justicia y conforme a Derecho, porque si no será inmoral. Cuando se habla de unidad, uno de los temas que están implicados es el de la solidaridad. ¿Cómo no vamos a sentirnos todos afectados por unos estatutos que no conllevan la verdadera solidaridad entre los pueblos de España? Y eso trasciende a si queremos un Estado federal, autonómico o de otro tipo. La solidaridad es una obligación, un deber y un derecho.

P.- ¿Por eso han sido tan críticos con el Estatuto de Cataluña?

R.- Hemos sido críticos porque abre la puerta a la eutanasia, al aborto libre, a la negación de la verdad del matrimonio. ¿Cómo vamos a estar de acuerdo con eso?

P.- Muchos, por decir usted esas cosas, le acusan de hacer política desde los púlpitos y le llaman radical...

R.- Si yo hubiera querido ser político lo hubiera sido y, sin ánimo de ponerme medallas, hubiera hecho un buen papel. Pero me he hecho sacerdote para anunciar a Jesucristo, para servir al Evangelio y a Dios, que es amor y que está por la convivencia, la paz y el entendimiento. Eso es lo que defiendo, aunque a algunos no les guste.

P.- ¿Tan mal está la cosa que usted y monseñor Rouco piden que se rece por la unidad de España?

R- La situación es ciertamente difícil y preocupante. Y no lo dicen Rouco o Cañizares, está ahí. Lo dicen ustedes en los medios de comunicación, se dice en el Parlamento y le preocupa a la gente. Nosotros hemos pedido sencillamente que se ore por España en esta situación, para que las instituciones democráticas mantengan esa unidad.

P.- Blázquez dice que esto no les incumbe, y muchos ven una gran división entre el sector más conservador que representan usted y Rouco y otro más progresista que encarna el presidente de la Conferencia Episcopal.

R.- Eso son solemnes tonterías, películas de vaqueros de buenos y malos. Todos los obispos somos fieles al Evangelio, y eso es lo que nos une. Puede haber determinados aspectos puntuales en los que podamos tener distintos criterios, pero hay una unidad básica; y que no pretendan romperla desde fuera, porque no lo van a conseguir.

P.- ¿Usted ve con optimismo el proceso de paz emprendido por el Gobierno para acabar con ETA?

R.- Todos deseamos que la violencia desaparezca. Yo miro el futuro con la esperanza de la fe y sé que la última palabra no la tiene la violencia ni el odio ni la injusticia sino Dios que es amor, que quiere al hombre y apuesta por él.

P.- ¿Con los terroristas se puede negociar? ¿El Gobierno tiene algún margen que no sean los presos?

R.- Políticamente no cabe una negociación con ETA. Con los terroristas no se puede negociar, lo que deben hacer es disolverse y entregar las armas. El terrorismo es intrínsecamente perverso y no hay nada que pueda justificarlo, ni siquiera una negociación puede ser vir para justificarlo porque, de hacerlo, hoy puede ser ETA, mañana otro grupo terrorista y pasado otro.

P.- ¿Es preciso que ETA y Batasuna pidan perdón a las víctimas?

R.- Por supuesto. El perdón está en la entraña de la fe cristiana. Jesucristo perdonó en la cruz, dijo «perdónales, porque no saben lo que hacen» y siempre estuvo dispuesto a perdonar. Pero el perdón reclama arrepentimiento. ETA debe admitir no sólo que se ha equivocado, sino que ha hecho un gravísimo daño. Ha asesinado a casi 1.000 personas, herido a muchas más, extorsionado y dañado a muchísimas familias. Los terroristas tienen que decir que se disuelven, y desaparecer del todo, porque si no hay arrepentimiento no puede haber perdón.

P.- ¿Cree, como dice la madre de Pagazaurtundua, que la reunión PSE-Batasuna es una traición, que se ha pagado un precio político?

R.- Hay que preguntar a las víctimas, y ellas consideran esa reunión una ofensa. Se sienten ofendidas, y hay que escucharlas. No se puede hacer nada a sus espaldas.

P.- Las víctimas piden justicia, memoria y dignidad. ¿El Gobierno se equivoca si no escucha su voz?

R.- Las víctimas nunca se han tomado la justicia por su mano, nunca ha habido venganza. Pedir justicia, memoria y dignidad no es pedir venganza, es pedir que sus familiares no sean olvidados.

P.- Pues algunos hablan de rendición, una acusación muy grave lanzada contra el Gobierno...

R.- Rendirse es perverso, y por eso a ETA hay que derrotarla. Las víctimas no pueden plantearse la duda de que tantos muertos no han servido de nada si al final los terroristas logran su propósito.

P.- ¿Es preocupante que el mayor problema del Estado se afronte sin el consenso del principal partido de la oposición?

R.- Un partido no es un grupo de políticos, sino que tiene detrás a sus votantes, y el PP tiene 10 millones. Los pasos que se están dando son en contra de la mitad de España, y eso hay que tenerlo en cuenta. El Gobierno debe valorarlo.

P.- Una curiosidad. ¿Admiten que la cadena COPE es un serio dolor de cabeza para Zapatero?

R.- Reconozco que la COPE es una voz de libertad, y donde hay libertad verdadera se está cumpliendo un servicio para la convivencia.

P.- ¿Cuántas presiones ha recibido para que cese fulminantemente a Federico Jiménez Losantos?

R.- Ha habido algunos comentarios, pero hay un presidente de la cadena COPE que es magnífico, y le corresponde a él decidir sobre los profesionales que, en mi opinión, son una voz de libertad.

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