El Papa defiende la familia tradicional pero elude hacer críticas al Gobierno

09-07-06



BENEDICTO XVI EN ESPAÑA / El Pontífice no hizo ni una referencia a los matrimonios homosexuales durante su discurso / Duras críticas del portavoz oficial del Vaticano a Rodríguez Zapatero por no acudir a la misa de hoy

El Papa defiende la familia tradicional pero elude hacer críticas al Gobierno


«No comencemos por las cosas negativas», se limitó a decir al ser preguntado por el matrimonio homosexual - Su encuentro con Zapatero fue «más cordial de lo previsto», según Moncloa


IRENE HDEZ. VELASCO. Enviada especial

VALENCIA.- Nada de agrias reprimendas ni de iracundos rapapolvos. En contra de lo que muchos esperaban, Benedicto XVI pasó ayer absolutamente de puntillas sobre los asuntos más polémicos (léase, sobre todo, legalización de los matrimonios homosexuales en España), evitando premeditadamente herir sensibilidades y hacer sangre de una de las cuestiones que más enfrentamientos ha provocado entre el Vaticano y el Ejecutivo que preside José Luis Rodríguez Zapatero.

El Pontífice mostró su lado más conciliador y menos estridente durante su primera visita a España desde su nombramiento como Papa el año pasado.
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Ni una sola vez, en los tres discursos que ayer pronunció el Pontífice (a su llegada al aeropuerto de Manises, en la oración del Angelus y durante la clausura del V Encuentro Mundial de las Familias) ni en la carta que entregó a los obispos con un mensaje para ellos sacó a relucir la cuestión de los matrimonios entre personas del mismo sexo.

El Papa centró sus alocuciones en hacer una férrea defensa de la familia tradicional, cimentada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer. Criticó también la «rápida secularización» de la que en su opinión están siendo víctimas algunas sociedades cristianas. Arremetió asimismo contra el «hedonismo que banaliza las relaciones humanas y las vacía de su genuino valor y belleza». Pero ni una sola vez, en ninguna de sus intervenciones públicas, cargó contra la legalización de los matrimonios entre personas del mismo sexo ni se lanzó abiertamente a criticar algunas de las legislaciones promovidas por el Ejecutivo de Zapatero.

Unicamente durante el vuelo de Alitalia que ayer transportó al Papa, a su equipo de colaboradores y a 64 periodistas de numerosas nacionalidades desde Roma hasta Valencia el Pontífice se permitió hablar claramente de los matrimonios entre personas del mismo sexo. Pero lo hizo acuciado por las preguntas de los informadores y abordando la cuestión con guantes de seda: «No comencemos con los casos negativos, porque por el contrario se ven muchas familias que se aman y son felices. Nosotros queremos resaltar esa realidad que es la esperanza del futuro», subrayaba el Pontífice desde el vuelo papal. «Es verdad que hay problemas y puntos donde la Iglesia dice 'no', porque la Iglesia no pude aceptar determinadas cosas. Queremos hacer comprender que según la naturaleza del hombre, el hombre y la mujer han sido hechos para dar futuro a la humanidad y, por lo tanto, demos luz a estas cosas positivas, y así se podrá entender por qué la Iglesia no puede aceptar determinadas cosas aunque quiere ayudar a las personas», sentenciaba Benedicto XVI.

Contraste de talantes

El talante moderado y contenido de Ratzinger contrastaba con las palabras de su portavoz, Joaquín Navarro-Valls, quien no dudó en emplear términos muy duros para criticar la ausencia del presidente del Gobierno en la misa que hoy oficiará el Papa en Valencia. «Yo quiero recordar que Fidel Castro fue a la misa de La Habana, que Daniel Ortega acudió a la misa que Juan Pablo II celebró en su viaje a Nicaragua y que el general Jaruzelski también acudió a la misa de Juan Pablo II durante su visita a la Polonia comunista».

Pero, salvo esa excepción, la primera jornada del breve viaje de 26 horas que ayer llevó a Benedicto XVI a Valencia transcurrió en medio de un clima de armonía. Incluso la reunión que el Papa mantuvo con Zapatero estuvo marcada por la distensión. Según fuentes del Gobierno el encuentro de 20 minutos que mantuvieron a solas ambos mandatarios (y al que en los 10 minutos finales se sumó también la vicepresidente del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega) transcurrió de manera «cordial y sin reproches». «Sé que a usted le corresponde coordinar nuestras relaciones, y ahora sé que estamos en buenas manos» se despidió Ratzinger de la vicepresidenta al término de la reunión, en la que se habló de políticas familiares, Europa, inmigración africana y educación. Ahora mismo, el Gobierno y la Conferencia Episcopal mantienen negociaciones sobre la enseñanza de la asignatura de Religión y sobre la financiación de la Iglesia.

Pero, a pesar del tono amable que marcó el encuentro entre el Papa y Zapatero, Benedicto XVI también quiso mostrar su apoyo a la línea adoptada por la Conferencia Episcopal española: «Conozco y aliento el impulso que estáis dando a la acción pastoral, en un tiempo de rápida secularización», se lee en la carta que el Pontífice entregó a los obispos. «Seguid, pues, proclamando sin desánimo que prescindir de Dios, actuar como si no existiera o relegar la fe al ámbito meramente privado, socava la verdad del hombre e hipoteca el futuro de la cultura y de la sociedad», afirmó, en lo que muchos consideran como una velada bendición a las críticas con las que la Iglesia española ha contestado muchas de las actuaciones del Gobierno.

Centenares de miles

El Papa no abandonó su tono moderado ni siquiera durante su intervención en la clausura del V Encuentro Mundial de las Familias ante centenares de miles -quizá un millón, según las fuentes- de peregrinos. El Pontífice destacó la importancia de la familia como una institución intermedia entre el individuo y la sociedad, cimentada «sobre todo, en una profunda relación interpersonal entre el esposo y la esposa». E hizo un llamamiento a los Gobiernos a promover políticas en apoyo de la familia. «Invito a los gobernantes y legisladores a reflexionar sobre el bien evidente que los hogares en paz y en armonía aseguran al hombre», subrayaba Benedicto XVI. «El objeto de las leyes es el bien integral del hombre, la respuesta a sus necesidades y aspiraciones».

LOS MENSAJES DEL PONTIFICE

1 La familia. «Es una institución insustituible». «Las familias son la esperanza del futuro». «La familia fundada en el matrimonio tiene un papel central para la Iglesia y la sociedad».

2 El laicismo. «Prescindir de Dios, actuar como si no existiera o relegar la fe al ámbito meramente privado socava la verdad del hombre e hipoteca el futuro de la cultura y de la sociedad».

3 La vocación. «El amor, entrega y fidelidad de los padres, así como la concordia en la familia, es el ambiente propicio para que se escuche la llamada divina y se acoja el don de la vocación».

4 La Iglesia española. «Tanto ha aportado y está llamada a aportar al testimonio de la fe y a su difusión en muchas otras partes del mundo».

5 La fe. «Dirigir la mirada al Dios vivo, garante de nuestra libertad y de la verdad, es una premisa para llegar a una humanidad nueva».

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