LOS «COMPROMISOS» CON ETA
11-07-06
Editorial
LOS «COMPROMISOS» CON ETA
Editorial
LOS «COMPROMISOS» CON ETA
No debería extrañar a nadie, y menos aún a Zapatero, que la información publicada ayer por Gara haya provocado un enorme revuelo y una gran inquietud en amplios sectores de la sociedad. No en vano, ese diario ha actuado siempre como portavoz oficioso de ETA y en asuntos de esta naturaleza nunca ha sido desmentido. A esto se añade la coincidencia entre parte de lo que revela Gara y los datos adelantados por EL MUNDO: señaladamente, que los contactos entre el Gobierno y ETA se remontan, como mínimo, a junio de 2005, cuando, según informamos, Eguiguren y Josu Ternera se reunieron con la mediación del centro Henri Dunant de Ginebra.
La novedad -y la gravedad- de la información de Gara está en lo que revela acerca de los «compromisos» supuestamente adquiridos por el Gobierno con ETA en febrero de este año. Esos «compromisos» implicarían cesiones tan graves como la desactivación de los resortes del Estado y el reconocimiento del derecho de autodeterminación, y dejarían en evidencia que Zapatero no dijo la verdad a Rajoy cuando le aseguró que «no había asumido ningún compromiso» con ETA. Aquella no fue la única vez que el Gobierno se pronunció tajantemente en este sentido. También lo hicieron la vicepresidenta y otros portavoces del Gobierno y el PSOE. El Gobierno ha negado por boca de sus ministros de Interior y Justicia que estas negociaciones hayan tenido lugar. Su credibilidad, sin embargo, ha quedado tocada, tanto por la existencia de precedentes de datos tajantemente desmentidos y luego confirmados, como por la propia información de Gara según la cual también los «silencios y desmentidos» de Zapatero forman parte de los compromisos adquiridos.
Dicho todo esto, también es cierto que la información de Gara contiene algunas imprecisiones. Por ejemplo, no hace mención al futuro de los presos, que según reveló EL MUNDO, también fue abordado en los contactos secretos, e incluye elementos que no se corresponden con lo que luego ha ocurrido. Es el caso de la presión policial. Según Gara, el Gobierno se comprometió a que «no se efectúen detenciones». Lo cierto es que sí las ha habido, lo cual o bien matiza la idea de un acuerdo cerrado o bien debe ser entendido en el contexto de la propia negociación, como parte del tira y afloja entre ambas partes.
En todo caso, la pregunta clave es por qué ETA filtra esta información ahora y con qué intención. Todo sugiere que la banda pretende apretar aún más las tuercas al Gobierno en lo que el PP ha llamado un «proceso trampa». La información de Gara llega 48 horas después de que Permach advirtiera de que Batasuna no piensa acatar la Ley de Partidos, dejando en evidencia el error y la futilidad de la reunión del PSE con la organización ilegalizada. Zapatero debe entender que ETA nunca se va a dar por satisfecha. Que cada una de sus conquistas frente al Estado de Derecho y el marco de convivencia constitucional se convertirá en un mero peldaño desde el cual acceder a su único objetivo final: la independencia de su imaginada Euskal Herria.
La novedad -y la gravedad- de la información de Gara está en lo que revela acerca de los «compromisos» supuestamente adquiridos por el Gobierno con ETA en febrero de este año. Esos «compromisos» implicarían cesiones tan graves como la desactivación de los resortes del Estado y el reconocimiento del derecho de autodeterminación, y dejarían en evidencia que Zapatero no dijo la verdad a Rajoy cuando le aseguró que «no había asumido ningún compromiso» con ETA. Aquella no fue la única vez que el Gobierno se pronunció tajantemente en este sentido. También lo hicieron la vicepresidenta y otros portavoces del Gobierno y el PSOE. El Gobierno ha negado por boca de sus ministros de Interior y Justicia que estas negociaciones hayan tenido lugar. Su credibilidad, sin embargo, ha quedado tocada, tanto por la existencia de precedentes de datos tajantemente desmentidos y luego confirmados, como por la propia información de Gara según la cual también los «silencios y desmentidos» de Zapatero forman parte de los compromisos adquiridos.
Dicho todo esto, también es cierto que la información de Gara contiene algunas imprecisiones. Por ejemplo, no hace mención al futuro de los presos, que según reveló EL MUNDO, también fue abordado en los contactos secretos, e incluye elementos que no se corresponden con lo que luego ha ocurrido. Es el caso de la presión policial. Según Gara, el Gobierno se comprometió a que «no se efectúen detenciones». Lo cierto es que sí las ha habido, lo cual o bien matiza la idea de un acuerdo cerrado o bien debe ser entendido en el contexto de la propia negociación, como parte del tira y afloja entre ambas partes.
En todo caso, la pregunta clave es por qué ETA filtra esta información ahora y con qué intención. Todo sugiere que la banda pretende apretar aún más las tuercas al Gobierno en lo que el PP ha llamado un «proceso trampa». La información de Gara llega 48 horas después de que Permach advirtiera de que Batasuna no piensa acatar la Ley de Partidos, dejando en evidencia el error y la futilidad de la reunión del PSE con la organización ilegalizada. Zapatero debe entender que ETA nunca se va a dar por satisfecha. Que cada una de sus conquistas frente al Estado de Derecho y el marco de convivencia constitucional se convertirá en un mero peldaño desde el cual acceder a su único objetivo final: la independencia de su imaginada Euskal Herria.
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