DEL OLMO RETRATADO

23-05-06



EDITORIAL

DEL OLMO RETRATADO


Este periódico lleva muchísimo tiempo alertando sobre la manera absolutamente caótica en que el juez Juan del Olmo instruye el 11-M. Pues bien, ya no está solo. La titular del Juzgado Central de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional Teresa Palacios, ha remitido a los servicios de inspección del Consejo General del Poder Judicial un durísimo informe sobre la lamentable liberación de uno de los procesados por colaboración con la masacre, Saed el Harrak. Según Palacios, Del Olmo no le informó de que tendría que sustituirle por una baja médica ni le advirtió de que todavía quedaban pendientes las declaraciones de 29 procesados y varias prórrogas de prisión provisonal. En el caso concreto de El Harrak, la juez no encontró la fecha de la detención en su expediente personal y se vio obligada a bucear en los procelosos fondos de ese inmenso y desorganizado sumario hasta llegar al folio 11.572. Sólo entonces descubrió que el plazo había vencido cuatro días antes y que, por tanto, había que liberarle.

El demoledor relato de la juez corrobora hasta qué punto Del Olmo no da la talla para instruir el sumario más importante de la historia reciente. Y presumiblemente será tomado en cuenta por el CGPJ, que, según adelanta hoy este diario, decidirá el miércoles abrirle un expediente. Sería lo lógico, sobre todo después del precedente del juez Ruiz Polanco, que fue expulsado de la Audiencia Nacional por un escándalo similar.

En todo caso, la liberación de El Harrak es sólo el último episodio de una sucesión de extravíos y desatinos. Después de más de dos años de instrucción, Del Olmo ha sido incapaz de presentar una narración coherente e inteligible de los hechos, un íter delictivo que pueda servir para determinar qué ocurrió de verdad el 11-M y las responsabilidades de cada uno de los procesados. Se enteró por este periódico de las dudas y sospechas que pesan sobre las principales pruebas de cargo -la bolsa hallada en Vallecas, el Skoda Fabia, y la cinta coránica-. Todavía no ha encontrado tiempo para interrogar al confidente Cartagena ni a los policías de Alcalá que vieron que la Kangoo estaba vacía ni tampoco a los que escucharon a Trashorras decir que El Chino conocía a los etarras detenidos en Cuenca. Y en todo momento se ha dejado guiar -y engañar- por la policía. El importante informe de su colega Teresa Palacios viene, por tanto, a reafirmar la conclusión que apuntábamos en estas páginas hace unos días: el 11-M es un caso demasiado grande para un juez tan pequeño.

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