Otegi ingresa en prisión y Batasuna augura una 'espiral de acción-reacción'

09-06-07



VUELTA A LAS ARMAS / El interlocutor del Gobierno en el 'proceso de paz' fue detenido por orden de la Audiencia Nacional cuando iba a dar una rueda de prensa / Sólo el TC puede ahora suspender el cumplimiento de la condena.

Otegi ingresa en prisión y Batasuna augura una 'espiral de acción-reacción'

El portavoz de la formación ilegal fue detenido cuando iba a dar una rueda de prensa tras confirmar el Supremo su condena por enaltecimiento del terrorista 'Argala' Los demás líderes 'abertzales' se concentran ante la cárcel de Martutene para acusar al PSOE de promover «la vuelta a tiempos oscuros»

MARIA PERAL

MADRID.- El portavoz de la ilegalizada Batasuna Arnaldo Otegi, interlocutor de los socialistas vascos y del Gobierno en el frustrado proceso de negociación con ETA, el «hombre de paz» según le llamó Rodríguez Zapatero, ingresó a las 13 horas en la prisión de Martutene (San Sebastián) para empezar a cumplir una pena de 15 meses de prisión que el Tribunal Supremo confirmó ayer por decisión unánime de los cinco magistrados que han examinado el delito de enaltecimiento de ETA cometido por el dirigente abertzale. (.../...)


La Audiencia Nacional ordenó de inmediato la ejecución del fallo y Otegi fue detenido cuando se dirigía a dar una rueda de prensa.

Junto a la pena de prisión, que sólo podría dejar en suspenso el Tribunal Constitucional (en el caso de que admita a trámite una demanda de amparo), Otegi deberá cumplir siete años y tres meses de inhabilitación absoluta, lo que significa que durante ese tiempo no podrá ejercer cargos públicos.

Batasuna calificó de «máxima gravedad» el encarcelamiento de su dirigente y advirtió de que si el PSOE «insiste en seguir alimentando la espiral acción-reacción será su responsabilidad». «El PSOE está ofertando barra libre a la represión y a la vuelta a tiempos oscuros», dijo Pernando Barrena.

El líder de la ilegal Batasuna Arnaldo Otegi se encuentra desde las 13.00 horas de ayer en la prisión donostiarra de Martutene después de que la Audiencia Nacional ordenara proceder a la ejecución de la condena que le impuso en abril de 2006 por ensalzar públicamente al dirigente de ETA José Miguel Beñarán, Argala.

Pocas horas antes, la Sala Penal del Supremo había confirmado la condena dictada por la Audiencia: 15 meses de prisión que Otegi deberá cumplir de acuerdo con el Código Penal de 1995 -esto es, sin redenciones de pena- y siete meses y tres años de inhabilitación absoluta, lo que le impedirá obtener cualquier cargo público durante ese tiempo.

Otegi sólo podrá abandonar anticipadamente la cárcel si Instituciones Penitenciarias, dependiente del Gobierno, le clasifica en tercer grado o si el Tribunal Constitucional (TC) acuerda suspender la condena.

La escasa entidad de la pena privativa de libertad permitiría esa suspensión, que el TC suele acordar para condenas inferiores a cinco años de prisión. Pero para ello la demanda deberá superar el severo filtro de la admisión, lo que Otegi no logró con su último recurso de amparo. En julio de 2006, el Constitucional rechazó tramitar su demanda contra la condena a 12 meses de prisión que le impuso al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) por injuriar al jefe del Estado.

El cumplimiento de esta condena por llamar al Rey «jefe de los torturadores» se encuentra suspendido por decisión del TSJPV y es improbable que este tribunal ordene ahora su ejecución, salvo que Otegi vuelva a delinquir.

En cambio, la ejecución de la pena por enaltecer a Argala, un dirigente de ETA partidario de la lucha armada y de quien Otegi ensalzó «sus adecuados planteamientos a favor de Euskal Herria», ya no podía ser suspendida. La primera condición que el Código Penal establece para que se pueda dejar en suspenso el cumplimiento de un fallo es que el reo haya delinquido por primera vez y, en este caso, Otegi sumaba ya dos condenas firmes.

La Sección Penal Tercera de la Audiencia Nacional, presidida por Alfonso Guevara, también tuvo en cuenta que Arnaldo Otegi tiene otras cuatro causas pendientes (dos de ellas por el mismo delito de enaltecimiento del terrorismo), por lo que desde el primer momento tuvo claro que el dirigente abertzale debía saldar sus cuentas con la Justicia.

Los magistrados de la Audiencia habían tomado la decisión de enviar a Otegi a prisión el jueves, día en que se celebró en el Supremo la vista del recurso de casación contra la condena por el homenaje a Argala.

Era, obviamente, un acuerdo condicionado a que el Alto Tribunal confirmara el fallo condenatorio. Para salvaguardar la eficacia de la eventual decisión del Supremo, la Audiencia ordenó a la Policía Nacional que hiciera un discreto control de los movimientos de Otegi, que estuvo sometido a vigilancia desde la mañana del jueves.

El presidente de la Sala Penal del Supremo, Juan Saavedra, y los cuatro magistrados que han examinado el recurso de Otegi (Julián Sánchez Melgar, Miguel Colmenero, Juan Ramón Berdugo y Siro García, este último ponente) llegaron a un acuerdo unánime para ratificar la condena durante la primera deliberación, celebrada nada más terminar la vista. Pendientes de cerrar algunos flecos y de la concreta redacción de la sentencia, optaron por demorar hasta ayer la comunicación del fallo, que sólo se hizo público después de la detención de Otegi.

A las 11.15 horas, el presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Javier Gómez Bermúdez, recibió la notificación del Supremo desestimando el recurso del portavoz de Batasuna. A esa hora Guevara presidía una vista, que tuvo que interrumpir para dictar la orden de detención e inmediato ingreso en prisión del condenado. La Policía dio cumplimiento a la orden unos minutos antes del mediodía, cuando el dirigente abertzale se dirigía a un hotel de San Sebastián a ofrecer una rueda de prensa.

Fuentes de la Audiencia indicaron que se hizo así para eliminar el riesgo de fuga e impedir posibles alteraciones del orden público que los simpatizantes del condenado hubieran podido protagonizar si la detención se hubiera llevado a cabo con menos rapidez y discreción.

Las mismas fuentes señalaron que la elección de la prisión de Martutene, desde la que Otegi puede seguir manteniendo sus contactos con más facilidad que si hubiera sido trasladado fuera del País Vasco, no se ha debido a la Audiencia Nacional, sino al Ministerio del Interior. Se trata, no obstante, de un destino provisional, que suele ser el más cercano al domicilio del condenado, mientras las autoridades penitenciarias deciden su clasificación y su centro de cumplimiento definitivo.


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