Zapatero cambia de discurso: «Seré implacable ante la amenaza del terror»

10-06-07




COMITÉ FEDERAL DEL PSOE / Vaticina ante su partido que «habrá momentos difíciles» / Da por hecho que los 'populares' mantendrán la estrategia de debatir sobre terrorismo de cara a las generales y advierte que no se callará

Zapatero cambia de discurso: «Seré implacable ante la amenaza del terror»

Aparca las críticas al PP en vísperas de su encuentro con Rajoy: «Los demócratas no deben pagar el precio de la desunión» El PP dice que le apoyará «incondicionalmente si se ponen en marcha estrategias para derrotar a ETA»

F. GAREA / M. SANCHEZ

MADRID.- Estaba en el guión que el Comité Federal del PSOE iba a apoyar ayer sin fisuras la política antiterrorista de Zapatero y, con pequeños matices y algunas críticas a la comunicación del Gobierno, todo ocurrió según lo previsto. La novedad fue que el presidente del Gobierno modificó su discurso de los últimos días y evitó la crítica pública al PP sobre la política contra ETA. A dos días de su reunión con Mariano Rajoy, Zapatero se guardó esta vez su enfado con los populares y eludió atacarlos para favorecer el acuerdo o para que, en todo caso, nadie le pueda culpar a él del fracaso. De hecho, explicó: «Si los demócratas no estamos dispuestos a pagar un precio político por el fin de la violencia, no paguemos tampoco el precio de la desunión entre nosotros. Para lograr el entendimiento con todos no pondré condiciones ni exigiré rectificaciones». (.../...)


Zapatero hizo un discurso de máxima dureza frente al terrorismo, probablemente el más firme que se le recuerda. «Ante la amenaza del terror seré implacable», dijo.

Utilizó otras frases que dan idea de que ha abandonado la política de gestos que mantuvo durante el proceso de paz y el alto el fuego, para que se visualice que ahora se pone a la cabeza de la manifestación contra el terrorismo. «ETA volverá a encontrar lo que siempre ha tenido frente a ella: la determinación de la sociedad española para defender sus valores e instituciones, la acción del Gobierno para combatir el terrorismo con todos los instrumentos del Estado de Derecho, la eficacia y el trabajo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, la acción perseverante de la Justicia, la cooperación internacional, operativa y política, y la solidaridad de los españoles con las víctimas», dijo.

No dudó en utilizar otras expresiones casi bélicas como «lucharemos contra ellos para defender la seguridad de todos, la convivencia de todos y la libertad de todos» o «ETA nunca conseguirá que triunfe la violencia. Nunca se impondrá a los españoles. Nunca se impondrá a la sociedad vasca. Tendrá que doblegarse ante la democracia. No tiene otra salida. No tiene otro final y ganaremos el desafío que nos plantean. Y lo ganaremos todos juntos».

Del fracasado proceso de paz se limitó a asegurar que intentó «lograr el fin de la violencia», porque entendió que «existía una oportunidad; difícil, pero existía».

«Era mi obligación intentarlo. Me impliqué personalmente y a fondo en la búsqueda de la paz», dijo a modo de justificación.

Para explicitar el fracaso volvió a repetir que ETA quería hablar de política y dijo: «Reivindico la política para la paz, pero nunca aceptaré paz por política. La política sólo cabe en paz, sin violencia, sin la amenaza del terror».

A continuación, en casi todas las intervenciones a puerta cerrada hubo referencias al terrorismo, con críticas a la posición que ha mantenido el PP y al uso electoral del tema. Por ejemplo, el catalán Miquel Iceta habló de «posición indigna».

Hubo algunos matices, como los de los representantes del PSE, que pidieron «inteligencia» a la hora de aplicar la firmeza; los del portavoz en el Senado, Joan Lerma, que reclamó que todas las decisiones del Gobierno se expliquen bien para que no parezca que se oculta algo, o los del presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, que pidió que se revise la «batalla de la comunicación», que no ha logrado imponer una agenda propia para quitar del primer plano al terrorismo, lo que beneficia al PP.

Algo más discrepantes fueron José Acosta, quien aseguró que no se puede llegar a las elecciones generales sin acuerdo sobre terrorismo con el PP, y Joaquín Leguina, que, pasando viejas cuentas pendientes, arremetió contra el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido.

En el cierre, también a puerta cerrada y, según la versión recogida por los asistentes, Zapatero fue algo más explícito y advirtió de que es consciente de que «habrá momentos difíciles». Según dijo, esa es su «única preocupación, más que la posible repercusión en la agenda política», porque confía en la «sabiduría de los ciudadanos».

Sabiendo que era a puerta cerrada, incluyó algunas críticas al PP para respirar por la herida y asegurar que «es la primera vez que se le pide constantemente explicaciones a un Gobierno sobre terrorismo y eso no es posible, porque hace falta lealtad y discreción».

Explicó que por eso propuso en su momento el Pacto Antiterrorista y dijo que, aunque es optimista, «es muy duro escuchar el runrún de la derecha sobre la conspiración del 11-M». Añadió además que «la teoría de la conspiración del 11-M es lo más grave que ha pasado desde la Transición».

El líder del PSOE defendió que el terrorismo ha de estar fuera del debate público y electoral, pero añadió: «No tengo miedo al debate porque me siento con una gran superioridad ética y moral. No hay que tener miedo porque nosotros nos comportamos bien y ellos no. Si el PP quiere este debate en las elecciones no me voy a callar».

Es decir, dio por hecho que la polémica sobre ETA estará presente en la vida política hasta las próximas generales y que eclipsará al resto de asuntos.



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