El fiscal retira los cargos de estafa y falsedad contra Lavandera
20-09-06
El fiscal retira los cargos de estafa y falsedad contra Lavandera
El confidente, que era acusado de robar un coche, dice: «No tengo nada pendiente con la Justicia»
PATRICIA DEL GALLO. Corresponsal
El fiscal retira los cargos de estafa y falsedad contra Lavandera
El confidente, que era acusado de robar un coche, dice: «No tengo nada pendiente con la Justicia»
PATRICIA DEL GALLO. Corresponsal
AVILÉS. - El fiscal decidió ayer retirar en el último minuto los cargos por falsificación de documento y apropiación indebida de vehículo que pesaban desde 2001 sobre Francisco Javier Lavandera, el confidente del 11-M, ya que ambos delitos prescribieron hace dos años.
A pesar de ello, Lavandera fue citado ayer a declarar, y fue precisamente al iniciarse la vista en el Palacio de Justicia de Avilés y al ser interrogado por el juez por su inocencia o culpabilidad cuando el fiscal, que en la instrucción había pedido para él un año y nueve meses de prisión, retiró los cargos, con la consiguiente suspensión del juicio.
(.../...)
Antes de entrar en el Juzgado, Lavandera explicó que los hechos de los que se le acusaba se remontaban a 2001, cuando un individuo, que respondía al nombre de José Antonio Neira y que era cliente del Club Horóscopo en el que él trabajaba como guarda de seguridad, le propuso entrar en su empresa, Lecardi Comunicaciones. Con la primera nómina que recibió, como adelanto, se compró un coche, un Renault Clio, valorado en 13.000 euros. Según el fiscal, no pagó una sola letra.
Lavandera sostuvo en todo momento que no lo hizo de mala fe, ni con la intención de estafar, sino que él fue víctima de un engaño. Asegura que pagó 200.000 pesetas para conseguir aquel trabajo y «ni existía esa empresa ni existía nada». La empresa Lecardi ya figura en procesos similares, aseguró, y según el propio acusado «el que me engañó a mí engañó a mucha más gente».
El asunto que llegó ayer al Juzgado de Avilés salió a relucir en el careo que mantuvieron en 2004, y debido a los atentados del 11-M, Suárez Trashorras y Lavandera. En aquella ocasión, el ex minero acusó a éste de realizar negocios sucios con su cuñado, Antonio Toro, y de desarrollar junto con Ignacio Fernández, Nayo, la presunta estafa del coche.
Al final de la vista, el que fuera testigo protegido del 11-M se mostró satisfecho del resultado, aunque lamentó que no se hubiera celebrado el juicio «para poder demostrar mi inocencia». Según el fiscal, la acusación por los dos delitos de los que se incriminaba a Lavandera se abrió en marzo de 2005, cuatro años después que se produjeran. «Al tratarse de delitos menos graves y haber transcurrido más de tres años desde que fueron cometidos, han prescrito», concluyó el letrado, por lo que decidió retirar su escrito de acusación.
Lo que más ha molestado al ex confidente, según sus propias palabras, fue que durante todo este tiempo nadie le informase de que los delitos habían prescrito. «El abogado de oficio que tenía no contestó nunca a mis llamadas ni al fax que le envié».
Satisfecho del resultado, Lavandera recordó: «Ya no tengo nada pendiente con la Justicia». Fue un mensaje para los que «me llaman delincuente», aunque lamentó que «algo buscarán», porque «desde hace tiempo han intentado desprestigiarme más que saber la verdad sobre el 11-M», y se reafirmó en que la verdad es que «ETA está en contacto con todo esto, aunque quizá peligren los planes de paz... no lo sé. Todo esto me viene grande».
Lavandera, que no se considera un confidente tras haber alertado a las Fuerzas de Seguridad sobre la venta de explosivos en Asturias, reiteró que está sufriendo desde hace tiempo una persecución. «Me acosan, ¿o creéis que fue una coincidencia la muerte de mi mujer? Yo me limité siempre a luchar contra el terrorismo y la injusticia», dijo.
A pesar de ello, Lavandera fue citado ayer a declarar, y fue precisamente al iniciarse la vista en el Palacio de Justicia de Avilés y al ser interrogado por el juez por su inocencia o culpabilidad cuando el fiscal, que en la instrucción había pedido para él un año y nueve meses de prisión, retiró los cargos, con la consiguiente suspensión del juicio.
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Antes de entrar en el Juzgado, Lavandera explicó que los hechos de los que se le acusaba se remontaban a 2001, cuando un individuo, que respondía al nombre de José Antonio Neira y que era cliente del Club Horóscopo en el que él trabajaba como guarda de seguridad, le propuso entrar en su empresa, Lecardi Comunicaciones. Con la primera nómina que recibió, como adelanto, se compró un coche, un Renault Clio, valorado en 13.000 euros. Según el fiscal, no pagó una sola letra.
Lavandera sostuvo en todo momento que no lo hizo de mala fe, ni con la intención de estafar, sino que él fue víctima de un engaño. Asegura que pagó 200.000 pesetas para conseguir aquel trabajo y «ni existía esa empresa ni existía nada». La empresa Lecardi ya figura en procesos similares, aseguró, y según el propio acusado «el que me engañó a mí engañó a mucha más gente».
El asunto que llegó ayer al Juzgado de Avilés salió a relucir en el careo que mantuvieron en 2004, y debido a los atentados del 11-M, Suárez Trashorras y Lavandera. En aquella ocasión, el ex minero acusó a éste de realizar negocios sucios con su cuñado, Antonio Toro, y de desarrollar junto con Ignacio Fernández, Nayo, la presunta estafa del coche.
Al final de la vista, el que fuera testigo protegido del 11-M se mostró satisfecho del resultado, aunque lamentó que no se hubiera celebrado el juicio «para poder demostrar mi inocencia». Según el fiscal, la acusación por los dos delitos de los que se incriminaba a Lavandera se abrió en marzo de 2005, cuatro años después que se produjeran. «Al tratarse de delitos menos graves y haber transcurrido más de tres años desde que fueron cometidos, han prescrito», concluyó el letrado, por lo que decidió retirar su escrito de acusación.
Lo que más ha molestado al ex confidente, según sus propias palabras, fue que durante todo este tiempo nadie le informase de que los delitos habían prescrito. «El abogado de oficio que tenía no contestó nunca a mis llamadas ni al fax que le envié».
Satisfecho del resultado, Lavandera recordó: «Ya no tengo nada pendiente con la Justicia». Fue un mensaje para los que «me llaman delincuente», aunque lamentó que «algo buscarán», porque «desde hace tiempo han intentado desprestigiarme más que saber la verdad sobre el 11-M», y se reafirmó en que la verdad es que «ETA está en contacto con todo esto, aunque quizá peligren los planes de paz... no lo sé. Todo esto me viene grande».
Lavandera, que no se considera un confidente tras haber alertado a las Fuerzas de Seguridad sobre la venta de explosivos en Asturias, reiteró que está sufriendo desde hace tiempo una persecución. «Me acosan, ¿o creéis que fue una coincidencia la muerte de mi mujer? Yo me limité siempre a luchar contra el terrorismo y la injusticia», dijo.
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